Análisis y opinión

Ya es tiempo de revisar la Vía Blanca y el Carrusel de la Vendimia a fin de darles un mejor concepto

La Vía Blanca y el Carrusel son engranajes muy importantes de la Vendimia y deberían ser tratados con la misma preocupación y detallismo que se pone para el Acto Central

Ya es tiempo de que tanto la Vía Blanca de las Reinas como el Carrusel, los dos festejos masivos que copan las calles de Mendoza en las horas previas al Acto Central, sean puestos en revisión con el fin de mejorarlos y adaptarlos a los tiempos. El hecho de ser Mendoza una de las Grandes Capitales del Vino nos obliga a ponerles más foco y dotarlos de renovados conceptos y de una resolución estética más profesional.

La idea y preparación de esos carruajes -y del despliegue humano que los entornan- deberían replantearse no para mutar su espíritu original, sino para que se aprovechen mejor todas las posibilidades que brinda la tecnología, el talento y la buena organización.

Este tipo de desfiles son un clásico de las celebraciones de las grandes ciudades. De Nueva York con su Día de Acción de Gracias, a Río de Janeiro con su Carnaval más famoso. De Hong Kong con su Año Nuevo, a Venecia con su estética carnavalesca. De Múnich con su Fiesta de la Cerveza, a México con la celebración del Día de los Muertos.

carrusel-2022-29.jpg
El Carrusel repite el paso de los carros de las reinas al igual que la Vía Blanca.

El Carrusel repite el paso de los carros de las reinas al igual que la Vía Blanca.

En buena parte del planeta se reiteran desde antaño festividades que copan las ciudades, pero muchas de ellas han tenido la virtud de profesionalizarse, no para quitarles esencias, sino para aprovechar las innovaciones. Es decir para mezclar con talento la tradición y la modernidad.

Por ejemplo, la celebración del nuevo Año Chino, una de las fiestas más tradicionales de Asia, ha hecho un uso maravillosos de la tecnología para sorprender con sus enormes dragones u otros íconos que son parte de la mitología de esa nación, pero que ahora han sido pasados por el tamiz acorde a la era de la digitalización.

Que no decaiga

Muchas veces los dos desfiles de la Vendimia no han tenido la debida coordinación con los municipios, lo cual ha puesto en evidencia la falta de recursos de unos o el escaso criterio de otros. Hemos visto carros vendimiales que parecen ser propios de una estudiantina o resultado de la improvisación.

Hace un tiempo se propuso -sin suerte- que la confección de los carros departamentales fueran fruto de una especie de selección, cómo se eligen los guiones del espectáculo central, o las escenografías. ¿El objetivo? Dotarlos de una coherencia temática o, si se prefiere, de una diversidad programada.

Veamos un punto para prever: si en el futuro desaparecieran los concursos de belleza -algo que en el caso de la Vendimia no parece cercano- deberíamos empezar a prepararnos a fin de que estos desfiles puedan persistir, pero con nuevos atractivos visuales y temáticos.

Suele pasar que bajo la idea de que no hay que cambiar nada en un festejo popular, se lo empobrece. El espectador de estas paradas multitudinarias debe volver a sus casas con la sensación de haber sido partícipes de algo inusual. Además debemos reparar en que las nuevas generaciones deben ser atraídas con elementos e ideas acordes a sus gustos.

carrusel-2022-16.jpg
El Carrusel sufre muchas veces de ese prurito de que no hay que cambiarle nada, con lo cual se lo empobrece.

El Carrusel sufre muchas veces de ese prurito de que no hay que cambiarle nada, con lo cual se lo empobrece.

Estándares mínimos

Una idea podría ser que los carruajes fueran confeccionados de acuerdo a temáticas del Acto Central de ese año. Por ejemplo, si los personajes de este 2023 son los juglares, aquellos artistas populares de antaño que iban por los pueblos contando historias y sorprendiendo con el canto y el baile y que fueron semilla de los circos trashumantes, pues entonces cada departamento debería sumarse a ese concepto rescatando las juglarías del pago chico.

Si en cambio la tónica es que cada departamento elija qué hacer sin atenerse a una directiva provincial, por lo menos deberían establecerse estándares mínimos de calidad y de profesionalismo. La Vía Blanca y el Carrusel son engranajes muy importantes de la Fiesta y deberían ser tratados con la misma preocupación y detallismo que se pone para el Acto del anfiteatro.

La Fiesta de la Vendimia es no sólo un producto cultural sino parte esencial de un engranaje industrial. Requiere de estrictos controles de calidad y precisos mecanismos de relojería.

Bajo ese juicio de valor, es decir poniendo a la Vía Blanca y al Carrusel como parte de una industria en la que se mezclan cultura, turismo e historia, es que deben ir apareciendo ideas y concreciones que revitalicen esos desfiles.

Temas relacionados: