En las provincias con gobiernos peronistas se acrecientan las mutaciones que buscan nuevas formas e ideas para plantarse de manera más productiva ante el presidente Javier Milei. Cada mandatario del PJ viene haciendo su juego y pactando por su cuenta -o en yunta- con el gobierno libertario. Es uno de los datos más interesantes que arroja el actual escenario político.
El peronismo del interior enfrenta al excluyente relato del conurbano que instalaron los K
Los gobernadores peronistas se cansaron del relato kirchnerista que imponía de manera excluyente la lógica del conurbano, una especie de fatalidad política ante la cual las provincias debían rendirse
Otro cambio de actitud en estos mandatarios es que se cansaron de ese relato kirchnerista que imponía, de manera excluyente, la lógica del conurbano, una especie de fatalidad política ante la cual el interior del país estaba obligado a rendirse. Dichas reacciones son algunas de las variadas maneras con que ha empezado a descascararse la centralidad política de Cristina Kirchner.
Hoy cualquier gobernador va a los canales de noticias porteños y planta opinión. "Si la agenda política la va a manejar el Conurbano, probablemente tengamos que tomar decisiones con amigos y colegas. Nos tienen que dejar a los gobernadores la posibilidad de negociar", dijo hace unos días el gobernador peronista de Catamarca Raúl Jalil. Es el mismo razonamiento de Jaldo, de Tucumán, de Sáenz, de Salta; pero también de otros que no son peronistas como Torres, de Chubut; Figueroa, de Neuquén, o los Valdés en Corrientes, entre otros.
Desde el domicilio en el que cumple prisión domiciliaria Cristina Kirchner recibe visitas, en este caso de dos políticas españolas.
Esto se ve muy claramente en el Congreso Nacional. Allí los gobernadores del PJ mueven sus piezas de acuerdo al resultado del tire y afloje que tengan con la Casa Rosada. Por estos días los jefes de los bloques del peronismo, tanto en el Senado como en Diputados, viven un verdadero tembladeral porque varios integrantes de esa tropa quieren trabajar con más "plasticidad". La palabra "fragmentación" ha prendido luces de alerta ante el recambio parcial de legisladores que habrá en diciembre.
Eso que se ve en buena parte de los gobernadores peronistas es muy parecido a lo que desde hace dos años vienen haciendo los mandatarios radicales y los del PRO, urgidos por la fiera evanescencia de sus conducciones partidarias en el orden nacional (nula en el caso de la UCR; y desteñida y luyida en el macrismo).
El relato inflado de un PJ unido detrás de Cristina Kirchner duró hasta las 21 del domingo 26 de octubre cuando se supo que Milei había ganado a nivel nacional, incluso en territorio bonaerense. Muy cuestionadas han sido -incluso en la Justicia- las intervenciones que Cristina mandó, antes del proceso electoral, a los PJ de Salta, Jujuy y Misiones.
Ya no es palabra santa la línea que pueda bajar Cristina Kirchner en su carácter de jefa nacional del partido y muchísimo menos la que pretende marcar su hijo Máximo como titular del PJ de la provincia de Buenos Aires, despreciado por buena parte de los intendentes bonaerenses.
"Liberen a Cristina", eslogan de una batalla planteada como épica, se diluye a diario. Ya no se ven las supuestas multitudes que iban a blindar el departamento de San José 1111, en el barrio de Constitución, donde la ex presidenta, condenada a prisión efectiva por corrupción en la obra pública, pasa sus días de presidiaria con tobillera. Al mismo tiempo, y en calidad de procesada, ella asiste -vía Zoom- al nuevo juicio que conocemos como "El caso Cuadernos".
Este nuevo debate judicial debe descular un fenomenal enjambre de coimas donde no sólo están en la picota los kirchneristas que las recibieron -con ella a la cabeza- sino 63 conocidos empresarios -incluido un par de mendocinos- que las pagaron para obtener del poder político beneficios espurios que son la negación de ideas centrales del capitalismo y del mercado, como la libre competencia y el riesgo empresarial. Cada día que pasa se hace más evidente la lenta pero continua decadencia del cristinismo. Aquellas "cartas al país" que, a manera de encíclica papal, Cristina solía desplegar ante la opinión pública como supuesta visionaria política, han perdido influencia. La realidad se ha encargado de bajarles el precio.
La causa Cuadernos involucra a 63 empresarios, incluso algunos de Mendoza.
El conurbano bonaerense, como decíamos, está menguando su rol como "factor determinante de la política argentina". Ya hay datos concretos que hablan de las provincias (o "el interior") como un nuevo factor de poder para hacerle contrapeso. Durante las presidencias kirchneristas, primero Néstor y después Cristina, se ocuparon de mantener con sordina (con premios e incluso castigos) a las provincias. Ahora es mucho más difícil para Milei disciplinarlas.
Otro dato que juega a favor de los gobernadores es que gran parte de los proyectos de inversión que promueve el gobierno nacional tienen que ver con actividades mineras extractivas del sector energético que necesitan -para concretar esa gestión- de la habilitación de las provincias a través de sus legislaturas.
No hay gobernadores de La Libertad Avanza. Hay gobernadores peronistas, radicales, del PRO y territoriales. Ese es el gran problema que tiene el presidente en el Congreso. Gobernadores con tres o cuatro legisladores en el parlamento pueden hacer fracasar (o aceitar) leyes que el presidente considera vitales.
Cristina también está en un brete como jefa nacional del PJ. Los referentes provinciales se retiran de su lado y en el Senado ya se habla de la ruptura del bloque cristinista cuando asuman los nuevos legisladores a principios de diciembre.
En ese sentido los gobernadores (sean peronistas o no) se están manejando con el mismo criterio que usó una mayoría de argentinos al apostar otra vez por Milei. Es decir, prefieren correr riesgos y no volver a lo malo conocido. Quieren a alguien que les resuelva la economía, que no haya inflación, tener empleo, llegar a fin de mes. No es la batalla cultural ni el anarcocapitalismo de Milei lo que atrae a la mayoría. Es la posibilidad de que sanee las bases de la economía.





