Oscar Sívori
-¿Por qué eligió Penal y no ejercer alguna de las otras ramas del Derecho?
-Porque el Derecho Penal es el derecho. Lo otro… Hay gente que resuelve problemas pero los verdaderos conflictos son los conflictos penales, donde hay sangre, donde la gente es ganada por las pasiones y termina jugándose la vida. Muchos quedaron atrapados en la intelectualidad sin darse cuenta de que somos un instrumento que debe ayudar a la sociedad, a las personas que van a cumplir la pena y a las víctimas.
"Durante muchos años las víctimas fueron olvidadas por los intelectuales del Derecho Penal" "Durante muchos años las víctimas fueron olvidadas por los intelectuales del Derecho Penal"
Oscar Sívori
Del lado de la víctima
“Mataron a mi verdulera”, dijo el fiscal en noviembre de 2019 en la escena del asesinato de la comerciante Carina Rodríguez, en pleno centro sanmartiniano.
La frase puso de manifiesto algo que en los tribunales es vox populi: Sívori es un magistrado que se identifica con la víctima.
Y también apela al compromiso social para dirimir conflictos. Y en este aspecto los juicios por jurado popular le parecen la herramienta más idónea.
"Me encantaría ver a administradores de la cosa pública siendo juzgados por un jurado popular" "Me encantaría ver a administradores de la cosa pública siendo juzgados por un jurado popular"
Oscar Sívori
-Hábleme de su carrera...
-Ingresé a la Justicia por concurso. Rendí varias veces, no una. Siete veces por lo menos. Siempre para camarista. No hice carrera judicial. Siempre me gustó el rol del fiscal de Cámara porque en mi época de abogado había luchado en los debates contra tipos muy capos como Felipe Seisdedos, el doctor (Alberto) Acevedo, acá en San Martín. También había visto a Susana García y a otra gente que me sedujo intelectualmente por la forma en que veían el Derecho. A Javier Pascua, entre otros… Hicieron que me gustara esa función.
“En los últimos diez años hubo una gran renovación en la Justicia” “En los últimos diez años hubo una gran renovación en la Justicia”
Oscar Sívori
Sívori fue uno de los protagonistas clave del primer juicio por jurado popular en San Martín, donde Julio Mendoza fue condenado por el femicidio de su pareja, la empresaria Ivana Milio.
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Sívori recibe el abrazo agradecido de Margarita Colavolpe, la mamá de Ivana Milio, el fin de semana posterior a la condena del asesino.
-¿Qué opina de este nuevo sistema?
-Una forma de que la sociedad crezca es involucrarse en los actos de gobierno y la solución es el juicio por jurado popular.
Otro caso resonante que llevó adelante en los últimos tiempos fue la investigación y juicio por el crimen de Gregoria Flores a manos de su pareja José Martínez Llanos, que fue condenado a perpetua a fines de 2019.
-Tuve que indagar en el jurado sobre creencias religiosas. Ese caso fue un espanto. Ella fue asesinada a ladrillazos por la pareja, como en Deuteronomio, el libro bíblico. En esto de la violencia de género, hay algunos que siguen pensando que hay que matar a las mujeres que son infieles. De eso se trató el juicio por el crimen de esta mujer. La mató a la vieja usanza: a ladrillazos.
Así trabajó Sívori en un momento del debate oral y público por el crimen de la mujer.
En 2018 Sívori intervino en un caso que fue noticia nacional: el de la maestra que había tenido un hijo con un chico de 13 años en Palmira.
-Por mi perfil como fiscal, siempre estoy al lado de la víctima. Retiré la acusación porque me di cuenta de que la víctima era la mujer. Ni siquiera el expediente te da un contacto tan fiel con la realidad como el debate oral. La familia del chico le había pedido ayuda a la chica, que estudiaba para ser maestra, para que él no repitiera el año porque había tenido problemas de salud y no podía ir a la escuela. Así se conocieron pero después fueron novios y tuvieron un hijo. Vivieron juntos. El problema fue que se pelearon, se terminó la relación y ella formó nueva pareja. Ahí los padres de él la denunciaron y la acusaron de que se había aprovechado del chico y de su inmadurez sexual. Pero en este caso no había existido ese aprovechamiento que sí hubo en otros casos. No hubo acto único entre ellos, sino que hubo una relación sentimental y los familiares del chico habían acompañado esa situación.
-Si hoy lo invitan a un boliche para poner música, ¿qué elige?
-Y... Los Fabulosos Cadillacs, La Delio Valdés, que me encanta. Pondría música para bailar, para exorcizarse… La música ayuda a la gente a liberar las penas. De eso se trata la música. Soy músico y en el fondo todos lo somos.
En 2017, Sívori fue locutor y puso música durante un espectáculo por el aniversario del departamento San Martín. De entonces, la fotografía que se publica a continuación. "Estaba pidiéndole permiso a Sergio Embrioni al cielo para poner música de Alcohol Etílico", recuerda El Negro.
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La veta artística de Sívori cautivó al público en el Parque Agnesi.
La música tiene espacio propio en la casa familiar. Hay bandejas giradiscos, parlantes, guitarras...
Sívori está casado con la escribana María Laura Martínez.
"Tratamos de educar musicalmente a nuestra hija, María Mercedes, de 10 años, para que escuche otras cosas distintas de las que ella escucha".
-¿O sea que Paulo Londra suena cada tanto en la casa?
-Sí, pero no tanto. También escucha reguetón. Me gusta enseñarle de dónde viene esa música y hemos compartido momentos gratos como hace poco en un viaje. Me hice una playlist de música nacional y cuando la escuché cantar El 38 y Ala delta, de Divididos, y Un millón de años luz, de Soda Stéreo, me encantó y sentí que algo que lo voy sembrando va prendiendo.
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El fiscal y su hija María Mercedes en un chapuzón.
Dos costeletas y una lección
Sívori se define como "medio campechano. Me han educado bastante bien y no hablo de la educación en la escuela sino en mi casa. A la escuela uno va a aprender a leer y escribir, como decía mi mamá".
Esas dos últimas palabras, mi mamá, son como una excusa para que el fiscal nos cuente algo más de la mujer que lo trajo a este mundo.
"Ella también decía otra cosa que yo repito: Además de comer pescado hay que portarse bien" "Ella también decía otra cosa que yo repito: Además de comer pescado hay que portarse bien"
Oscar Sívori
-¿Cómo es eso?
-Mi mamá me crió sola porque mis viejos se separaron cuando yo era chico. Ella trabajaba al día en una finca y una vez, en Semana Santa, lo único que teníamos para comer eran dos costeletas. Mi vieja hizo las costeletas y yo le dije, Mamá, no se puede comer carne, y ella me dijo, y desde entonces me quedó para siempre: Además de comer pescado hay que portarse bien, y si uno puede comer pescado, ¡mejor!, pero hay tanta gente que come pescado y se porta tan mal.
El antiplástico
En la zona Este Sívori también integra el grupo de voluntarios ambientalistas Antiplásticos, que salen a limpiar acequias y espacios públicos de envases pet y otros desechos contaminantes.
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Sívori en plena faena ambientalista en la zona Este.
La movida también incluye campañas de concientización en escuelas para que el mensaje llegue a más gente.