El fiscal Oscar Sívori tiene la voz afectada por los inevitables cambios de temperatura en este verano bochornoso. El Negro, como se lo conoce en la zona Este y en el argot tribunalicio, está de turno en la feria judicial. “Acá no pasa nada, salvo algún choque grande...”, diagnostica desde San Martín.

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-Bueno... hace dos años -recuerda- tuvimos el caso de un ayudante fiscal de Santa Rosa que fue condenado por abuso sexual tras ser sorprendido con dos menores de edad.

De tierra adentro

Sívori tiene 51 años, nació tierra adentro en el distrito Montecaseros y se recibió de abogado en el 2000. “Ya era grande”, admite. “Empecé a estudiar en Mendoza pero cuando llevaron la facultad de Derecho al Estadio (Malvinas Argentinas) tuve que dejar la carrera”.

Retomó los estudios y se graduó en Santa Fe. Pero antes hizo mucho y variado para vivir. Repasemos. Allá fue lavacopas y jefe de barra en un boliche, y esa veta de la noche no le era desconocida porque en los ´90 había trabajado en San Martín con la voz y la música como  herramientas en un boliche.

Así lo recuerda: “En esa época tenía debilidad por la comunicación social. Era un mundo completamente distinto y estando en la radio Merlín me hice locutor y disc jockey y trabajé en varios boliches de la zona Este. Fuimos los primeros en poner música de Los Redondos, de Sumo, toda una rareza en la zona Este… y los roqueros de Mendoza empezaron a venir a bailar".

“Ese boliche era bastante pop y se hizo roquero. Como a las 5 de la mañana ponía música de Pearl Jam, de los Red Hots Chilli Peppers y de Soundgarden. El boliche se llenaba y los vagos saltaban y hacían pogo... Fue una época muy linda la de los '90, en cuanto a música, ¿eh?” “Ese boliche era bastante pop y se hizo roquero. Como a las 5 de la mañana ponía música de Pearl Jam, de los Red Hots Chilli Peppers y de Soundgarden. El boliche se llenaba y los vagos saltaban y hacían pogo... Fue una época muy linda la de los '90, en cuanto a música, ¿eh?”

Oscar Sívori

Varios de sus amigos emigraron para estudiar. Una camada grande de amigos y de gente del pueblo. “El más conocido era Paco Pérez. Lo conocía de San Martín y después nos cruzábamos allá. Compartí departamento con dos amigos con los que habíamos estudiado acá. Me convencieron y me fui. No podía creer lo que eran la facultad, la vida de estudiante y cosas que no existían en Mendoza como aprender a vivir solo, a lavarte la ropa, a hacerte la comida, a administrarte la plata. Mi vieja algo me ayudaba, pero si uno quería tener un poquito más había que laburar”.

Aquel Sívori también trabajó en una verdulería entre las 11 y las 12 del mediodía, cuando había mayor concurrencia de clientes. “Daba una mano atendiendo y el dueño me tiraba unas verduras. Luego conseguí una beca y empecé a trabajar en la biblioteca de la facultad. Hacía monografías que otros alumnos me compraban. Eso fue una changa más y me permitió conocer a gente que estudiaba y de la que aprendí mucho. Conocí gente que estudiaba francés para leer a (Michel) Foucault en su lengua, gente que tenía otra cabeza más allá de estudiar... Formé parte de un instituto de estudios”.

El conocimiento del Derecho fue moldeando su perfil del actual fiscal jefe de San Martín-La Colonia.

“Todos los que hemos estudiado abogacía tenemos dones propios pero lo más interesante es el perfil que adoptamos frente a los problemas de la vida cotidiana” “Todos los que hemos estudiado abogacía tenemos dones propios pero lo más interesante es el perfil que adoptamos frente a los problemas de la vida cotidiana”

Oscar Sívori

-¿Por qué eligió Penal y no ejercer alguna de las otras ramas del Derecho?

-Porque el Derecho Penal es el derecho. Lo otro… Hay gente que resuelve problemas pero los verdaderos conflictos son los conflictos penales, donde hay sangre, donde la gente es ganada por las pasiones y termina jugándose la vida. Muchos quedaron atrapados en la intelectualidad sin darse cuenta de que somos un instrumento que debe ayudar a la sociedad, a las personas que van a cumplir la pena y a las víctimas.

"Durante muchos años las víctimas fueron olvidadas por los intelectuales del Derecho Penal" "Durante muchos años las víctimas fueron olvidadas por los intelectuales del Derecho Penal"

Oscar Sívori

Del lado de la víctima

“Mataron a mi verdulera”, dijo el fiscal en noviembre de 2019 en la escena del asesinato de la comerciante Carina Rodríguez, en pleno centro sanmartiniano.

La frase puso de manifiesto algo que en los tribunales es vox populi: Sívori es un magistrado que se identifica con la víctima.

Y también apela al compromiso social para dirimir conflictos. Y en este aspecto los juicios por jurado popular le parecen la herramienta más idónea.

"Me encantaría ver a administradores de la cosa pública siendo juzgados por un jurado popular" "Me encantaría ver a administradores de la cosa pública siendo juzgados por un jurado popular"

Oscar Sívori

-Hábleme de su carrera... 
-Ingresé a la Justicia por concurso. Rendí varias veces, no una. Siete veces por lo menos. Siempre para camarista. No hice carrera judicial. Siempre me gustó el rol del fiscal de Cámara porque en mi época de abogado había luchado en los debates contra tipos muy capos como Felipe Seisdedos, el doctor (Alberto) Acevedo, acá en San Martín. También había visto a Susana García y a otra gente que me sedujo intelectualmente por la forma en que veían el Derecho. A Javier Pascua, entre otros… Hicieron que me gustara esa función.

“En los últimos diez años hubo una gran renovación en la Justicia” “En los últimos diez años hubo una gran renovación en la Justicia”

Oscar Sívori

Sívori fue uno de los protagonistas clave del primer juicio por jurado popular en San Martín, donde Julio Mendoza fue condenado por el femicidio de su pareja, la empresaria Ivana Milio.

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-¿Qué opina de este nuevo sistema? 

-Una forma de que la sociedad crezca es involucrarse en los actos de gobierno y la solución es el juicio por jurado popular.

Otro caso resonante que llevó adelante en los últimos tiempos fue la investigación y juicio por el crimen de Gregoria Flores a manos de su pareja José Martínez Llanos, que fue condenado a perpetua a fines de 2019.

-Tuve que indagar en el jurado sobre creencias religiosas. Ese caso fue un espanto. Ella fue asesinada a ladrillazos por la pareja, como en Deuteronomio, el libro bíblico. En esto de la violencia de género, hay algunos que siguen pensando que hay que matar a las mujeres que son infieles. De eso se trató el juicio por el crimen de esta mujer. La mató a la vieja usanza: a ladrillazos.

Así trabajó Sívori en un momento del debate oral y público por el crimen de la mujer.

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En 2018 Sívori intervino en un caso que fue noticia nacional: el de la maestra que había tenido un hijo con un chico de 13 años en Palmira.

-Por mi perfil como fiscal, siempre estoy al lado de la víctima. Retiré la acusación porque me di cuenta de que la víctima era la mujer. Ni siquiera el expediente te da un contacto tan fiel con la realidad como el debate oral. La familia del chico le había pedido ayuda a la chica, que estudiaba para ser maestra, para que él no repitiera el año porque había tenido problemas de salud y no podía ir a la escuela. Así se conocieron pero después fueron novios y tuvieron un hijo. Vivieron juntos. El problema fue que se pelearon, se terminó la relación y ella formó nueva pareja. Ahí los padres de él la denunciaron y la acusaron de que se había aprovechado del chico y de su inmadurez sexual. Pero en este caso no había existido ese aprovechamiento que sí hubo en otros casos. No hubo acto único entre ellos, sino que hubo una relación sentimental y los familiares del chico habían acompañado esa situación.

-Si hoy lo invitan a un boliche para poner música, ¿qué elige?

-Y... Los Fabulosos Cadillacs, La Delio Valdés, que me encanta. Pondría música para bailar, para exorcizarse… La música ayuda a la gente a liberar las penas. De eso se trata la música. Soy músico y en el fondo todos lo somos.

En 2017, Sívori fue locutor y puso música durante un espectáculo por el aniversario del departamento San Martín. De entonces, la fotografía que se publica a continuación. "Estaba pidiéndole permiso a Sergio Embrioni al cielo para poner música de Alcohol Etílico", recuerda El Negro.

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La música tiene espacio propio en la casa familiar. Hay bandejas giradiscos, parlantes, guitarras...

Sívori está casado con la escribana María Laura Martínez.

"Tratamos de educar musicalmente a nuestra hija, María Mercedes, de 10 años, para que escuche otras cosas distintas de las que ella escucha".

-¿O sea que Paulo Londra suena cada tanto en la casa?

-Sí, pero no tanto. También escucha reguetón. Me gusta enseñarle de dónde viene esa música y hemos compartido momentos gratos como hace poco en un viaje. Me hice una playlist de música nacional y cuando la escuché cantar El 38 y Ala delta, de Divididos, y Un millón de años luz, de Soda Stéreo, me encantó y sentí que algo que lo voy sembrando va prendiendo.

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Dos costeletas y una lección

Sívori se define como "medio campechano. Me han educado bastante bien y no hablo de la educación en la escuela sino en mi casa. A la escuela uno va a aprender a leer y escribir, como decía mi mamá".

Esas dos últimas palabras, mi mamá, son como una excusa para que el fiscal nos cuente algo más de la mujer que lo trajo a este mundo.

"Ella también decía otra cosa que yo repito: Además de comer pescado hay que portarse bien" "Ella también decía otra cosa que yo repito: Además de comer pescado hay que portarse bien"

Oscar Sívori

-¿Cómo es eso?

-Mi mamá me crió sola porque mis viejos se separaron cuando yo era chico. Ella trabajaba al día en una finca y una vez, en Semana Santa, lo único que teníamos para comer eran dos costeletas. Mi vieja hizo las costeletas y yo le dije, Mamá, no se puede comer carne, y ella me dijo, y desde entonces me quedó para siempre: Además de comer pescado hay que portarse bien, y si uno puede comer pescado, ¡mejor!, pero hay tanta gente que come pescado y se porta tan mal.

El antiplástico

En la zona Este Sívori también integra el grupo de voluntarios ambientalistas Antiplásticos, que salen a limpiar acequias y espacios públicos de envases pet y otros desechos contaminantes.

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La movida también incluye campañas de concientización en escuelas para que el mensaje llegue a más gente.