Línea de Wallace y su creador Alfred Russel Wallace.jpg
La línea de Wallace fue formulada en el siglo XIX por el naturalista británico Alfred Russel Wallace, durante sus viajes por el archipiélago malayo.
La línea comienza al norte, entre las islas de Borneo y Célebes (Sulawesi), y continúa hacia el sur entre Bali y Lombok, extendiéndose hacia el mar de Timor. Marca una de las divisiones más claras entre continentes biológicos, mucho más precisa que cualquier otra frontera.
Por ejemplo, en islas como Sumatra, Borneo y Java en Asia, predominan grandes especies continentales como tigres, elefantes, rinocerontes y simios. Sin embargo, apenas 30 km al este, en la isla de Lombok, en Oceanía, esa fauna desaparece por completo y es reemplazada por marsupiales, roedores, reptiles y aves propias de Australia. Ninguna especie terrestre parece haber cruzado este límite natural, pese a la corta distancia con menos de 32 kilómetros de ancho.
Lo cierto es que si hay una excepción, murciélagos, ciertos reptiles y escarabajos sí lograron cruzar pero en baja proporción. Por esto podemos decir que se trata más de variación de magnitud en función de la distancia que una frontera o barrera.
Por qué los animales no cruzan esta línea
La línea de Wallace afecta a mamíferos, aves, reptiles y peces, con pocas excepciones de cruce entre regiones.jpg
Aunque parezca increíble, esta frontera biológica no se debe a montañas ni muros, sino al mar. Durante las eras glaciares, cuando el nivel del mar era mucho más bajo, muchas islas estaban conectadas por tierra, permitiendo la migración de especies.
Sin embargo, esta región siempre tuvo profundas fosas oceánicas, lo que impidió que los animales terrestres cruzaran de un lado a otro, incluso en las épocas en que el resto del archipiélago sí estaba unido.
Así es como las especies asiáticas y las australianas nunca pasaron de Lombok ni se atrevieron a cruzar esa línea.
Esta frontera es fundamental para la biología, la ecología y la evolución. Divide dos mundos con ecosistemas, fauna y flora completamente distintos entre sí, dejando a la intemperie cómo la geografía puede moldear la biodiversidad durante millones de años.