Análisis y opinión

Roberto Righi sufre las consecuencias de estar 22 años como intendente

Roberto Righi, intendente "eterno" de Lavalle, anunció su pase desde el PJ a La Unión Mendocina, de Omar De Marchi, "pero sin dejar de ser peronista"

El intendente peronista de Lavalle, Roberto Righi, que lleva 22 años manejando ese municipio, cree que el hoy mileista Omar De Marchi, líder de La Unión Mendocina "va a ser un gran gobernador porque pondrá el interés provincial por encima de todo".

Desencantado del rol del kirchnerismo y tras perder la interna partidaria en Lavalle, lo cual lo impactó, Righi se sumó a los equipos de trabajo del lujanino y aclaró: "No soy oportunista ni traidor y no voy a dejar de ser peronista".

El kirchnerista Lucas Ilardo, candidato a vicegobernador del peronismo mendocino, siempre afecto a las frases con punch, dijo que lo peor es que Roberto Righi "se ha traicionado a sí mismo y a sus ideas". Sin embargo, el lavallino aclaró que si bien en Mendoza va a trabajar por De Marchi, a nivel nacional lo hará por Sergio Massa.

En el último año, Righi fue tentado varias veces por el PJ kirchnerista de la provincia para que presentara su candidatura a gobernador, pero no quiso saber nada. Cuando le insistieron, habría dicho que no se consideraba preparado para ese cargo. En realidad sabía que el peronismo estaba para perder y que lo iban a culpar de la derrota.

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El peronista Roberto Righi se pasó a las filas de La Unión Mendocina, de Omar De Marchi.

El peronista Roberto Righi se pasó a las filas de La Unión Mendocina, de Omar De Marchi.

De tiro corto

Righi, considerado un intendente correcto, tiene el mismo problema de otros peronistas aquerenciados en sus comunas (los hermanos Bermejo y los Félix, son el ejemplo excelso) que le tomaron el gusto al rescoldo del poder. Sin embargo nunca demostraron tener muñeca ni polenta para expandirse al terreno provincial. Gentes de liderazgo acotado a su territorio.

En diciembre próximo el lavallino dejará la comuna de Lavalle con un gusto amargo. Lo noqueó el hecho de que en las PASO del departamento el triunfador fuera el peronista Edgardo González, uno que se cansó de Righi, y no Gerardo Vaquer, el elegido del jefe comunal. En el PJ provincial aseguran que ese remezón fue el que lo llevó a anunciar su pase a La Unión Mendocina.

En la lógica del PJ provincial, dominado aún por los K, Righi es un dirigente desleal "a todo lo que el peronismo le dio en 22 años". En la mente del intendente bulle otra consideración, la de que esos mismos que hoy lo atacan no contemplaron las fintas que debió hacer todos estos años para ser orgánico y que no se notara que su peronismo no se bañaba en el Jordán que llevaba a Cristina.

El flautista

Omar De Marchi, ex PD, ex PRO, ex Cambia Mendoza, hoy subido a la ola de Javier Milei y referente político de La Unión Mendocina, se ha dispuesto a encantar intendentes, como el flautista de Hamelin con su música.

Su logro más llamativo había sido el de captar para su redil al intendente radical de Las Heras, Daniel Orozco, peleado con Alfredo Cornejo porque no logró que le dieran la candidatura a vicegobernador de Cambia Mendoza. Ahora De Marchi obtuvo lo mismo con un desencantado de otro partido: el peronista Roberto Righi.

Con perfiles e historias partidarias distintas (Orozco resultó ser un aparatoso mientras que Righi sugiere ser más recatado o matarla callando), Omar De Marchi los ha juntado en La Unión Mendocina utilizando lo que parece ser el arte de birlibirloque, es decir, sin que se sepa de qué forma ha sucedido una cosa, o de manera casi mágica.

También está trabajando para De Marchi el ex intendente peronista de San Martín, Jorge Giménez, otro de esos caciques comunales "sine die", como Righi, a los que una oportuna y republicana norma les puso coto al fijar una sola reelección de manera continuada.

Sal en la herida

De Marchi viene machacando que en La Unión Mendocina "no se trata de peronismo o de no peronismo, sino de lograr que la Provincia crezca y para eso hacemos falta todos". Righi parece seguir ese relato: "Voy a apoyar a De Marchi porque tenemos mucho para aportar, sobre todo en materia de ruralidad, pero eso no significa que deje de ser peronista".

En relación a las acusaciones de traición vertidas por Lucas Ilardo, quien además señaló que la decisión de Righi "es insignificante en términos políticos, una panquequeada más", el lavallino, en plan perdonavidas, ha afirmado: "no voy a contestar agravios, no me interesa. Hay mucho por hacer, no voy a perder el tiempo".

Righi movió las fichas a favor de De Marchi en la previa de un momento decisivo. El próximo domingo (3/9/23) habrá elecciones en Lavalle, separadas de la provincial, y un triunfo del peronista Edgardo Gónzalez en la intendencia será para Righi tener que echar sal otra vez en la herida. Gonzalez le ganó el 30 de abril la interna del PJ departamental al delfín de Righi (Gerardo Vaquer) por el 57% de los votos.

El domingo hablarán los lavallinos y ahí se sabrá si la defección partidaria de Righi ha tenido un efecto neutro, si lo apoyan en su lance político con De Marchi, o si un triunfo rotundo de González adquirirá las formas del castigo.

Así como el correr del tiempo le pasa facturas al cuerpo de los humanos, así también la permanencia desbordada de un político en el poder está condenada a sufrir consecuencias.