Algunos de los referentes opositores a Cambia Mendoza ya han empezado a hablar de que en la Provincia también podrían darse los "tres tercios" que Cristina Kirchner vaticinó para el orden nacional. La diferencia es que aquí lo que Javier Milei genera en el país se llama Omar De Marchi y tiene otra connotación.
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Un aspecto que el ciudadano valoró en su momento de Alfredo Cornejo fue el de haber puesto coto al "co-gobierno" que los sindicatos estales habían logrado con los gobernadores peronistas.
Foto: Axel Lloret / Diario UNO
Si La Unión Mendocina, de Omar De Marchi, se salteara de ser la tercera fuerza y llegara a obtener el segundo lugar sería un trampolín para posibles futuros triunfos. En cambio para el PJ mendocino perder el segundo lugar significaría un mazazo que pondría más en evidencia la falta de productividad del kirchnerismo en estas tierras. En una década manejando el PJ provincial, los K no lograron un solo triunfo provincial.
Los demarchistas y los peronistas sueñan -al menos- con lograr una Legislatura confrontativa para Cornejo si es que éste gana una segunda gestión como gobernador.
El peso de los ex
Los más aguerridos detractores de Cornejo están, como era esperable, entre los socios que tuvo en Cambia Mendoza y que se fueron de esa coalición acusando al sancarlino de un variado menú de males. No hay peor astilla que la de aquellos que fueron del mismo palo.
Paradójicamente esos defectos que le achacan a Cornejo (exceso de personalismo, soberbia) son los mismos que desde el PRO le facturan a De Marchi por haber quebrado Cambia Mendoza, y que desde la UCR se le enrostra al lasherino Daniel Orozco por haber convertido a Las Heras en un polvorín politiquero.
De Marchi es un dirigente acostumbrado a la movilidad partidaria. Formado en el Partido Demócrata, pasó luego al PRO. En el macrismo fue primero halcón con Patricia Bullrich y luego paloma con Horacio Rodríguez Larreta. Rompió este año con todos ellos para lanzar al ruedo La Unión Mendocina, un partido embrionario que aún no se sabe con qué levadura ideológica inflará su masa. Por ahora, el lujanino está agrupando a ex referentes de otros partidos. Su objetivo divino es ser gobernador de Mendoza, algo que él cree que nunca iba a poder concretar quedándose en Cambia Mendoza.
Orozco, quien solía "cuadrarse" ante Cornejo y jactarse de ser "radical de toda la vida", devino demarchista como por arte de birlibirloque. Ese médico campechano que se metió en política en 2015 para ponerle "sentido común" a esa actividad, no soportó que Cornejo lo descartara como candidato a vicegobernador de Cambia Mendoza. Tampoco se bancó que la UCR le cuestionara el intento de dejar a su novia, Janina Ortiz, como candidata a intendenta en el municipio de Las Heras.
Menos rimbombante es el historial de la tercera pata "unionista", liderada por el anti minero Jorge Difonso, quien también pegó el portazo en Cambia Mendoza llevándose consigo a su pequeño partido, Unión Popular, con base territorial en San Carlos. Proveniente de una familia activa en el Partido Demócrata, Difonso fue mutando hacia aristas no tan liberales, más cercanas al peronismo light. La sociología menduca lo ubica como un peroganso.
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Daniel Orozco y Omar De Marchi, dos ex de Cambia Mendoza. Ahora, la fórmula que encabeza La Unión Mendocina (vice y gobernador).
¿Y en el PJ?
Hablando de perogansos, en el peronismo mendocino el candidato "oficial" para las PASO es Omar Parisi, un conocido ex dirigente del Partido Demócrata que, "desilusionado" con su agrupación", pegó el salto en 2011 al peronismo poco antes de que asumiera Paco Pérez, de quien fue titular del Instituto de la Vivienda. De allí el eslogan actual del PJ: "Llega Parisi, llega tu casa". Por lo menos fijan ante el electorado una propuesta de gestión, a diferencia del "Ni con Cornejo ni con La Cámpora" de los unionistas.
Ahora la oposición a Cornejo ha descubierto que aquello que los puede unir es el ataque al ítem aula, creyendo que así dinamitarán al ex gobernador. Se olvidan que una de las cosas con las que Cornejo fidelizó votantes es haberse ocupado de poner criterio en bolsones del Estado donde reinaba el desorden, como por ejemplo el de las licencias docentes que obligaba al constante llamado a suplentes, con el consiguiente gasto extra para el presupuesto, es decir para los contribuyentes.
Otro aspecto que el ciudadano valoró en su momento de Cornejo fue el de haber puesto coto al "co-gobierno" que los sindicatos estales habían logrado con los gobernadores peronistas y que eran un premio a la facción amiga y no al interés general.
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Omar Parisi, un conocido ex dirigente del Partido Demócrata que, "desilusionado" con su agrupación", pegó el salto en 2011 al peronismo.
Llamado de atención
Lo más interesante de las elecciones es que la ciudadanía es la dueña absoluta de sus decisiones, en las que nadie puede meter mano. Por ejemplo, hasta ahora los mendocinos se negaron a darle una segunda oportunidad a los gobernadores que intentaron volver tras dejar pasar un período gubernativo. Si Cornejo logra saltar ese escollo habrá ahí una gran noticia. Al igual que si De Marchi logra llegar al segundo puesto en detrimento del peronismo.
Queda saber si habrá en Mendoza un escenario de tres tercios como pronosticó Cristina para el país o si aquí predominará el tradicional resultado de un ganador claro, un segundo destacable y, bastante más abajo, la famosa tercera fuerza que en cada elección promete que de ahí en más se comerá la cancha y que, en realidad, termina evaporada.
Puede que en esta elección se vean algunas variaciones a ese esquema, pero sin romper la tendencia. Al mendocino le gustan las cosas clásicas, pero en materia electoral no le hace asco, si cuadra, introducir algún elemento que actúe como llamado de atención.