Día de la Madre

A su hijo le dieron 2 meses de vida pero ya cumplió 18 y su mamá lo celebró con una gran fiesta: el conmovedor video

Ana Bombal celebró los 18 años de su hijo Guillermo, diagnosticado con parálisis cerebral y graves complicaciones desde su nacimiento. Un homenaje al amor incondicional

En una bodega repleta de globos y junto a toda la gente querida, Ana Bombal festejó los 18 años de su hijo Guillermo Acosta Bombal, conocido por todos como Guille. Para muchos, celebrar un cumpleaños puede ser algo habitual, pero para Ana y Guille, este día tiene un significado profundo y conmovedor: superar cada obstáculo que la vida les puso por delante. Guille nació con parálisis cerebral y múltiples complicaciones médicas. Le habían dado apenas dos meses de vida. Sin embargo, con una sonrisa y rodeado de un séquito de enfermeras y familiares, celebró la vida. En este Día de la Madre, Ana es el mejor ejemplo de lucha, esperanza y amor incondicional.

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Guille y su mamá Ana, una dupla invencible. En el cumple de 18 hubo cambio de ropa.

Guille y su mamá Ana, una dupla invencible. En el cumple de 18 hubo cambio de ropa.

“Cuando Guille nació yo tenía dos alternativas: sentarme y llorar, o darle la mejor calidad de vida posible. Elegí esto último y así lo hice durante 18 años y seguiré haciéndolo todos los años que pueda”, contó Ana en un diálogo profundo con Diario UNO.

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Ana Bombal durante uno de sus cumpleaños, tomada de la mano de su único hijo, Guille.

Ana Bombal durante uno de sus cumpleaños, tomada de la mano de su único hijo, Guille.

Desde los tres años, Guille se alimenta con un botón gástrico y ha atravesado situaciones críticas, como cuando se le infectó una válvula en la hidrocefalia y tuvo que ser internado en terapia del Hospital Español. También debe ser asistido por una traqueotomía. Sin embargo, Ana nunca perdió la calma ni la esperanza. “Para mí todo esto es normal, es una cuestión que yo la llevo con naturalidad porque he sido siempre igual con él. Pero para los demás es dramático”, dice.

La fiesta de los 18 fue más que un cumpleaños. Fue un homenaje a la vida, a la paciencia, al amor incondicional y a la fuerza de una madre que se ha convertido en el eje de su hijo.“Tenemos un trato: yo vivo para él y él vive para mí”, explica Ana. Con esta frase, resume la esencia de una relación que ha atravesado pruebas extremas y que hoy se celebra con bombos, platillos y baile, a pesar de las limitaciones físicas de Guille.

Embed - A Guille le dieron dos meses de vida pero lleva 18 y su mamá lo celebró con bombos y platillos

“Tenemos un trato: yo vivo para él y él vive para mí”, reitera Ana.

Embed - Ana, Guille y una maravillosa historia de una madre y un hijo

Ana contó cómo organizó la fiesta: por la época del invierno y las dificultades climáticas en mayo, decidieron celebrarla en octubre. Además, coincidía con su propio cumpleaños, lo que convirtió la jornada en una doble celebración.

“Son cosas que para mí son naturales, cualquier madre lo haría por su hijo”, dijo. La emoción se palpaba en el aire cuando ambos entraron a la bodega; Guille en su silla de ruedas, Ana a su lado, acompañándolo y guiándolo con amor absoluto.

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El ftfestejo esjo de los 18 de Guille.

El ftfestejo esjo de los 18 de Guille.

El cuidado de Guille no es tarea fácil ni individual. Ana cuenta con 14 enfermeras que lo asisten 24 horas, además de kinesiólogos, fonoaudiólogos y terapeutas visuales que han acompañado a Guille desde sus primeros días de vida.

“La cabecita, el timón, lógicamente soy yo, pero tengo una familia que me respalda, unos sobrinos que han estado siempre, y un grupo de profesionales que hacen que todo sea posible”, dice. Además, miles de amigos y gente querida.

Este homenaje cobra mayor relevancia en el marco del Día de la Madre. La historia de Ana es un ejemplo de dedicación absoluta. No solo ha enfrentado el desafío de criar a un hijo con necesidades especiales, sino que ha sabido construir un entorno seguro y afectivo que ha permitido que Guille celebre sus 18 años rodeado de alegría y cuidado profesional.

Guille acosta bombal
Globos, su gente querida y hasta vals y cambio de ropa. Así celebró Ana, una madre ejemplo, los 18 años de su hijo.

Globos, su gente querida y hasta vals y cambio de ropa. Así celebró Ana, una madre ejemplo, los 18 años de su hijo.

Ana reflexiona sobre lo que significa ser madre en su caso: “Para mí ser madre es acompañar, estar presente, no rendirse nunca. Es celebrar cada pequeño logro, cada sonrisa, cada paso que pueda dar, aunque sea con ayuda. Ser madre para mí es vivir para él y enseñarle que la vida vale la pena, pase lo que pase”.

La fiesta, además de ser un momento de celebración, fue un símbolo de esperanza para otras familias que enfrentan desafíos similares. Ana demuestra que con amor, organización y un equipo que respalde, los límites se amplían y lo imposible se vuelve alcanzable.

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El querido Guille.

El querido Guille.

En cada gesto, en cada palabra, Ana transmite un mensaje claro: la maternidad puede ser heroica, silenciosa, exigente, pero también profundamente gratificante. Este Día de la Madre, ella inspira a todas las madres a valorar la vida, a luchar por sus hijos y a celebrar cada momento que comparten juntos.

“Vamos paso a paso, peldaño a peldaño. Por ejemplo, siempre le digo que llegamos a un cumpleaños, a la Navidad, a otro cumpleaños, y así, Y mi hijo es un amor, una persona especial, se ríe cuando me escucha llegar. Le digo 'cachorro' y suelo hablarle mucho. Siempre le estoy contando todo”, dice Ana sobre su día a día junto a Guille.

Ana Bombal reconoce que cada día es un desafío, pero lo enfrenta con una sonrisa y la convicción de que cada esfuerzo vale la pena. Desde las terapias, controles médicos y cuidados diarios hasta los pequeños logros que celebra con Guillermo, la rutina se convierte en una prueba de amor.

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Para Ana, la vida hay que celebrarla. "Siempre le digo que pasamos un cumpleaños, que pasamos una Navidad. Y así vamos proyectando", relata.

Para Ana, la vida hay que celebrarla. "Siempre le digo que pasamos un cumpleaños, que pasamos una Navidad. Y así vamos proyectando", relata.

“Cada paso que da es un peldaño hacia la vida, y yo estoy aquí para acompañarlo”, dice Ana, mostrando que la maternidad puede transformarse en una fuerza imparable cuando el amor es incondicional.

Y este domingo, cada sonrisa, cada abrazo y cada baile improvisado es la prueba de que el amor de una madre puede convertir cualquier pronóstico en una historia de vida y esperanza.