Análisis y opinión

Jimena Latorre, la mujer detrás del cobre mendocino

Jimena Latorre, ministra de Energía y Ambiente, ha tenido un significativo rol como coequiper de Alfredo Cornejo en la instalación de Mendoza en el mapa internacional de la minería

Un director de teatro podría decir que Jimena Latorre, la dama detrás del cobre mendocino y de otros proyectos mineros, es un personaje brechtiano en el sentido de que -como exigía el alemán Bertoldt Brecht en su dramaturgia- no parece buscar la identificación emocional de quien la observa sino generar cierto "distanciamiento" que favorezca la reflexión.

En efecto, la ministra de Energía y Ambiente de Mendoza (39 años, abogada, con una carrera que incluye su paso por varios organismos estatales de Mendoza y el Congreso Nacional) es una mujer con un estilo no común ¿Será porque su figura es de esas que con solo aparecer dice "aquí estoy"? ¿Será por la forma tan particular de vestirse, entre clásica y geométrica? ¿O por su rostro que los fisonomistas especializados llaman ovalado o, tal vez, porque no es simpática en el sentido convencional?

Latorre tiene un tono de mujer firme, como si hubiéramos mezclado una sanrafaelina con una inglesa. A veces cuando habla en inglés de traders y de hubs se le filtra cierta entonación pueblerina de "aquel San Rafael de los álamos".

Jimena Latorre-Alfredo Cornejo- Hebe Casado.jpg
Jimena Latorre, Alfredo Cornejo y Hebe Casado. Las dos, sanrafaelinas, han dejado su impronta a la hora de hacer política.

Jimena Latorre, Alfredo Cornejo y Hebe Casado. Las dos, sanrafaelinas, han dejado su impronta a la hora de hacer política.

Y los sanrafaelinos, como usted sabe, lector/a, son gente a la que les gusta marcar la diferencia porque ellos no son menos que los mendocinos del norte. Mire si no, a Hebe Casado, la vicegobernadora, especie de "fierecilla indomable" en el sentido shakesperiano del término, que ha terminado haciendo una yunta política impensada con Alfredo Cornejo, otro que tampoco es la mar de simpático.

Leonina brava

Latorre tiene cierta melancolía en la mirada. Sin embargo otras partes de su rostro, como su boca, muestran energía y decisión. Nació en agosto de 1986 bajo el signo de Leo. ¿Mujer y de Leo? Candidata a ser una dama brava, dirán los astrólogos. Es de las que entre sus convicciones y caer bien, no duda en elegir las primeras.

En medio de la pandemia y a los 35 años tuvo un momento bisagra en su vida. Le detectaron cáncer de mama. Ocurrió cuando era diputada nacional y muchos la recuerdan por haber ido a las sesiones del Congreso con la cabeza rapada, uno de los tantos efectos de la quimioterapia.

Nieta de un español que era socialista y que en la Argentina se hizo radical, ella vivió en el sur mendocino hasta terminar su carrera de Derecho en la filial San Rafael de la Universidad de Mendoza. Luego comenzó su periplo en esta capital, tras la separación de sus padres, y casi siempre fue en organismos públicos.

Jimena Latorre diputada.jpg
Muchos la recuerdan por haber ido a las sesiones del Congreso con la cabeza rapada, uno de los tantos efectos de la quimioterapia.

Muchos la recuerdan por haber ido a las sesiones del Congreso con la cabeza rapada, uno de los tantos efectos de la quimioterapia.

Ocupó, por ejemplo, la titularidad del EPRE, el ente que regula y controla el servicio de electricidad. En esa época tenía melena rubia hasta los hombros, al estilo de algunas blondas de Hollywood, pero luego del cáncer eligió el pelo bien corto que ahora es su marca registrada. Lo suyo nunca se encaminó a ser abogada de Tribunales y de bufetes sino a aunar el derecho con la política.

Su paso por el Congreso Nacional no fue lo que ella esperaba. Encontró que todo era lento, enredado, excesivamente deliberativo. Ahí ratificó que lo suyo es la política ejecutiva, la de gestionar, armar equipos, tomar decisiones y ver resultados. Eso es lo que cree haber encontrado como ministra de Energía y Ambiente.

La coprotagonista de Alfredo Cornejo

Si bien la figura central de todo este proceso para insertar a Mendoza en el mapa minero internacional ha sido Alfredo Cornejo, Jimena Latorre se ha instalado como coprotagonista de un proyecto político que esta semana fijó un hito en la Provincia al lograr la definitiva aprobación legislativa para extraer cobre en Uspallata (proyecto San Jorge), desarrollar el Distrito Minero Occidental II en Malargüe, fijar un Fondo de Resarcimiento Ambiental y lograr un marco regulatorio para las regalías mineras.

En los dos años que lleva este segundo mandato de Cornejo se los ha visto a ambos, en el país y en el exterior, llevando, como misioneros, "la palabra", que en este caso es la idea de que Mendoza también es minería e interesando a inversores. Pareciera que se hubieran repartido la tarea de consolidar la aceptación social que hoy tiene la actividad minera.

cornejo y latorre en emiratos arabes
Jimena Latorre y Alfredo Cornejo, en Emiratos Árabes, promocionando la minería en Mendoza para atraer inversores.

Jimena Latorre y Alfredo Cornejo, en Emiratos Árabes, promocionando la minería en Mendoza para atraer inversores.

Los dos son obsesivos. A veces parecen un enigma. Ella, sobre todo, es distante. Como el cobre, son versátiles y duros a la vez. "¡Ojo -dirá usted- que también tienen sus piojos". ¡Ni que lo digas, joder! le contestaría un español.

Es interesante resaltar la empatía política que Cornejo ha logrado con ciertas mujeres. En su primera gobernación tuvo de vicegobernadora a Laura Montero. Tuvieron sus discrepancias, pero las llevaron con recato. En esta segunda gestión llevó a otra lady, Hebe Casado, de coequiper. Muchos creían que iban a terminar como Milei con Villarruel, pero ha sido todo lo contrario. Además optó por Jimena Latorre para que lo secundara en su principal objetivo político: hacer de Mendoza una provincia minera.

Jimena Latorre -como se dijo- no es de efusiones afectivas ni de empatías forzadas. Sin embargo cuando habla de minería, de dinamizar la economía, de levantar los promedios salariales, de la importancia de una declaración de impacto ambiental, del desafío de preservar recursos naturales y a la vez utilizar las riquezas minerales, o de la necesidad de que estemos informados de esos asuntos para que no nos mientan, aparecen -en sus ojos y en sus labios- ramalazos o trazos mínimos que parecen sugerir el esbozo de una sonrisa.