Los expertos en descanso recomiendan cambiar el colchón cada 7 a 10 años, dependiendo de la calidad del material y el uso que se le dé. Sin embargo, este no es un número absoluto, ya que factores como el peso del durmiente, la transpiración nocturna y la higiene pueden acortar o alargar su vida útil.
Según el sitio especializado Colchón Club, un colchón viejo puede afectar la postura, provocar dolores de espalda y acumular ácaros y bacterias, afectando la calidad del sueño y, en algunos casos, la salud respiratoria.
Según los datos que aporta en su blog, los seres humanos pasamos, aproximadamente, un tercio de nuestra vida durmiendo. A razón de unas 8 horas diarias, de las 24 horas que tiene cada día, una persona de unos 80 años de edad, es probable que se haya pasado unos 26 años durmiendo.
Por eso mismo, estos datos que permiten dar información valiosa sobre este problema que, para mucha gente, carece de importancia.
¿Por qué seguir durmiendo en un colchón viejo que ya no cumple sus funciones durante tanto tiempo? ¿Cómo puedes saberlo? Si no recuerdas cuándo compraste tu colchón, estos son algunos signos de que es hora de renovarlo:
Si ya decidiste que es momento de cambiarlo, asegúrate de elegir un modelo que se adapte a tus necesidades. Considera el material (espuma, resortes, híbrido), la firmeza y tu posición al dormir.
Invertir en un buen colchón es invertir en tu bienestar. No esperes a que el insomnio o los dolores te obliguen a cambiarlo. ¡Duerme como un bebé renovando tu descanso!