Análisis y opinión

Tan austríacos en economía y tan chambones en política

La Libertad Avanza es una máquina de producir impresentables en el Congreso nacional. No se gobierna sólo con buenos economistas. La política no es una segunda marca de la gestión

"¡Joder, si eso es lo mismo que hizo la mendocina Lourdes Arrieta!" se dijeron muchos observadores cuando tomaron nota de las tropelías del senador nacional puntano Bartolomé Abdala, otro libertario de ocasión que también se llenó de asesores parlamentarios innecesarios y que no dudó en presentar avales truchos para conformar La Libertad Avanza (LLA) en San Luis.

Está visto que LLA es una máquina de producir impresentables. El esperpéntico Abdala, actual presidente provisional del Senado nacional (ojo, es el tercero en la línea de sucesión presidencial), ex ministro de Adolfo Rodriguez Saá, ex PRO y hoy subido al tren del mileísmo, tiene 20 asesores en la Cámara Alta (sí, veinte), de los cuales 13 o 15 ni conocen el Congreso porque trabajan para él en San Luis, provincia de la que quiere ser gobernador en 2027.

Este "honorable" senador nacional afirma que necesita gente "que me mantenga vivo el territorio". Sí, lector/a, lo dice así con desparpajo digno de un punguista. Quince personas a las que pagamos los contribuyentes para que este tunante salido de la brumosa marginalia puntana pueda proyectarse como precandidato a gobernador.

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Bartolomé Abdala cuando juró en el Congreso nacional.

Bartolomé Abdala cuando juró en el Congreso nacional.

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Muchos polizones

Asombra (para mal, claro) el nivel de ignorancia tanto en lo democrático como en lo institucional de estos personajes de kermés, personas sin vergüenza que se subieron ayer en calidad de polizones a la nave mileísta y que en pocos meses desplegaron, avalados por un sistema político cabrón, sus verdaderas banderas. Para ellos la política es dirigirse lo más rápido que se pueda hacia El Dorado donde brotan piedras preciosas para amarrocar.

La política es un gran campo de batalla que deja muertos y heridos, pero que también produce daños colaterales entre quienes no están directamente involucrados, por ejemplo los ciudadanos de a pie. El gobierno de Javier Milei cumplirá en estos días nueve meses en la Casa Rosada (un parto) sin poder consolidar un andamiaje político presentable.

Podemos darle la derecha a Milei en varios avances en la faz económica, y a la vez tener dudas sobre cómo se resolverán otros asuntos claves en ese rubro, pero en la conformación de un partido político que lo contenga se ha logrado muy poco, salvo escándalos producidos por mequetrefes, personas de poco provecho, sin preparación, que no conocen la idea del decoro y del necesario criterio republicano.

Piñas van, piñas vienen

Decididamente, en la Escuela Austríaca de Economía no se enseña conducción política. Esa usina de anarcocapitalistas es vistosa para candidatearse y despotricar contra la casta política, pero no tanto para enfrentar el día a día de la gestión gubernativa. Aceptarlo le ha llevado a Javier MIlei recibir varias piñas de la realidad. Ahora no hay otra alternativa que gobernar.

En ese baño de realidad, Milei se ha metido finalmente a tratar de aceitar y adecentar (tarde piaste, dirá usted con bastante razón) al bloque de parlamentarios de La Libertad Avanza, que es, en líneas generales un verdadero "barco de los locos".

Pero también parece estar percatándose de que no todo es déficit cero ni dinamitar el Banco Central, sino que hay que darle un poco de bola a los otros partidos que están dispuestos a apoyarlo para sanear la economía, pero que no están tan convencidos de seguirlo en esas exuberantes ideas paleolibertarias y anarcocapitalistas.

Pareciera que, aunque a regañadientes, Milei está aceptando la importancia de la conducción política, rubro que no le enseñaron en la Escuela Austríaca de Economía. Ahora el Presidente habla menos de la "casta política". Prefiere hacerlo sobre los ensobrados y los "econochantas".

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Ese ropaje

Todo aquel andamiaje verbal anticasta le sirvió -y mucho- como candidato, pero ya no es útil. Se esfumó. Sobre todo porque él y muchos de los suyos -demasiados, diríamos- ya se visten con aquellos ropajes contra los cuales pontificaban.

En soledad, La Libertad Avanza no garpa. El PRO, aislado, tampoco. Ni hablar del radicalismo. Todos ellos no pueden pensarse sin acudir a la palabra coalición, a "sociedad de hecho". Mejor, a "acompañamiento". Milei no quiere fusiones. Y ha dado órdenes de no usar ese término porque eso serviría para que Mauricio Macri se agrande y le exija cargos. "Tienen que entender que en las elecciones el PRO y los radicales salieron terceros", suele explicar el autopercibido León.

También parece estar un poco más predispuesto a no polemizar tanto con los gobernadores, en particular con los que firmaron el Pacto de Mayo. Milei lo quiere al mendocino Alfredo Cornejo para que coordine a ese grupo de mandatarios federales, convite que el radical está dispuesto a aceptar siempre que cuente con el aval de la mayoría de esos gobernadores.

Javier Milei y Alfredo Cornejo
Venga ese abrazo, parece decirle Javier Milei a Alfredo Cornejo el viernes, en El Plumerillo.

Venga ese abrazo, parece decirle Javier Milei a Alfredo Cornejo el viernes, en El Plumerillo.

Los reveses sufridos en el Congreso ya han sido demasiados y a Milei le provocaron ronchas. Puede que el libertario se sienta agrandado porque en las encuestas sigue teniendo banca, pero aquí y en la India un presidente sin peso en el poder Legislativo es algo que hace ruido. De la misma manera que es ensordecedor el batifondo que sus propios legisladores -esos que él recolectó en los bajos fondos de la politiquería - están produciendo

"Colosos", "genios", cracks" les dice hasta el cansancio Milei a algunos de sus funcionarios del Ejecutivo, en particular del área económica. Raramente podría ponderar con esos calificativos a los senadores y diputados de La Libertad Avanza que llegaron al Congreso por el aventón antipopulista de la ciudadanía. y que no fueron calificados debidamente por un líder antipolítico. En el pecado, la penitencia.