Cuenta que “a muchas profesiones en condiciones especiales se les computa más años por cada uno trabajados y pueden obtener la jubilación anticipada. Nosotros nos jubilamos a los 60 y 65 años con suerte.
La mayoría tienen que trabajar hasta que se mueren, en consultorios o cuidando enfermos. Hay muchos ejemplos más de lo poco que se valoran a las profesiones relacionadas con la salud”.
“No conozco otra profesión que para poder trabajar tengan que tener seguro de mala praxis y pagar fortunas todos los meses por eso, en forma obligatoria. Los jueces no pagan ganancias, cobran fortunas, se equivocan mucho y nadie les hace juicio de mala praxis”.
“Cuando se cura un paciente, siempre es "gracias a Dios", a la "Providencia", a las Flores de Bach o al "Gauchito Gil", pero cuando se muere es culpa del médico que es un asesino y hay que quemarlo en la hoguera mediática”.
Agrega que “los comunicadores e "influencers de salud" (muchos de ellos no son periodistas recibidos) nos juzgan y nos tratan de asesinos ante un error o una complicación relacionada al procedimiento o al paciente.
No nos podemos equivocar, aunque lo hacemos porque somos humanos y nos hacen sistemáticamente juicios de mala praxis. Pero tenemos que trabajar sin dormir y tener múltiples trabajos y hacer malabares para, en el medio de todo eso, hacer actividades científicas. Ahora, si un comunicador se equivoca en una información, da una información falsa en relación a la salud como estamos viendo a diario o no chequea la fuente... ¿qué consecuencia legal tiene? Lo mismo pasa con el resto de las profesiones”.
Además sostiene que
“si a alguna actividad económica le va mal, inmediatamente pide subsidio al Estado (que somos todos). Si a un profesional de la Salud le va mal, nadie lo ayuda."Lo único que vale es la salud", como si fuera de generación espontánea y no hubieran miles de seres humanos que se desvelan por eso.
No confundamos vocación con estupidez. Está perfecto que las demás profesiones y actividades se hagan valer y me alegro que lo hagan. Siempre he considerado que hay que nivelar para arriba. No atacar a los que más tienen sino trabajar para que todos tengamos mejor calidad de vida. Los profesionales de la salud estamos mal en no valorarnos y dejar que el resto no nos valore. Es nuestra responsabilidad que esto cambie para bien de todos”.
"La situación no es nueva"
Para ampliar y complementar este análisis Diario UNO consultó a varios profesionales de la salud.
Esas consultas generaron, en principio, cierta preocupación si es que debían ser respondidas con nombre y apellido, por eso se optó por solo poner nombres de pila.
Pero, más allá de eso, hubo un acuerdo mayoritario y general sobre lo expresado por Cremaschi pero también se notaron diferencias entre los médicos que trabajan en la “primera línea”, en guardias de hospitales y sanatorios, y los que atienden solo en consultorio y en forma privada.
Sergio es médico, tiene 52 años y 20 de profesión y trabaja en un hospital.
Dice que “la situación que atravesamos no es nueva, solo ocurre que, debido a la pandemia, se han hecho públicas las condiciones laborales deficitarias que atraviesa el sistema de salud”.
Cuenta que “en cuanto a insumos, nos encontramos muy desprotegidos al punto de que, en la mayoría de los casos, cada profesional tuvo que adquirir su propio equipo de protección personal (EPP)”.
Sostuvo que “las condiciones contractuales con el Estado son nefastas, contratos y prestaciones de servicios con montos irrisorios, sin contar que no hay derecho a obra social, aguinaldo, licencias anuales reglamentarias y licencias por enfermedad”.
Agregó que “prometieron llamados a concursos, que incumplieron. Ni hablar de la desprotección a nivel seguridad, sufrimos con frecuencia agresiones y malos tratos en guardias” y afirmó que el panorama “es bastante complejo, necesitamos que se preste atención a estas las necesidades”.
En consultorios
Daniela es médica y trabaja en el ámbito privado. “La verdad que mi experiencia es buena, trabajo en consultorio privado y mi jefe desde el primer momento nos cuido a todo el personal con los elementos requeridos y restringiendo un montón las visitas de pacientes”, cuenta, y detalla que el sistema de atención es “con turnos programados, distanciados, sin acompañantes a menos que se requiriera”.
Sostiene que “el personal de limpieza también está actuando todo el tiempo con los cuidados necesarios” y cuenta que “no hacemos guardias, así que no nos hemos visto perjudicados por volumen de personas”.
Dice que “insumos jamás me faltaron y todo ha sido cubierto a pulmón por los responsables del lugar donde trabajo” y sostiene que “hoy atiendo con casi normalidad, seguimos con turnos programados, cuidando horarios para que la gente no se encuentre con tantas personas”.
Falta de representación
Mariana es médica, trabaja en la salud pública y cuenta que “existe un convenio colectivo de trabajo que no se cumple” y es muy crítica con la representación del sector que han hecho AMPROS y ATE. “Cornejo (Alfredo) cortó los pases a planta en 2015 y AMPROS organizó 2 movilizaciones en 4 años. Una por el 82% móvil, caminaron hasta la Legislatura y todo terminó dándole un petitorio a Laura Montero y todas sonrientes”.
Cuenta que los reclamos terminan siendo sectorizados “y así cualquier reclamo pierde fuerzas”.
Finalmente dice que, en los sanatorios privados “la situación es peor”.