La relación entre Alfredo Cornejo y la Justicia de Mendoza promete ser tan picante como durante el primer mandato como gobernador del radical, especialmente con el ala peronista de la Suprema Corte de Justicia.
La relación entre Alfredo Cornejo y la Justicia de Mendoza promete ser tan picante como durante el primer mandato como gobernador del radical, especialmente con el ala peronista de la Suprema Corte de Justicia.
Ya en campaña, durante el programa Séptimo Día, de Canal 7, anticipó que promoverá las reformas legales necesarias para endurecer las condiciones procesales para quienes cometan el robo de herramientas de trabajo y/o de otros bienes materiales de uso permanente e indispensable para la sociedad.
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Concretamente, el gobernador electo este domingo pretende que se aplique la prisión preventiva -el encarcelamiento- para los autores de delitos que aún permiten la excarcelación hasta el momento del juicio.
Cornejo está convencido de que la detención efectiva de los imputados que se apropien de ciertos bienes tendrá dos consecuencias positivas, que redundarán en la inmediatez de la resolución de las causas: los abogados perderán margen para dilatar los procesos y los jueces se verán obligados a tener esos expedientes como prioridad para no seguir teniendo detenidos sin sentencia a cargo.
La relación entre Cornejo y la Suprema Corte de Justicia, especialmente con el ala peronista del máximo tribunal, pinta para alquilar balcones, como sucedió entre 2015 y 2019.
No sólo por claras diferencias políticas e ideológicas, sobre todo con los supremos Omar Palermo y Mario Adaro, sino porque la fecha de asunción del nuevo gobernador coincidirá con el plazo final de aplicación de la reforma del funcionamiento de la Corte, aprobada por ley en octubre de 2022.
Alfredo Cornejo militó esa histórica reforma impulsada por Rodolfo Suarez y el resto del oficialismo alzando la bandera de que "ya es necesario poner fin al Forum Shopping", que llevó a la Sala II -integrada por Palermo, Adaro y José Valerio- a acumular el 75% de las apelaciones: claro desbalance respecto de la Sala I, que tenía menos trabajo y por ende menos margen para ejercer el poder.
Desde la vereda de enfrente, siempre interpretaron que la eliminación de las Salas de la Corte y la distribución por sorteo de las causas fue, ni más ni menos, que ir por la disolución del poder del PJ en el máximo tribunal de Justicia por algunos fallos considerados cuestionables, como cuando la Sala II dejó sin efecto las condenas de primera y segunda instancia a los dirigentes sindicales Roberto Macho y Raquel Blas por haber cortado calles en protestas contra el Gobierno por mejoras salariales.
La conformación de la Suprema Corte de Justicia también podría alcanzar a Cornejo, especialmente a la hora de designar supremos. Durante los próximos cuatro años se espera, cuanto menos, un recambio. Por ahora, todas las miradas apuntan al sanrafaelino Pedro Llorente, que está en el cargo desde 1987 y es el más longevo. Y quien asegura que, por ahora, seguirá en el puesto.
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