La visión de los moderadores

El debate de candidatos a gobernador, pero desde adentro

Todo lo que pasó antes, durante y después. El detrás de escena de los días previos, cómo se manejaron las preguntas y a qué le temían los que nos quieren gobernar

Imagínese una "L", lector. Un largo pasillo gris que termina con una especie de codo. Así es el subsuelo del espacio cultural Julio Le Parc; que este domingo, entre las cinco de la tarde y las once de la noche, hirvió de política mendocina con el debate de candidatos. Sí, ya sé lo que me va a decir: que usted no vio ni por asomo esa calentura, ese fragor que le describo, traducidos en su pantalla. Y es cierto; tiene razón. Lamentablemente todo llegó mucho más "lavado" a la zona de los atriles. Pero créame que lo lindo estuvo atrás: entre la garganta del escenario y las entrañas del lugar. Viví y respiré la adrenalina de esos dirigentes desde adentro, y lo cuento en esta nota.

La gente iba y venía. Los asesores políticos bombardeaban Twitter, Instagram, Facebook; miraban la pantalla con los candidatos ya exponiendo, los diarios; volvían a mirar la pantalla; todo al mismo tiempo. Y comentaban, claro. Iban sacando conclusiones de a quién le iba mejor y a quién peor. Hasta que había una pausa y ahí se le iban al humo a sus campeones, como armando el rincón de las peleas de boxeo -un clásico en este tipo de citas-. En un momento, a Omar De Marchi se le acercó Sebastián Bragagnolo; les apunté la cámara y me miraron como diciendo "epa". Les tuve que aclarar que era sólo una foto; que no los estaba grabando.

En ese lugar, cerca de donde ocurría la acción, se fueron quedando algunos "fijos". Los abonados principales fueron Hebe Casado, Emanuel Fugazzotto y Lucas Ilardo. Los tres se pararon junto a la puerta que daba a la sala de control -y después al escenario-, porque ahí estaba uno de los televisores más grandes y con buen audio. Casi que era el lugar de privilegio, por lo menos del lado de adentro, para poder seguir las discusiones. Charlaron e hicieron de comentaristas entre ellos durante un buen rato. Con buena onda; de manera muy distinta a la que nos tienen acostumbrados a verlos. Otro clásico en este tipo de citas.

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Hebe Casado mira a Cornejo en su exposición del cuarto bloque.

Hebe Casado mira a Cornejo en su exposición del cuarto bloque.

Y es que estaban más relajados. El bloque donde se enfrentaron -el segundo- ya había pasado y su participación también; así que se dedicaron a seguir a las cabezas de fórmula y a asistirlos de cuando en cuando. El único de los "vices" que no volvió a aparecer por allí, o al menos que no se reunió con los demás, fue Daniel Orozco. Es probable que se quedara en su camarín, porque según vimos, no volvió a asomarse hasta la conferencia de prensa del final que compartió con De Marchi; ya en la parte alta del recinto y cuando todo hubo terminado. Ojo; antes de eso sí transitó los pasillos y saludó a casi todos con la misma simpatía y los mismos gestos que suele tener siempre; inalterable.

La que no estuvo en ese momento fue Noelia Barbeito, que por motivos personales se ausentó. Pidió enviar sus respuestas - en realidad, una apertura y un cierre- a través de dos videos que iban a ser reproducidos -o así nos dijeron una hora antes-, pero que finalmente se bajaron. Lautaro Jiménez se quejó de eso. "No es el formato acordado y no lo podemos alterar, por ley", respondió la Junta Electoral. Pero los videos se probaron. Es más: cerca de las 19:30, la voz de la candidata estalló en los altoparlantes del Le Parc y se oyó, entero, uno de los clips que había grabado. Por privado, le consulté de qué había hablado y dijo que lo colgaría en "X". Lo hizo. Están sus tuits.

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Las preguntas que no hicimos

La semana previa a este careo estuvo minada de reuniones. En realidad, los encuentros venían desde hacía rato, pero a Gisela Campos y a mí, moderadores enviados por Canal Siete (gracias a la confianza que nos brindaron las autoridades de este multimedio) nos tocó participar sólo de las últimas. Hay que decir que las idas y vueltas fueron muchas, y que casi hasta la víspera del gran día hubo modificaciones imperceptibles en la hoja de ruta. La mayoría de ellas tuvo que ver con los tiempos.

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De Marchi sonriente y recién maquillado.

De Marchi sonriente y recién maquillado.

Por ejemplo, el minuto con diez segundos que los candidatos tuvieron para el disparador inicial de los temas, en principio iba a ser de casi el doble. Los 45 segundos de los que dispusieron para responder las preguntas llegó a ser de un minuto, pero después lo fueron fileteando. El minuto final no. Se mantuvo como venía. "¡Va a ser un embole! ¡Hay que bajarle sí o sí!", eran algunos de los argumentos que se escuchaban para acortar esos lapsos. Algunos tenían miedo de que el intercambio de opiniones se extendiera hasta las 23, pero al final salió más corto de lo esperado. Junto al escenario, una oficial de Justicia controlaba los tiempos con una planilla.

Con las preguntas, la Junta Electoral dio un gesto de institucionalidad clave. Nos dieron a elegir si queríamos elaborarlas nosotros mismos o si queríamos que nos las dieran escritas. Es decir, que el Estado las confeccionara y nosotros únicamente las leyéramos al aire. Por supuesto que elegimos lo primero: preguntar libremente y sobre lo que tuviéramos ganas. Siempre que nos atuviéramos a los tópicos, claro.

El asunto es que jamás nos consultaron ni siquiera de qué se iban a tratar esos cuestionamientos. Y eso que los temas eran amplios: muchas cosas pueden entrar en los conceptos de Seguridad y Justicia; y quizás muchas más en Servicios Públicos, que engloba asuntos tan espinosos como la vivienda o la situación del agua. Y sin embargo, insisto, no sólo no nos solicitaron data de por dónde iban a ir nuestros interrogantes, sino que ni siquiera se nos pidió una pista, un subtema por el cual fuéramos a inclinarnos. La confianza en la labor periodística fue total en ese sentido. Y la libertad que nos dieron, también.

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Juntos. Vadillo y Fugazzotto, distendidos con Cornejo y Casado en el atril del exgobernador.

Juntos. Vadillo y Fugazzotto, distendidos con Cornejo y Casado en el atril del exgobernador.

Pero aclaro: por las dudas, nosotros llevábamos un backup. Algo prearmado. ¿Qué preguntas teníamos en la gatera y no pudimos hacer? Van un par de ejemplos: "¿Cómo evitaría que haya connivencia entre la Policía de Mendoza y las mafias organizadas? ¿Cree que ese fenómeno ya existe en la provincia o no?". "¿De qué manera piensa articular políticas de seguridad con los municipios? ¿Cuál es su diagnóstico de la situación en las cárceles en Mendoza y qué proponen en esa materia? En torno a la Justicia de Familia existen reclamos históricos; por ejemplo, respecto a interrupciones del vínculo entre padres e hijos por demoras procesales. ¿Cuáles son sus propuestas para mejorar la Justicia de Familia? ¿Qué alternativas concretas tiene para revertir la crisis hídrica?". Teníamos más. pero había que elegir y optamos por otras.

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Lágrimas, improvisación y política

¿Nervioso, Omar? "No; ya está. Estos momentos me hacen acordar a cuando rendía un final en la universidad. Dejaba de estudiar dos días antes e intentaba ir lo más relajado que fuera posible. Cuando jugaba al fútbol, sí; ponele que en el vestuario me ponía un poco más nervioso. Pero también trataba de tener un temple parecido; bajar revoluciones", respondió Parisi, que fue el primer candidato en arribar al Le Parc.

¿Nervioso, Omar? -ahora le pregunté a De Marchi-. "Mmm... ansioso te diría, más que nervioso. Pero estamos muy bien", dijo sonriente. Todavía faltaba más de una hora para subirse al escenario. En ningún momento, salvo que se nos haya pasado, se cruzó con Alfredo Cornejo; y fueron varios los que parecían -de ambos lados- atentos a que eso no pasara. El exgobernador llegó minutos después que sus alfiles en la campaña, Tadeo García Zalazar y Martín Kerchner. En el equipo del sancarlino también hicimos la pregunta de los nervios, pero nos dijeron que estaban tranquilos: "Nosotros ya hicimos todo lo posible; ahora es él", marcaron.

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Lautaro Jimenez dedicó segundos a su compañera de fórmula, que estuvo ausente.

Lautaro Jimenez dedicó segundos a su compañera de fórmula, que estuvo ausente.

¿Nervioso del 1 al 10, Mario? "No, no. Te diría que no", empezó Vadillo. "Pasa que este lugar me trae algunos recuerdos lindos. Yo hice mucho teatro con la Liga Mendocina de Improvisación acá en el Le Parc. Así que me estaba acordando de eso; de alguna manera es como que soy local en este espacio. Y cuando uno improvisa, lo que hace es trabajar en equipo para que haya un buen show. Creo que algo parecido vamos a hacer esta noche", contestó con seguridad. Se me ocurrió un chiste sobre que no improvisara con las respuestas. Era malo, así que no se lo hice.

Por las marchas y contramarchas de la previa, casi no cruzamos a Lautaro Jimenez, así que no pudimos semblantearlo. Pero más que nervioso parecía enojado por no haber podido poner al aire a su compañera de fórmula. Los segundos en que se dirigió a ella -le dedicó un momento de sus respuestas- marcaron uno de los dos momentos emotivos de la noche: "Todo va a estar bien", le dijo a Barbeito, que pasa por un problema de salud. El otro momento fue cuando Parisi le agradeció el respaldo a su familia durante este tiempo y terminó con los ojos llenos de lágrimas.

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Omar Parisi en el debate de gobernadores. La previa le trajo recuerdos de su pasado futbolista.

Omar Parisi en el debate de gobernadores. La previa le trajo recuerdos de su pasado futbolista.

A grandes rasgos, eso pasó en el debate. Desde lo político, las conclusiones fueron las que vimos: difícilmente hayan cambiado demasiados votos o convencido a la horda de indecisos que vaticinan los encuestadores. Al menos, no de una manera que vaya a modificar el destino de esta elección (o tal vez sí; quién sabe). Vadillo fue más opositor de lo que se preveía y le sirvió al PJ, machacando con que "Cambia Mendoza y LUM son lo mismo"; y Cornejo, desde el mismo tono que le imprimió a toda la campaña, prometió combatir con datos y a través de "X" a quienes lo fustigaron con el tema educación. Antes de la medianoche, el hilo de tuits ya estaba subido.

No mucho más que eso. No hubo golpes bajos y los dardos venenosos vinieron por donde más se los esperaba. Cuando el Le Parc terminó de exhalar gente y ya quedaba casi vacío, alguien lo resumió así: "Nos quedamos esperando que se picara, que se fuera todo un poquito al carajo; pero se portaron bien". Claro, para una campaña tan virulenta como la que estamos viviendo, fue una sorpresa tanta calma. Ahora quedan siete días. La recta final. Tal vez, ahora empieza el verdadero debate.

PD: Lector, si se quedó con ganas de conocer las propuestas que hicieron los candidatos, le recomiendo otras notas de Diario UNO.

Pero tampoco le prometo demasiado.

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