El Gran Telescopio de Canarias, con sus 10 metros de diámetro, y el Telescopio Muy Grande de Chile, de ocho metros, representan la última línea de observación desde la tierra. Julia de León, astrónoma del Instituto de Astrofísica de Canarias, lidera los esfuerzos para determinar la composición del objeto en el espacio.
La misión final de observación recaerá en el Telescopio James Webb, ubicado a 1.5 millones de kilómetros de distancia. Los científicos esperan que sus detectores puedan seguir al YR4 hasta principios de mayo, antes de perderlo definitivamente de vista.
Las agencias espaciales necesitan estos datos para reducir el margen de error en sus cálculos. "Es muy posible que la probabilidad de impacto todavía crezca en los próximos días o semanas", advirtió Juan Luis Cano, coordinador de la Oficina de Defensa Planetaria de la ESA, al periódico español El País.
Planes de respuesta internacional ante el asteroide
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Falta tiempo para determinar si el asteroide YR4 impactará contra la Tierra.
La amenaza del YR4 activó por primera vez los protocolos de defensa planetaria de Naciones Unidas. Los científicos especializados en astronomía estudian diferentes escenarios de respuesta ante un potencial impacto.
Paolo Martino, líder de misiones de defensa planetaria de la ESA, destacó las dificultades técnicas del caso. "Predecir la órbita de asteroides de este tamaño resulta muy complejo porque les afectan muchas perturbaciones", explicó el experto.
El tiempo apremia para los observatorios mundiales. Si no logran descartar el riesgo de colisión antes de mayo, deberán esperar hasta 2028 para volver a estudiar el asteroide. En ese momento, el objeto se acercará nuevamente a la tierra en su órbita de cuatro años alrededor del Sol.
La comunidad científica mantiene la calma ante la situación. "Estamos muy entretenidos, pero nada asustados", afirmó De León, recordando que existe un 90% de probabilidad de descartar el impacto antes de perder al objeto de vista en mayo.