Día de la Madre

"Con los ojos que miro a mi hijo es como quiero que el mundo lo vea": es psicóloga e hizo de la maternidad una misión

Florencia Flores es psicóloga social y mamá de Joaquín, con parálisis cerebral. Tras años de enfrentar la burocracia de la obra social, decidió crear grupos de contención para familias

“Con los ojos que miro a mi hijo es como quiero que el mundo lo vea.” Florencia Flores repite esa frase como un mantra. En su voz hay orgullo y ternura. Habla de Joaquín, su hijo de 11 años, un niño que nació con parálisis cerebral y que, desde entonces, se ha convertido en su mayor inspiración. “Siempre lo miré con orgullo, creyendo que es capaz de lograr todo lo que se propone. Y es lo que logra y nos demuestra día a día. Supera cada objetivo que se propone. No tiene techo: siempre va con firmeza y sin freno”, dice. En este Día de la Madre que se acerca, "Flor" es ejemplo.

joaquin y florencia flores madre e hijo
"Trato de darle autonomía e independencia. Intento convencerlo de que todo lo que quiere puede hacerlo", dijo Florencia.

"Trato de darle autonomía e independencia. Intento convencerlo de que todo lo que quiere puede hacerlo", dijo Florencia.

Florencia no solo es mamá: también es psicóloga social. Con el tiempo, su experiencia personal la llevó a crear grupos de acompañamiento para familias de personas con discapacidad. “Aquí las familias también son importantes”, explica. “Los encuentros son espacios para compartir experiencias, emociones y aprendizajes. Nos damos cuenta de que no estamos solos.” Los viernes, entre mates y abrazos, en un salón de calle San Martín al 1000, en Godoy Cruz, ese grupo se convierte en un refugio donde la palabra “discapacidad” no significa límite, sino unión.

Su historia como mamá comenzó marcada por un dolor profundo. Joaquín sufrió una hipoxia perinatal durante el parto -una falta de oxígeno que afectó su motricidad- producto de una mala praxis.

"Desde que mi hijo nació supe que mi vida iba a cambiar"

“Desde que nació supe que mi vida iba a cambiar. Pero nunca lo viví con tristeza. Él me enseñó a ser fuerte y a valorar cada pequeño logro”, cuenta Florencia. A los cuatro meses, Joaquín comenzó sus tratamientos. Con esfuerzo, constancia y el acompañamiento de su familia, fue ganando independencia: camina, corre, habla y se hace entender con claridad. “Es un chico feliz, con un sentido del humor enorme. Hace sus terapias, estudia, juega. Tiene una energía que contagia”, describe.

Sin embargo, detrás de cada avance hay una lucha silenciosa. La batalla contra la burocracia de las obras sociales es una carga que Florencia conoce bien. Durante años ha tenido que reclamar, insistir y hasta hacer público su caso para que Joaquín reciba los tratamientos que por ley le corresponden. “Desde los dos añitos estamos con la misma obra social, y siempre fue una complicación. Cada pedido de ortesis, cada autorización, es pelear, pelear, pelear”, cuenta.

joaquin moran y florencia flores de paseo madre e hijo
La lucha con la obra social para que cubra los tratamientos fue y sigue siendo ardua. Pero Florencia, la mamá de Joaquín, no se rinde.

La lucha con la obra social para que cubra los tratamientos fue y sigue siendo ardua. Pero Florencia, la mamá de Joaquín, no se rinde.

Su paciencia tiene límites. En 2024, cansada de esperar, decidió hacer visible lo que estaba viviendo. Durante meses, Osdepym -la obra social de empresarios y monotributistas- no autorizaba la aplicación de Botox que su hijo necesitaba para aliviar la rigidez muscular. “Estuvimos meses esperando las agujas. Llamábamos, mandábamos mails, nos decían que faltaban papeles. Recién mucho después, luego de hacerlo público, se hizo el tratamiento”, recuerda.

No era la primera vez que la burocracia les daba la espalda. “Una vez nos entregaron las ortesis cuatro meses después. A esa altura, Joaquín ya había crecido y no le servían. Es una lucha constante. Y una injusticia”, recuerda.

La historia de Florencia y Joaquín se hizo viral y despertó solidaridad

La historia de Florencia se volvió viral y despertó solidaridad en muchas otras madres y padres que atraviesan la misma realidad. “Lamentablemente, muchas veces solo se logra respuesta cuando uno lo hace público. El escrache o la viralización es lo único que mueve las cosas. Pero no debería ser así. Estamos peleando por derechos que ya existen, no por favores”, dice con tono calmo, aunque firme.

Entre reclamos, formularios y esperas interminables, Florencia encontró su propia manera de transformar la frustración en algo positivo. Con su formación en psicología social, decidió canalizar todo ese aprendizaje y crear un espacio donde otras familias pudieran hablar, desahogarse y fortalecerse. “Somos muchas las mamás que pasamos por lo mismo. A veces el cansancio, la falta de respuesta, el silencio, te aplastan. Por eso pensé en este grupo: un lugar donde podamos escucharnos sin sentir culpa o vergüenza”, dice.

Los viernes organizó grupos de apoyo a familias

Cada viernes, en ese encuentro que ella coordina, se comparte lo que no siempre se dice en voz alta: el miedo, la esperanza, la soledad, las pequeñas victorias del día a día. “Hay mamás que llegan agotadas, otras que no tienen con quién hablar. A veces solo hace falta que alguien te diga ‘te entiendo’. Eso cambia todo”, relata.

florencia flores y joaquin moran en el cumple de once
Flor y Joaquín en el cumple número 11 del niño, que crece feliz siempre acompañado por su mamá.

Flor y Joaquín en el cumple número 11 del niño, que crece feliz siempre acompañado por su mamá.

Florencia reconoce que el camino no ha sido fácil, pero sí lleno de sentido. “Aprendí a vivir con lo que hay. A festejar lo que otros tal vez no ven: un paso más, una palabra nueva, una sonrisa distinta. Mi hijo me enseña a diario que lo importante no es la velocidad, sino el avance.”

Su vínculo con Joaquín está atravesado por una ternura que conmueve. Lo acompaña en cada terapia, pero también lo deja volar. “Le enseño a ser autónomo, a confiar en sí mismo. No lo sobreprotejo, porque quiero que sea libre dentro de sus posibilidades. Él tiene sus tiempos, y está bien. Yo aprendí a no compararlo con nadie”, concluye.

El año pasado, cuando la desesperación por la falta de respuestas se hizo insostenible, Florencia fue clara: “Necesitamos soluciones ya. No podemos esperar meses. Mientras tanto, nuestros hijos crecen, se tensan, retroceden. Y nadie se hace cargo”. Sus palabras, viralizadas, resonaron en decenas de familias que comenzaron a escribirle. Así nació, sin buscarlo, la semilla de su grupo de acompañamiento.

acompañamiento familiar florencia flores
El flyer que invita a las familias. El contacto es 2616750735.

El flyer que invita a las familias. El contacto es 2616750735.

Hoy, ese espacio se ha convertido en un símbolo de resistencia amorosa. “No soy una activista, soy una mamá que aprendió a luchar. Quiero que las familias se sientan vistas, comprendidas, acompañadas. Que sepan que no están solas.”

Florencia sigue creyendo que el cambio empieza desde el amor. “Con los ojos que miro a mi hijo es como quiero que el mundo lo vea”, repite, como si fuera una plegaria. Y en su mirada, llena de ternura y de fuerza, se resume todo: la maternidad, la lucha, la esperanza y la certeza de que cada paso, por pequeño que sea, también es una victoria.