Algunas de las monedas halladas son extremadamente raras, acuñadas en diversos lugares del Imperio Franco durante la primera mitad del siglo VII, según se publicó en la revista Medieval Archeology. Las joyas combinan estilos germánicos tradicionales con influencias romanas, evidenciando la compleja red de intercambios culturales de la época.
Los investigadores identificaron una línea de 14 agujeros para postes alineados de este a oeste, donde se descubrieron algunas de las ofrendas metálicas. De Kort sugiere que los postes centrales pudieron albergar un "pilar sagrado", elemento que las fuentes cristianas describían como representaciones paganas de sus deidades.
La disposición del sitio indica una clara orientación hacia los equinoccios de primavera y otoño, momentos cruciales para las sociedades agrícolas de la época. Los expertos creen que las ofrendas se realizaban al amanecer y al atardecer durante estos eventos astronómicos, posiblemente como peticiones de fertilidad para los campos cercanos.
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Así imaginó un artista que era el sitio de culto.
El conflicto con la nueva fe
El equipo arqueológico interpreta estos depósitos de tesoro como una respuesta local a la creciente presión del cristianismo. Las fuentes históricas revelan que los misioneros cristianos se opusieron firmemente a estas prácticas, denominando despectivamente a las ofrendas como "monedas del diablo".
Las excavaciones continúan arrojando luz sobre este fascinante período de transición religiosa en Europa septentrional. Los hallazgos de Hezingen representan un testimonio material excepcional de la resistencia pagana frente al avance del cristianismo en la región.