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El uniformado de San Carlos está acusado de haber cometido un grave delito mientras estaba en funciones.
La pista clave
El policía en cuestión ya está imputado por “abuso sexual con acceso carnal agravado por el cargo o función” y con prisión preventiva en el penal de San Felipe. Y es que, entre otras pistas, lo compromete que en el lugar donde la joven dijo haber sufrido vejaciones se encontraron restos de semen del hombre.
Los estudios del Registro Provincial de Huellas Genéticas -que no solo contiene muestras de ADN de delincuentes, sino también de personal policial- hicieron match: los restos en el calabozo correspondían al perfil genético de Villar.
Además, se están concretando pericias psicológicas para completar la instrucción que está a cargo del fiscal Facundo Garnica.
Aquella noche había otros 6 efectivos en la comisaría. Tres declararon que estaban durmiendo. Y ninguno dijo haber visto nada.
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El presunto doble abuso sexual que conmueve a San Carlos
Lorena Martín, la abogada de la muchacha, repasó en diálogo con la periodista Paola Alé las dos denuncias que tuvo que realizar su clienta.
Dijo que la chica concurrió a su trabajo en un delivery de comidas de San Carlos, el domingo 3 de septiembre, pasadas las 20, más tarde de su horario de ingreso.
El dueño del negocio -a quien terminó denunciando- ya la había obligado a tener sexo con él en reiteradas oportunidades, amenazándola de perder el trabajo. El sábado anterior a la denuncia -es decir, el 2 de septiembre- ella se había negado, por lo que él se había disgustado.
La abogada relató que el empleador ya estaba enojado con la joven denunciante, y utilizó como excusa la tardanza para maltratarla. En ese momento, la chica renunció a su trabajo, le pidió que le pagara lo que le debía y le dijo que lo iba a denunciar. Inmediatamente, subió a su bicicleta y se fue.
Al notar que su exempleador la seguía, lo abordó y le aseguró que no iba a decir nada, pero que la dejara ir. La joven pudo seguir viaje.
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La chica llegó a la Comisaría 18 el domingo entre las 23 y las 23. 30 y le comunicó al oficial de servicio lo que le había pasado. Esto ocurrió en la vereda de la comisaría. El policía la hizo entrar a las dependencias policiales.
Primero ingresó a una sala y como allí aparentemente no funcionaba una computadora, la llevó a otra habitación. Villar, el policía que le estaba tomando la declaración, le dijo que tenían que esperar. Al demorarse la situación, la chica le pidió al policía permiso para salir a fumarse un cigarrillo.
La abogada destacó que el sujeto la siguió y le hizo una serie de preguntas completamente fuera de lugar: le consultó si tenía novio y le pidió que le diera detalles acerca de cómo había sido tener sexo con su exjefe.
Lo que manifestó la joven es que en la comisaría solo estaba el policía que le tomaba la declaración y una oficial, a quien el primero le dijo que se fuera a dormir, que él la reemplazaba.
Posteriormente, le ordenó a la denunciante que lo acompañara a la parte de atrás de la comisaría, donde están los calabozos que en la actualidad no funcionan.
Allí, según la declaración de la joven, el policía la tomó del cabello y la obligó a realizarle prácticas sexuales. Sin embargo, quedaron rastros de semen en el piso.
El lunes a primera hora la joven se presentó para nuevamente en la comisaría para asistir al Cuerpo Médico Forense (CMF). Allí -aseveró- volvió a encontrarse con el policía, que le dijo "ojo con decir algo de lo que pasó anoche".
La denunciante dice que el resto de los uniformados no parecía tomar conciencia de lo que había acontecido. Fue -dice- el médico forense el que advirtió al Ministerio Público Fiscal.
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