monte hermoso años 70 primavera
Las primaveras en Monte Hermoso comenzaron a celebrarse en los años 70.
Gentileza Museo Histórico Monte Hermoso
Tiene razón. En Monte Hermoso lo que se hacía era recorrer el pueblo, de unas pocas cuadras, y luego pasar la tarde y la noche en la inmensidad de la que para mí es la mejor playa argentina: suave declive, aguas cálidas y la particularidad de que el sol sale y se pone en el mar. Además, los dos espigones -hoy apenas unos palotes- eran la referencia: de espigón a espigón había que caminar. Cerca del espigón Este vivía July, una de mis grandes amigas, la de la mejor casa del condado. El espigón Oeste parecía lejano... y hoy es casi céntrico debido a todo lo que ha crecido este balneario elegido cada vez más por los turistas y, en particular, muchísimos mendocinos.
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Las primaveras de Monte Hermoso, hoy. Todo diferente a los años 80.
Gentileza
Hasta que no se edificó su hermosa y moderna costanera -donde ahora se emplazan pisos de primer nivel con vistas al mar-, Monte Hermoso era un pueblo simple donde media Bahía Blanca tenía su departamentito con sillas de segunda mano, vajilla que sobraba, manteles raídos y colchones hasta en los pasillos porque se amontonaban en cada primavera -y verano- muchas más personas de las que había capacidad. Hoy, impensado. Pero mi familia no tenía vivienda en Monte Hermoso.
La amiga que me abría las puertas de su departamento y el temporal de cada año
Sin embargo, siempre tuve suerte: mi amiga Mariela tenía -y aún la familia conserva- un departamento en pleno centro. Y aunque tenía un solo cuarto y un baño, sus padres, que además tenían otro hijo, se las ingeniaban para llevarme en las primaveras. Nunca me voy a olvidar aquellas primaveras de los años '80. Las mejores. El mejor Monte Hermoso: la peatonal repleta, la playa poblada, "La Paleta Loca" vendiendo churros de dulce de leche como jamás en la vida. Y la seguridad que siempre caracterizó a este balneario. Siempre les agradeceré a Mirta y Eduardo Girotti haberme abierto las puertas de ese inolvidable departamento donde, en definitiva, apenas íbamos a pegarnos una ducha, porque la vida estaba afuera.
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Un espectáculo callejero en la primavera de Monte Hermoso. A mediados de los '80.
Gentileza: Museo Histórico Monte Hermoso
Y acá hay otro punto invariable, clásico de Monte Hermoso en cada primavera: no hubo, hay ni habrá Fiesta de la Primavera donde no se desate un temporal de frío, viento y lluvia. Basta con que se acerque la fecha y el pronóstico ya te lo anticipa. Tenés que llevarte ropa de nieve. En Monte Hermoso, para todas las primaveras (sí ¡todas! y cuando digo todas son todas) hace un frío polar o llueve miles de milímetros. Es algo que el bahiense ya aprendió. Si vas a Monte Hermoso el 21 de septiembre tenés que estar dispuesto a morirte de frío.
Primavera en monte hermoso
Listas para la salida al boliche. July, abajo, segunda desde la izquierda, tenía la mejor casa de Monte en los 80. Mariela, que está al lado, un departamento céntrico. Las primaveras de Monte Hermoso eran las mejores del mundo.
Gentileza
Pero qué fiestas maravillosas, pienso hoy, a la distancia. Mirta era miedosa, y más aún si llevaba una invitada y encima menor. Porque para Mirta Girotti el peligro estaba siempre latente. Aun cuando sabíamos que en Monte Hermoso no pasaba nada.
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Las primaveras de Monte Hermoso en los años '80. Barrileteadas, playa y churros.
Gentileza Museo Histórico
En 1986, 21 de septiembre, llegamos a Monte el día anterior. Nervios, bolsos, ropa para salir. Una adrenalina como si fuéramos a Disney. Salimos después del mediodía a encontrarnos con el grupo. Mirta, la mamá de Mariela, solo nos pidió algo: que a las 21 nos reportáramos para que supiera dónde andábamos. Total, la movida estaba a media cuadra del depto. Qué nos costaba.
La medianoche, el susto de Mirta y la penitencia que nunca llegó
Pero pasaron las 21 y ni atinamos a mirar el reloj. Se hizo más tarde. Las 22, las 23... y llegó la medianoche. Andábamos por ahí, sin el más mínimo sentido de la hora y de la responsabilidad. Todavía me la acuerdo a Mirti irrumpir casi al borde del llanto en la esquina icónica, la de Sacoa, con actitud desencajada, corriendo de acá para allá. Era un torbellino, nos buscaba con desesperación. La vimos y recién caímos en la hora. Pobre Mirti: cuando por fin nos vio, la tranquilidad fue tan grande que todos los retos y penitencias se deshicieron en el aire. Como le pasa a cualquier madre cuando encuentra a sus hijos: primero cree que los va a retar, pero el alivio de tenerlos de nuevo borra todo enojo.
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Mariela, a la derecha, en una vieja foto de los 80 en Monte Hermoso. Las camperas muestran el frío de siempre en esa época.
Gentileza
Casi 40 años después (qué locura) este 21 de septiembre, Día de la Primavera, le escribí a Mariela en el grupo de WhatsApp donde están todas nuestras amigas de siempre.
-¿Te acordás de aquella Fiesta de la Primavera del '86 y el susto que le hicimos pegar a Mirti?
Me respondió:
-Cómo olvidarlo. Pobre viejita. Si le habremos hecho cortar clavos.
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La Fiesta de la Primavera en Monte Hermoso es un clásico desde los años '70.
Gentileza
Para mí, la Fiesta Nacional de la Primavera es el departamento de mi amiga en el segundo piso de la calle Dufour en Monte Hermoso. Es la mejor playa argentina y es también el lugar donde entendí que la juventud, cuando se vive en grupo, con amigas, con música y con mar, se vuelve eterna. Y que las primaveras más frías, con viento, lluvia y alguna anécdota son las que mejor nos calientan el corazón al recordarlas.