Análisis y opinión

Ciclistas creen que en Mendoza tienen todos los derechos y ninguna obligación

El Gobierno provincial se ha empeñado en ampliar el número de ciclistas, pero no ha puesto la misma dedicación en enseñarles que tienen tantos derechos como obligaciones

Se expanden las bicisendas y cada vez hay más ciclistas en el Gran Mendoza. Un gran porcentaje de ese creciente número de pedaleadores creen tener todos los derechos pero casi ninguna obligación.

Se los ha alentado a salir a la calle, les han puesto carriles especiales y, al mismo tiempo, las autoridades se han desentendido de colocarle límites, como tienen otros actores de las calles. No hay campañas para educar a los ciclistas ni para fijar criterios respecto a cómo deben desenvolverse. La Policía no recibe ninguna directiva precisa.

Una de las razones es que la situación de los ciclistas nunca llega a la agenda política. Tampoco están en esa agenda los que manejan monopatines eléctricos, o los amantes de las patinetas que se lanzan pendiente abajo por la avenidas para desembocar en el centro, previo dejar con el corazón en la boca a los conductores de autos que los ven pasar como refucilos zigzagueando entre los coches y haciendo fuck you a los que tienen el tupé de indicarles que tengan cuidado.

¿Qué hacemos?

Lo concreto, el dato duro, es que la mayoría de los ciclistas no cumple las normas de tránsito. En eso coinciden las ONG que estudian el comportamiento del tránsito en el país. Los policías ven que pasan en rojo y no los paran, ni siquiera para concientizarlos. Es que los agentes de Tránsito no saben cómo actuar.

La entidad civil Luchemos por la Vida hizo un relevamiento en 2021 en la Ciudad de Buenos Aires que arrojó resultados sorprendentes. Tome nota: el 95% de los bikers no respeta la prioridad peatonal, el 84% no se detiene ante los semáforos en rojo, el 98% no hace señales con sus brazos para informar cambios en su desplazamiento, y el el 71% no usa casco de protección

La pandemia fue uno de los momentos en que se produjo un boom de nuevos ciclistas porque en las grandes ciudades muchos habitantes trataban de no utilizar el transporte público. Entre 2020 y 2021 el número de ciclistas desplazándose por la Ciudad de Buenos Aires creció 130%.

Una interesante charla que se armó en una de esas clases que se dan cuando uno va a renovar el carnet de conducir es la que nos motivó a volver a escribir sobre este tema. Es que allí hubo una espontánea coincidencia al preguntar por qué las autoridades se desentienden del tema de los ciclistas. O de ese creciente fenómeno que son las entregas a domicilio de comidas y artículos que se realizan en bicicletas y motos.

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 La situación de los ciclistas nunca llega a la agenda política. Tampoco están en esa agenda los que manejan monopatines eléctricos.

La situación de los ciclistas nunca llega a la agenda política. Tampoco están en esa agenda los que manejan monopatines eléctricos.

Desaprensivos

Como decíamos al comienzo, lo que alarma es corroborar que buena parte de esa gente que aporta a su salud y a la del ecosistema al usar cotidianamente la bici sea, a la vez, tan desaprensiva y desconsiderada hacia los demás y hacia las leyes y el sentido común.

En las esquinas de las bicisendas, sobre todo las de las zonas más céntricas, se ve a diario a varios ciclistas intentando imponerse sobre el derecho del peatón, y a otros jugando a ganarle la pulseada a los conductores de autos.

Es innegable que a todo esto hay que ponerle un orden mínimo, criterioso, justo, claro. Los buenos y civilizados ciclistas, que los hay, sufren cuando otros bikers hacen burradas como esa -terrible y temible- de pasarse los semáforos en rojo.

La hora de los sotas

Hay que legislar, regular, no dejar los problemas en un limbo. Y esa es tarea de los políticos que, en esta materia, se están haciendo los soberanos sotas.

No puede ser que nadie quiera meterse con las obligaciones de esos ciclistas que creen ser merecedores solamente de prerrogativas y favoritismos.

Con ese particular lenguaje que usan a diario, los uniformados suelen explicar que "los ciclistas no son sujetos de control para los agentes de tránsito", lo cual es música para los oídos de aquellos bikers que sostienen que ellos no están para que les impongan normas.

Los ciclistas no pagan patente como los conductores de autos y motos ni deben comprar nafta. He ahí otro motivo para que empiecen a poner las barbas en remojo.

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