Antes de comenzar, te aconsejamos elegir un jarrón o florero que sea ancho y alto, ya que de esta manera las flores no tirarán el envase. Caso contrario, si eliges un florero pequeño, el mismo peso de las flores lo tumbará.
Además se aconseja limpiar meticulosamente el recipiente donde se colocarán las flores es una tarea que no se debe subestimar. Este gesto aparentemente simple puede marcar la diferencia, eliminando bacterias que podrían dañar las flores y acortar su vida útil.
Es importante el corte que le haremos a cada tallo de la flor. El corte no debe ser recto, sino en diagonal, ya que ese corte facilita la absorción de agua y nutrientes, prolongando la vida de las flores. Además, siempre se recomienda dejar el tallo más largo de lo normal, ya que a medida que se vaya pudriendo, podremos ir cortándolo.
Por otro lado hay que tener en cuenta la temperatura del agua. No hay que usar agua caliente, pero por ejemplo en la mayoría de los casos el agua tibia es ideal, mientras que para las rosas y las flores de bulbo, el agua fría es la opción preferida.
El truco para que las flores duren frescas por más tiempo es alimentarlas con sales minerales. Disolver aspirinas en agua tibia y agregar la mezcla al jarrón puede marcar una gran diferencia.
Para evitar que las bacterias se generen en el florero, se aconseja agregar una gotitas de vinagre blanco. El azúcar también desempeña un papel importante como alimento para las flores. Al cambiar el agua, agregar un poco de azúcar puede revitalizarlas y hacer que luzcan más vigorosas.