El juez federal en la mira

Entrevista a Walter Bento: "Tengo con qué demostrar que soy inocente"

Walter Bento, imputado por asociación ilícita, rompió el silencio y negó vinculación con las sospechas que motivaron la acusación y la pesquisa por lavado de activos. Entrevista exclusiva

Walter Bento (58) es uno de los nombres propios más googleados de los últimos tiempos. Ahora, a una semana de haber sido imputado por asociación ilícita por supuestas coimas y haberse convertido en el eje y cabeza visible de una de las causas judiciales del fuero penal más impactantes de los últimos años, el juez federal de Mendoza con competencia electoral acepta la entrevista con Diario UNO y da la cara.

“No tengo nada que ver con todo esto que me atribuyen: con nadie ni con nada”, dijo Bento evitando dar nombres propios, durante una conversación en las oficinas de Gustavo Gazali, uno de los abogados que lo defiende de la gravísima acusación emanada, justamente, de su ámbito de trabajo durante las últimas décadas: la Justicia Federal de Mendoza.

Allí también se promovió otra pesquisa por lavado de activos bajo la sospecha de que los bienes que posee fueron comprados con plata de la corrupción.

La pregunta

El magistrado viste uno de los trajes de siempre. Acaba de llegar y saluda con el puño apretado. Tiempos de Covid. Atiende el celular que siempre guarda en el bolsillo interior del saco; también contesta mensajes que le llegan desde el juzgado. Sigue trabajando aunque podría estar de licencia para zafar de las miradas públicas y tribunalicias. Vuelve la mirada al interlocutor. La sala está en silencio y él lo rompe con una pregunta.

-¿Usted me cree? -sorprende Bento.

- Creo que esta es una oportunidad para que usted diga públicamente lo que quiera y lo que sus abogados le permitan decir -responde el periodista, sabedor de que en nombre de las estrategias judiciales hay cosas que se dicen, otras que se callan y muchas que son vistas desde una perspectiva absolutamente interesada y conveniente.

- Soy inocente -suelta Bento con la voz amortiguada por el barbijo Atom Protect fabricado por el Conicet.

- Pero usted sabe que decirlo no será suficiente en los tribunales donde lo han puesto contra las cuerdas...

- Créame que con mi familia y mis abogados, Mariano Cúneo Libarona, acá el doctor Gazali y equipo, estamos trabajando con pruebas en la mano. Absolutamente objetivas y legítimas. Como corresponde. Para demostrar que soy inocente.

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 El juez federal Walter Bento está acusado de asociación ilícita, lavado de activos, cohecho y  enriquecimiento ilícito. Habría recibido coimas para favorecer a narcos y contrabandistas.

El juez federal Walter Bento está acusado de asociación ilícita, lavado de activos, cohecho y enriquecimiento ilícito. Habría recibido coimas para favorecer a narcos y contrabandistas.

Contacto

El encuentro entre el imputado Walter Bento comenzó a gestarse el fin de semana y se concretó con el okey del juez, su familia y sus representantes legales. Especialmente de Cúneo Libarona, que ya el martes había dicho a Canal 7 de Mendoza, Diario UNO y radio Nihuil que la causa judicial contra el magistrado “está viciada y conformada por pruebas irregulares”.

También participó Nahuel Bento, uno de los hijos del magistrado, que es funcionario de la Justicia federal y también está salpicado por la pesquisa. El muchacho participa activamente. Acota. Sugiere. Advierte. Tiene la causa en la cabeza.

El titular del Juzgado Federal 1 con competencia electoral desde 2005 está sentado en un extremo de la mesa que se impone en la sala de reuniones del estudio jurídico.

Gazali acerca cuatro cortados en vasos de papel y cuatro medialunas de manteca. Servilletas y endulzantes.

Bento se quita el barbijo para apurar esa colación de media mañana y ésa es una de las pocas veces que su rostro queda al descubierto. No tiene el semblante de una persona acusada de liderar una banda delictiva. Pone la mano sobre una carpeta que está por reventar de papeles. Sus argumentos.

Varias veces, durante la conversación, el juez habla de creer y del valor de la palabra. De tener palabra. Bento tiene la voz ronca. El periodista nota que el juez se comporta de la misma manera que en antiguas conferencias de prensa por asuntos electorales o de narcotráfico que fueron noticia por ser de competencia propia de su juzgado. Pero siempre ajenos a su persona. Ligados a su rol de árbitro.

Aunque hoy esté en serios problemas, Bento propicia la distancia: no tutea y con eso marca la cancha. No solo trata de usted al periodista, sino que todo el tiempo le dice Señor Verderico.

Llora dos veces durante la entrevista: las dos veces en que evocó momentos perdidos de la crianza de sus hijos por ejercer la magistratura, profesión y vocación que él mismo eligió.

El juez Bento, nacido en Buenos Aires y radicado en Mendoza hace aproximadamente 30 años para vivir mucho mejor y tranquilamente que en su tierra de nacimiento, habla larga y detalladamente de inversiones financieras y explica que ése fue su metié mucho antes de ser personal de la Justicia. Bento gesticula. También habla con las manos y con los ojos. Señor Verderico, insiste. El abogado y el hijo, cada uno a un lado suyo, escuchan.

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Los tribunales federales se han visto conmocionados con la causa en la que está involucrado Walter Bento

Los tribunales federales se han visto conmocionados con la causa en la que está involucrado Walter Bento

Va a declarar

Bento asegura que el jueves 20 de mayo va a declarar como imputado frente al juez Eduardo Puigdengolas y al fiscal instructor, Dante Vega, un viejo conocido suyo. Lo había anticipado Cúneo Libarona. Esa audiencia será presencial y se desarrollará en los tribunales federales. Todo indica que será de larga duración.

- ¿Efectivamente va a declarar o se va a negar a hacerlo como hace la mayoría de los imputados no solo haciendo uso del derecho a callar sino por conveniencia?

- Voy a declarar.

La trama

Bento dice no con un movimiento de manos cada vez que el periodista insiste con preguntarle quiénes están detrás de lo que él y sus abogados consideran un montaje contra su persona, por más que para el gran público se trate de una causa judicial.

Sabe que está en una encrucijada que podría costarle carísimo: el cargo de juez y uno de los bienes más preciados de la condición humana: la libertad. O alguna de las dos cosas. O nada.

Bento trae a Dios a la conversación en varias oportunidades. Es creyente más allá de un cortocircuito vinculado a uno de sus hijos y a una lucha familiar desde entonces.

El juez estudió en una escuela religiosa buena parte de su vida. Trabajó en finanzas antes de ser parte de la Justicia Federal de Mendoza, a la que llegó casi sin ejercicio de la abogacía y con un diploma, cuenta él, que tenía guardado.

Debutó como secretario del juez Alfredo Manuel Rodríguez en el Juzgado Federal 3 y aunque tuvo una chance clarísima de convertirse en juez de Cámara por concurso terminó siendo juez del Juzgado Federal 1 para el que también había postulado y aprobado.

En septiembre se cumplirán 16 años de aquel debut en el sillón que el destituido juez Luis Leiva dejó vacío en 2002; sillón codiciado por varios exponentes del argot tribunalicio del Poder Judicial de la Nación.

Ese tema

El origen de la plata. Ésa es la cuestión. Porque para los investigadores e instructores de la causa, Bento y un grupo de abogados y de presos vendían y compraban resoluciones judiciales firmadas por el primero a cambio de fortísimas sumas de dinero y otros bienes para beneficiar a imputados y/o detenidos.

El juez federal dice a Diario UNO que todo lo que tienen él y su familia es fruto del trabajo genuino en la Justicia y de la primera etapa de su vida profesional como persona vinculada a las finanzas a través de empresas de primera línea, allá, en Buenos Aires, donde ganó plata, cuando ni siquiera imaginaba que terminaría radicándose en Mendoza.

Se suelta Bento cuando habla del funcionamiento de su juzgado gracias al trabajo en equipo y del reconocimiento en normas de calidad según los estándares internacionales. Y evoca que, oportunamente, años atrás, por estar al frente del Juzgado 1 (penal) le tocaba estar a cargo de los Juzgados 2 (civil y comercial) y 3 penal cuando éstos estaban sin jueces por vacantes permanentes o temporales de Alfredo Rodríguez, Gerardo Rodríguez y Olga Arrabal.

Esa situación, que aunque excepcional fue larga a través del tiempo hasta que se cubrieron las vacantes, lo llevó a estar más de 12 horas en el despacho, con una fuerte carga de trabajo, algo que él presuponía que podía suceder cuando aceptó ser juez.

Asuntos internos

Ahora, además del juez Puigdengolas y de su viejo conocido Dante Vega, a Bento también lo investiga el Consejo de la Magistratura del Poder Judicial de la Nación que hasta podría pedir, al final de la pesquisa interna, que sea sometido a juicio de destitución.

Bento sabe que ése es otro partido que se juega en otra cancha y en simultáneo. La cancha de la política. La misma política que en 2005 lo sentó en el sillón de juez de primera instancia mientras sus expectativas estaban puestas en otra función.

Por su condición de juez electoral, es decir de organizador y supervisor de los comicios que se desarrollen en Mendoza, la imputación por asociación ilícita lo pone aun más en la picota.

Alguno de los partidos políticos que competirá este año en las urnas podría pedir su apartamiento. Es una posibilidad y él lo sabe, aunque prefiere no pensar en eso. Está convencido de que dejará de ser juez federal de la Nación recién cuando se jubile. Nunca antes.

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