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El veterinario suele derivar a perros y gatos al zoopsiquiatra cuando ve en ellos conductas agresivas o cambios en su comportamiento.
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Se trata de una atención médica requerida por responsables de animales de compañía que ven en sus perros o gatos cambios negativos en sus comportamientos o conductas agresivas que no pueden manejar. Estos problemas surgen habitualmente por una mala comunicación o una relación "tóxica" entre las personas y los animales.
Así lo explican dos de los pocos especialistas que hay en Mendoza y que fueron consultados por Diario UNO.
Desmitifican que todos los perros Pitbull sean "asesinos"
Gabriela Quesada tiene una década de experiencia, se formó en Mendoza y además de atender la salud mental de las mascotas, también es docente universitaria impartiendo los conocimientos de esta especialidad.
"Siempre me interesó la conducta humana, por eso quería estudiar psicología pero también me gustaba veterinaria. Me decidí por veterinaria y cuando estudié este tema de la etología no estaba muy desarrollado", cuenta la veterinaria y zoopsiquiatra que confiesa no da abasto para atender cada vez a más pacientes ya que en Mendoza "no somos muchos los que nos dedicamos a esto y hoy es algo muy solicitado".
Después de haber hecho su tesis en agresión canina y con los años de ejercicio profesional, Quesada desmitifica muchas creencias instaladas en la sociedad como que todos los perros de raza Pitbull son violentos o "asesinos". "Lo genético, o sea las razas no determinan tanto la conducta animal como sí la relación del animal con los tutores", advierte y detalla: "Los responsables de los perros son los que mayormente influyen en su conducta". "Los responsables de los perros son los que mayormente influyen en la conducta de sus animales".
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Los perros de raza Pitbull son considerados peligrosos, sin embargo no hay investigación científica que compruebe su agresividad genética.
Imagen ilustrativa
Entre las acciones que influyen negativamente en la relación de las personas con su mascota nombra la utilización de castigos físicos para enseñarles un comportamiento determinado o alejarlos de su progenitora antes de los 70 días. "Cuando son cachorritos y empiezan a gruñir o a morder o rompen todo, es fundamental hacer una consulta médica", explica la veterinaria.
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Y por ello recomienda hacer consultas preventivas acerca de comportamientos poco habituales en las mascotas que puedan salvar vidas. "Mucho se puede prevenir, hay muchos tratamientos para hacer, claro que depende de la patología de cada animal", sostiene Quesada. Aunque aclara que existen enfermedades como el hipotiroidismo o la hidrocefalia que potencian la conducta agresiva en los caninos.
E insiste en que, con una consulta temprana al veterinario especialista en psicología animal "hay tratamientos que pueden prevenir ataques de perros que muchas veces terminan siendo mortales".
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La médica veterinaria Gabriela Quesada se dedica hace más de 10 años a la zoopsiquiatría y es docente universitaria de esta especialidad.
Foto: Cristian Lozano /Diario UNO
Como dato científico, Gabriela Quesada informa que el único perro que tiene una incidencia genética en su conducta agresiva es el Cocker que "se distingue por el manto o el pelo de un color dorado especial cuyo gen se relaciona con su agresividad", afirma y completa que en el caso de los Pitbull -mayormente protagonistas de ataques asesinos- "no está aún demostrado científicamente, no hay una correlación marcada entre la raza y la conducta violenta, el tamaño sí marca el nivel de daño que pueden causar pero es porque son grandes y pesados, no porque sean agresivos por naturaleza".
Siguiendo esa línea de investigación científica en los genes de los animales, la veterinaria instruye que se trata de "genes ligados, y por ejemplo los gatos que tienen el pelo blanco y los ojos azules suelen ser sordos".
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Los gatos asisten en menor medida que los perros a una consulta zoopsiquiátrica.
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Uno de los objetivos de esta especialidad de la medicina veterinaria es que dejen de normalizarse conductas de perros y gatos que no son normales.
"El tema de las razas es un mito", reafirma María Noelia Guevara, también zoopsiquiatra. Y describe: "Se dice que algunas razas muerden y otras no, la realidad es que todos los perros muerden porque es su forma de comunicarse y poner límites; cuando eso se sale de control es cuando se produce la agresión que puede llevar a la muerte si se trata de un perro con una mandíbula grande y potente".
Para ella, tomar en gracia los cachorros o perros de pequeñas dimensiones que muerden "no está bueno porque ese animal está expresándose, está mostrando incomodidad o disconformidad por algo".
La agresión animal surge en casa
María Noelia Guevara habla de la distinción entre los animales de hogar y los animales silvestres. "Los problemas de comportamiento surgen en la mayoría de las veces por una mala comunicación entre las personas y los animales, los animales salvajes o silvestres no presentan anomalías en sus comportamientos; esto viene de la convivencia de las personas con sus mascotas", argumenta.
Y brinda ejemplos: "De allí que surjan problemas de hiperapego, cuando el animal no puede vivir sin sus dueños, se siente muy triste y empieza a generar síntomas como las acciones destructivas al romper objetos; hay patologías que tienen su analogía con la psiquiatría humana que se da a nivel fisiológico y neurológico como el perro que se persigue la cola constantemente, es un trastorno obsesivo compulsivo; o trastornos como la fobia o miedos excesivos a algún ruido, objeto o persona".
Una vez diagnosticado el caso, lo primero que los especialistas veterinarios tratan es la agresividad. "Que puede ser normal o patológica, y ahí es cuando producen irrupciones en sus neurotransmisores y por eso necesitan medicación", detalla Guevara.
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María Noelia Guevara es médica veterinaria, especialista en etología o zoopsiquiatría. Se dedica a los primeros años de vida de gatos y perros.
Gentileza María Noelia Guevara
Por otro lado, la zoopsiquiatra remarca que las patologías "se dan también en animales en encierro, en zoológicos o granjas, animales que viven en espacios que no corresponden a su especie y entonces no pueden desarrollar su comportamiento natural de forma permanente". Y agrega que "existen distintos tipos de comportamientos, como los caballos que están en el hipódromo o caballos de salto".
En cuanto a su experiencia, María Noelia Guevara sostiene que todavía hay una resistencia de los tutores a hacer consultas etológicas. "Los propietarios de las mascotas muchas veces se resisten, toman el tema como si fuera una burla, y lo usan como último recurso", explica quien hizo la especialidad en el 2012 en la Universidad Maza.
La pandemia disparó las consultas a los zoopsiquiatras
El encierro en pandemia por coronavirus no sólo dejó secuelas en las personas sino también en sus animales, de acuerdo a lo que observan los médicos veterinarios.
Más aún, la zoopsiquiatra Gabriela Quesada asegura que en los perros la pandemia de Covid-19 del 2020 disparó específicamente dos cuadros conductuales: la ansiedad por separación (caninos que no pueden quedarse solos, sin sus tutores) y los perros disocializados (la falta de socialización les despertó conductas sumamente agresivas con otros animales o personas extrañas).
"Estos dos cuadros están muy potenciados en todo el país, y es preocupante, sobre todo los perros disocializados que ha habido muchos casos de que agreden a niños", explicita la médica veterinaria.
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Humanizar a los animales no es indicado por los especialistas, ya que provoca confusión o trastornos en su desarrollo conductual.
Foto: Cristian Lozano /Diario UNO
En la vuelta a la vida normal, los tutores de estos perros se han visto complicados debido a estos cambios de conducta que en todos los casos son tratables. "La mayoría son para hacer un tratamiento, entendiendo que es una enfermedad como cuando se enferman del corazón o del hígado", aporta Quesada, y remarca que pueden curarse o minimizarse los problemas que puedan generar.
El paso a paso de la visita al zoopsiquiatra
De características similares a la consulta humana con el psicólogo o psiquiatra, la visita al veterinario especialista en zoopsiquiatría inicia con una entrevista al tutor o tutora del animal donde se toman en cuenta todos los signos que van apareciendo en el relato de las personas acerca de la convivencia con su mascota.
"De esta manera, y luego también de revisar al perro o al gato y, dependiendo el caso, hacerle análisis clínicos de rutina, vamos acercándonos al diagnóstico", apunta Gabriela Quesada. Y completa: "Una vez diagnosticado el caso, comenzamos con el tratamiento que tiene dos partes: técnicas de modificación conductual, que sería la terapia, y la otra es con fármacos".
Los medicamentos que se utilizan, generalmente, son de uso humano porque no hay un avanzado desarrollo psicofármaco para la salud mental de los animales. Los medicamentos que se utilizan, generalmente, son de uso humano porque no hay un avanzado desarrollo psicofármaco para la salud mental de los animales.
La especialista destaca que deben combinarse las dos partes del tratamiento para llegar a buen puerto, ya que "una sola no funciona". Se hacen los chequeos de rutina para evaluar los avances, puede incluirse un adiestrador de ser necesario y -anticipa Quesada- "generalmente los tratamientos no son de corto plazo, se estiran en el tiempo".
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Los perros son los que más atienden los zoopsiquiatras mendocinos. Es porque los gatos no generan daños irreversibles en la vida humana.
Foto: Cristian Lozano /Diario UNO
En la misma sintonía declara María Noelia Guevara que "se trata de aprender nuevos comportamientos que ayuden a disminuir la agresividad o bajar la ansiedad en el animal, y cuando la terapia se complementa con medicación el tiempo se acorta en muchas de las patologías; como hay gente que se resiste a medicar a su mascota, el tratamiento sólo conductual se hace más largo".
Si bien esta especialidad médica en la Veterinaria no tiene muchos adeptos en Mendoza, las expertas entrevistadas coinciden en que hay más consultas porque hay una mayor interés en la sociedad acerca de la salud mental de sus animales.
"No sé si hay mayor conciencia en la comunidad sobre el cuidado de la salud mental de su perro o gato, sí hay mayores problemas de comportamiento que son una de las causas que llevan al propietario a hacer la consulta", considera Guevara , quien se dedica a la atención de cachorros. Y destaca que "no está bueno humanizarlos porque no son humanos y eso puede confundir al animal en la convivencia".
En este aspecto, es habitual por ejemplo ver a perros en las faldas de sus tutores en eventos sociales, como ocurrió en una de las noches de Vendimia donde en el sector Malbec una señora disfrutó de la fiesta junto a su mascota que no paró de ladrar durante el espectáculo.
Lo que suele ocurrir durante el tratamiento es que "la gente se cansa, puede tomar años la terapia tanto para el animal como para su tutor", reconoce Gabriela Quesada. Y admite que "como el problema no es de vida o muerte para la mascota como puede ser un problema del corazón, entonces abandonan el tratamiento".
Lamenta que esto ocurra porque "hay muchos casos de perros que matan a personas, incluso a sus dueños o a niños, y que se pudieron haber prevenido". Ella tiene un Pitbull de paciente que agredió a su familia y "por suerte ahora anda muy bien, está súper controlado con la terapia y con la medicación". Y también ha atendido a perros que al volver a atacar a su dueño "los han matado".
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Por comportamientos agresivos, incluso hacia sus tutores, algunos perros son sacrificados. Con una terapia y medicación, se puede salvar su vida.
Foto: Cristian Lozano /Diario UNO
Es que en materia de salud mental hay animales que logran revertir sus conductas o otros que no. De hecho, a Quesada le pasó de tener "un perro que le habían indicado la eutanasia y comenzamos el tratamiento y resultó, se murió de viejo".
En esa sintonía, María Noelia Guevara opina que su profesión "es bastante frustrante, los tratamientos suelen durar dos años o más, los cambios en la relación con el animal deben ser estrictos y sostenerse en el tiempo para ver una evolución positiva en la conducta de nuestras mascotas; también la consulta muchas veces llega muy tarde, entonces terminan abandonando la terapia".
No obstante, los expertos confirman que la etología -o zoopsiquiatría- salva vidas, tanto de los animales como de las personas. Y su acceso a los tratamientos es accesible y -mejor aún- posible para una mejor calidad de vida de las mascotas.