Si pensamos en un buen desayuno, merienda o acompañamiento, probablemente pensamos en café. Esta bebida milenaria, de sabor intenso, se suele tomar sola, con algún panificado, caliente, fría, con leche o chocolate.
Si pensamos en un buen desayuno, merienda o acompañamiento, probablemente pensamos en café. Esta bebida milenaria, de sabor intenso, se suele tomar sola, con algún panificado, caliente, fría, con leche o chocolate.
Normalmente, cuando vamos de compras al supermercado, elegimos los alimentos por su marca, precio o envase. El café es uno de esos alimentos que, en la medida de lo posible, siempre tiene que ser de buena calidad, de granos buenos y de origen natural. Es muy normal comprar café instantáneo, torrado o saborizado, sin siquiera leer las etiquetas.
Cuando no sabemos si un alimento es original, es ultraprocesado, apto para celiacos o bajo en azúcares; toda la información está en las etiquetas. Los productos alimenticios siempre tienen que regirse por las normas y leyes de los distintos organismos nacionales.
Existen dos tipos de café comunes, con enormes diferencias: el café torrado y el café tostado. El tostado es el más natural y puro que se obtiene del grano entero. El torrado es café tostado con azúcar añadida durante el proceso. También existen algunas variedades que no son realmente café y se componen de un polvo con sabor café y jarabe de glucosa.
No es una estafa ni un engaño, todo, absolutamente todo está especificado en las etiquetas. Para diferenciar un café puro de uno torrado o de uno con jarabes y aditivos dulces, es importante aprender a leer las etiquetas. A continuación te dejo algunos puntos clave a tener en cuenta al momento de comprar café y leer las etiquetas.