Analisis y opinión

"Willy" por la Emilio Civit o lanzarse en patineta del oeste al Centro: ¿qué hacemos?

Hay que tener el ojo político muy atento para tratar a tiempo ciertas tendencias urbanas. Por ejemplo, el salir en banda por la Ciudad a hacer "willy" con la bici

Calle Sarmiento casi Belgrano, de Ciudad. Un grupo de 10 ciclistas adolescentes, de los que hacen wheelie, willy o caballito (esa habilidad de manejar la bici con la rueda delantera en el aire), rodean a una camioneta e insultan al conductor por haberles tocado la bocina de manera insistente para que le abrieran paso.

Los chicos ciclistas le redoblan la apuesta al conductor al que no dejan pasar y continúan copando todo el ancho del carril, haciendo sus piruetas y puteando a destajo. Desafiante, el de la camioneta encuentra un resquicio y acelera, con sus cubiertas chirriando sobre el asfalto para luego cruzar las vías del Metrotranvía y avanzar por Emilio Civit.

Los pibes se proponen seguirlo. Cruzan esas vías zigzagueando, gritando, y con las ruedas hacia el cielo. Uno de ellos alienta a los demás a acelerar para ver si pueden alcanzar la camioneta en el próximo semáforo. "Así lo bardeamos", aclara, sin medir las consecuencias de lo que puede ser otra exaltada reacción del automovilista.

Quienes observamos la escena desde la vereda, nos quedamos duros. La audacia de esos muchachos más el accionar temerario del hombre de la camioneta ha sido una mezcla explosiva.

Mis derechos

Los ciclistas que practican "caballito" en grupo son cada vez más numerosos y de temer. No sólo por los peligros que generan para ellos mismos y para los demás, sino por el talante que portan muchos de ellos. Creen tener todos los derechos y ninguna obligación.

Si usted los encuentra en la calle, es recomendable que les tenga paciencia. Si los va a sobrepasar con el vehículo, hágalo con mucho cuidado. Se aconseja no tratar de llamarlos a la reflexión con mensajes criteriosos sobre los cuidados que deben tener. Lo mandarán al carajo o le dedicarán un vistoso fuck you.

Más heavy que ellos son los que bajan en patinetas o skate desde el Oeste por calles y avenidas. Entre éstos predominan los de 18 años en adelante. Los "patineteros" pareciera que están convencidos de haber recibido un mensaje divino que los faculta a evadir todas las reglas de tránsito. Las autoridades poco y nada hacen para desalentar esa actividad que no cuenta aún con normas específicas.

Los ciclistas, en cambio, sí están contemplados en la Ley de Tránsito. Por ejemplo, están obligados a portar cascos específicos y luces de advertencia en las bicis, obligaciones que muy pocos cumplen. Entre los incumplidores están casi todos los que hacen "willy". Una cosa es hacer "caballito" en una calle interna del Parque y otra muy distinta efectuarlo en las avenidas céntricas, donde podrá ser muy excitante para el espíritu adolescente pero es un peligro latente para ellos mismos y para los demás.

Tanto entre los cultores del "willy" como en los "patineteros" sus adeptos cultivan la teoría del todo, que consiste en que todo el derecho es para mí, toda la prioridad es para mí, y que los demás se jodan. Así lo dan a entender, por caso, cuando algún conductor/a les toca la bocina para indicarles que los van a pasar. Sus gestos o miradas son de displicencia, autosuficiencia y desprecio. Casi nunca se ve la devolución de un pulgar levantado o de un saludo para demostrar alguna empatía. Ellos sienten que deben mirar con cara de ¡mirá que te surto!.

Bendito Parque

Entre todas las virtudes sociales que tiene el Parque San Martín, se destaca la de habernos hecho ejercitar la obligación de ser un poco más gente. Dígame, lector/a, si usted no se siente un poco más humano cuando, al manejar en ese paseo, se detiene naturalmente, como corresponde, ante las sendas peatonales para dejar pasar a los caminantes o a los ciclistas o a los patinadores? Lo bueno es que muchos han empezado también a usar esa civilizada tesitura en otros ámbitos de la Ciudad. Son los que han entendido que eso es parte de la civilización.

Pero como casi nunca las cosas son un lecho de rosas, también en ese querido Parque (un lugar democrático como pocos, que nos justifica como sociedad) hay personas que suelen dar la nota. Además del automovilista zafado que nunca falta, hay algunos ciclistas y patinadores que creen que todos los derechos han sido tercerizados a favor de ellos.

Algunos de los que practican con patines en línea o con bicicleta creen estar en el Velódromo y no en torno al Lago del Parque, sobre todo en ese tramo en pendiente que desemboca en la Fuente de los Continentes desde el suroeste. Cualquiera que sea asiduo caminante de esa zona puede dar fe de los reiterados casos de personas que son embestidas, sobre todo por patinadores en línea.

Nos jactamos de tener una de las principales redes de ciclovías tanto en esta Ciudad como en el Gran Mendoza, pero sin embargo no tenemos una aceitada concientización. Por ejemplo no hay campañas de educación acerca de lo que significa ser ciclista o patineteros. El sector más cumplidor es el que sale en su bici para hacer actividad recreativa en las ciclovías. Pero la mayoría de los ciclistas no respetan los semáforos, no usan casco y no llevan elementos de seguridad como luces o reflectantes.

Para resumir: los políticos deben estar muy atentos para hacer un seguimiento adecuado de las tendencias urbanas. Por ejemplo, al problema de los skaters que rompían plazas y veredas del centro, se le encontró una solución en un sector especialmente diseñado para esa actividad, en el Parque O´Higgins. Algo similar debería estar en carpeta para evitar que sigan creciendo en sitios inadecuados los que practican "willy" o para ver cómo se arregla el tema de quienes bajan en patineta -sin ninguna regulación- desde los barrios del piedemonte hasta el Centro.