Pero este proceso todavía no termina. El chico tiene ocho fracturas especialmente en su pómulo derecho, lo que le provocó perder la sensibilidad en esa parte de la cara y le genera mucha incomodidad.
Mientras se recupera en su casa, esperan que lleguen los insumos para realizar la cirugía que necesita para reconstruir esa parte de su cara. Los médicos le indicaron a sus padres que la falta de sensibilidad se debe a que hay un nervio que no está funcionando correctamente, pero que luego de la operación hay 90% de probabilidad que la recupere.
Además de saber que la causa avanza en las manos de la fiscal Claudia Ríos, el padre del joven aseguró que están tristes, angustiados y con mucha impotencia por lo que le hicieron a su hijo. "¿Quién me devuelve a mi hijo como era antes de esto?", se repregunta Marcelo ante la situación que les toca afrontar.
Fue el mismo padre quien se presentó en la Fiscalía de Homicidios, donde fue recibido por Claudia Ríos, ya que estaba de turno. A ella le aportó datos, nombres, fotos y testigos para que se avanzara en la causa y se haga justicia por los daños causados a su hijo.
De todas formas, dijo que por el momento la familia decidió no presentarse como querellante y que dejará que la Justicia actúe como corresponda, aunque espera que los culpables paguen por lo que pasó.
El hecho
El sábado a la noche el chico de 16 años fue a una fiesta de cumpleaños de una amiga en Chacras de Coria, donde en la madrugada del domingo hubo una pelea que terminó mal.
Un grupo de rugbiers había llegado al lugar, y poco después habrían comenzado a molestar a un chico menor, y mucho más pequeño de tamaño que ellos. Ante esta situación, la víctima salió a defenderlo, pero esto provocó la desmedida reacción de los rubgiers que lo golpearon e hirieron.
Pasadas las 4 de la madrugada fue cuando la víctima llamó a su papá, le dijo que lo habían golpeado y le pidió que lo fuera a buscar. Cuando Marcelo llegó al lugar, lo subió al auto y lo llevó directo a la Clínica de Cuyo.
En la zona del cumpleaños siguieron los problemas, y otras víctimas contaron que cuando regresaban a su casa del barrio Liceo, en Maipú, fueron interceptados por un auto en el que iban los rugbiers, quienes intentaron subir a uno de ellos a la fuerza, pero no pudieron.