El uso de la inteligencia artificial ha ido incrementando a lo largo de este año. Las personas lo utilizan para hablar, preguntas, recibir consejos o hasta relacionarse con la máquina. En Japón, una mujer entabló una relación de amor con un personaje creado por ChatGPT hasta llegar al nivel de casarse con esta.
Un casamiento con ChatGPT
El pasado verano, una mujer japonesa de 32 años, conocida únicamente como "señora Kano", contrajo matrimonio con Lune Klaus, un personaje de Inteligencia Artificial que ella misma creó. A pesar de que Japón no reconoce legalmente este tipo de uniones, la mujer parece muy feliz con su unión con Klaus, quien “vive” en su teléfono móvil.
Kano afirma que programó la personalidad de Klaus a través de conversaciones repetidas, enseñándole a hablar con un tono cálido y tranquilizador. Después de desarrollar su personalidad, solicitó a un dibujante que creara su imagen según sus preferencias, generando al hombre de tez rubia que ahora se ha transformado en su "marido", pero que solo se encuentra en la información y los registros de chat de su celular.
En junio, Kano cuenta que Klaus le propuso matrimonio. Fue entonces cuando ella, quien tenía pareja desde hacía tres años, rompió su compromiso. En julio, se “casaron”.
Durante la ceremonia, Kano llevaba gafas de realidad aumentada que proyectaban una imagen digital de su novio virtual a su lado mientras intercambiaban anillos.
Consecuencias de la IA
Sherry Turkle, profesora de Estudios Sociales de Ciencia y Tecnología en el Instituto Tecnológico de Massachusetts y analista desde hace mucho tiempo de los impactos psicológicos de la tecnología, ha descrito los chatbots como espejos en lugar de compañeros: halagadores, afirmativos, pero en última instancia vacíos.
Cada vez más personas disfrutan ahora de “relaciones” íntimas, similares a las de pareja, con chatbots.
Esto se hace evidente en la forma en que las personas suelen describir sus interacciones con los chatbots: dicen sentir que sus chatbots de IA los entienden mejor que otros humanos, se sienten más conectados con la IA que con otras personas y que les resulta más atractivo hablar con la IA porque no “juzga” ni “pierde interés




