Peligro de derrumbe

Comenzó la demolición del edificio que fue sede policial en pleno centro

En el lugar funcionó la Policía de Mendoza hasta comienzos de la dictadura. Las calles Patricias Mendocinas y Montevideo se encuentran parcialmente cortadas

La esquina de Patricias Mendocinas y Montevideo amaneció este sábado con máquinas trabajando para realizar la demolición del edificio que alguna vez albergó a la sede de la Policía provincial. El inmueble, que llevaba años en estado de deterioro, con derrumbes parciales, incendios ocasionales y convertido en un foco de basura y roedores, comenzó finalmente a ser demolido.

Se trata de una construcción que formó parte del patrimonio institucional más antiguo de la provincia: antes de ser sede policial, funcionó como Casa de Gobierno y como establecimiento educativo. Pero además, el terreno arrastra un conflicto histórico con la Escuela Normal Tomás Godoy Cruz, que desde hace décadas reclama la propiedad de esos lotes.

También guardó los secretos de una de las etapas más oscuras de la historia argentina: hasta allí muchos familiares de desaparecidos fueron a pedir información sobre sus hijos, padres, madres, hermanos y hermanas que jamás regresaron.

Un terreno disputado durante más de medio siglo

Según reconstruyó un artículo publicado por la UNCuyo en 2005, el terreno fue cedido por la provincia a la Nación en la década de 1950 con un objetivo preciso: levantar allí el nuevo edificio de la Escuela Normal Mixta Tomás Godoy Cruz, tras el derrumbe de su antigua sede en San Martín y Amigorena.

EDIFICIO POLICÍA 2
Tránsito cortado en Patricias Mendocinas y Montevideo.

Tránsito cortado en Patricias Mendocinas y Montevideo.

En la escritura de donación, fechada en 1958, quedó asentado que el solar delimitado por las calles Rivadavia, Patricias Mendocinas, Montevideo y Mitre debía destinarse exclusivamente a la construcción de la escuela. Sin embargo, con el correr de los años, parte del predio fue ocupado por la Policía, lo que desató un conflicto que se prolongó durante décadas.

La Nación y las autoridades escolares reclamaron en reiteradas ocasiones el desalojo de las dependencias policiales. Hubo pedidos formales en 1978, y recién en 1994 se logró que la Policía dejara el lugar. Aun así, el litigio se mantuvo por las cesiones posteriores y la falta de cumplimiento de la finalidad educativa original.

Valor histórico del viejo edificio

El edificio policial demolido este sábado tenía más de 120 años y, aunque deteriorado, conservaba un valor patrimonial y testimonial. Fue uno de los pocos inmuebles institucionales que funcionó primero como Casa de Gobierno y luego como escuela, antes de transformarse en sede de la Policía.

El artículo de la UNCuyo recordaba que, pese a no ser un ejemplo destacado de la arquitectura mendocina, el edificio poseía calidad constructiva, valor económico como patrimonio edificado y, sobre todo, un carácter simbólico por la función que debía cumplir: estar al servicio de la educación.

La Escuela Normal, en tanto, ha sostenido a lo largo de los años que los terrenos “no pueden ser donados ni destinados a otro fin que no sea el educacional”, en virtud del cargo con el que fueron cedidos en 1958.

Testigo mudo de una época oscura

edificio de la policía interior
En el lugar se realizó una inspección ocular por parte de la Justicia Federal. El edificio ya mostraba un deterioro casi total.

En el lugar se realizó una inspección ocular por parte de la Justicia Federal. El edificio ya mostraba un deterioro casi total.

El hecho de haber albergado dependencias policiales durante la dictadura militar convirtió a ese inmueble en testigo mudo de la época más oscura del país.

En 2024, el presidente del Tribunal Oral Federal Nº2, Alberto Daniel Carelli, encabezó una inspección en el lugar, como parte del XIII Juicio de lesa humanidad, en el que participaron personas que estuvieron detenidas o secuestradas en la época de la dictadura y reconocieron el lugar.

En este lugar, muchos familiares de desaparecidos mendocinos recordaron haber esperado información sobre sus seres queridos infructuosamente. Allí eran tenidos en vilo durante horas para luego "despacharlos" a sus casas sin ninguna novedad. Según cuentan testigos de esta época, casi todos los jefes policiales que los atendían -o más bien, que no les respondían nada sobre las personas secuestradas- fueron puestos en el banquillo durante los juicios de lesa humanidad.

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