Análisis y opinión

Los desperdigados, ese 21,44% de votantes mendocinos que no siguió ni a Milei ni al peronismo

En Mendoza 212.828 votantes descartaron la oferta política de Milei y del peronismo. ¿Es gente que rifó su voto? ¿Son votos perdidos? ¿Los miramos en menos?

Tal vez, lector, a usted también se le haya ocurrido pensar en ese 21,44% de votantes de Mendoza que en las recientes elecciones legislativas no optó por ninguna de las dos fuerzas mayoritarias que obtuvieron el primero y el segundo lugar.

A esos desperdigados no los conformó ni la alianza mileísta-cornejista que se alzó con 53,63% de las preferencias, ni tampoco el peronismo que aquí se presentó como "Fuerza Justicialista Mendoza" y obtuvo el segundo lugar con 25,20%. No. Los esparcidos, "unos raros" dirán algunos, prefirieron derramarse en otras opciones del abanico ideológico.

Hablamos de los verdes que uno no sabe cómo ubicarlos en la paleta ideológica. O de los gansos anti Cornejo. Hablamos de la izquierda clásica que sigue girando bajo el lema "pocos, pero divididos", o de la oferta "Protectora" de José Luis Ramón que esta vez llevó al desorientado doctor Orozco de coequiper y que sacaron el 1,01%. Y, claro, nos referimos a la supuestamente novedosa y federal "Provincias Unidas" que tentó a muy pocos.

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Daniel Orozco y José Luis Ramón, de Protectora.

Daniel Orozco y José Luis Ramón, de Protectora.

Hubo desperdigados de todo tipo en esa tierra política fraccionada, donde los rebeldes conformaron el citado 21,44% de sufragantes menducos. Un porcentaje que podría sonar como una ilusoria tercera fuerza.

Tan fraccionados estuvieron que no aportaron representantes a la Legislatura. Algunos observadores tienden a mofarse de todos ellos por ilusos, pero, como dice el bueno de Joaquín Sabina, los que no piensan como uno "¡también son personas, Jesús!"

En realidad este mambo de las minorías políticas disidentes no es moco de pavo. Valen, entre otras cosas, porque, aunque sea de manera simbólica, suelen ser un contrapeso al engreimiento de las mayorías partidarias.

Algunos de sus exponentes exhiben una que otra modesta fama bien obtenida, pero que después no la saben sustentar. El ejemplo más excelso se dio al comienzo del 2000 (época del "que se vayan todos") y lo representó el ex fiscal de Estado Aldo Giordano y su partido Fiscal. Fueron tercera fuerza, pero luego se los fagocitó el personalismo y la abundancia de actitudes emparentadas con la "casta".

Parece que no, pero los "partiditos" ayudan -a su manera- a la estabilidad política. Si bien la viña del Señor tiene pulgones en todas sus hileras, a veces estos "distintos" exhiben menos intereses dudosos ("por falta de oportunidad", me dirá usted, sardónico) que algunos personajes de los partidos mayoritarios cercanos a las "cajas" y los oropeles.

Por lo menos dicen entender de qué va eso de ejercer controles. Y algunos de sus referentes tienen la lengua y las actitudes menos codificadas que las de ciertos "cuadros" políticos que representan a los consagrados. Obvio, hay otros de estos esparcidos que son unos pelmazos soñados.

Pregunta: ¿cómo se lucirían algunos figurones de los grandes partidos si no pudieran batir el parche diciendo, por caso, "les sacamos 50% de diferencia al rejunte de opciones de derecha a izquierda que brotaron en esta elección"?.

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21,44% de mendocinos que no votó ni a Milei ni al peronismo

21,44% de mendocinos que no votó ni a Milei ni al peronismo

A veces, incluso sin proponérselo formalmente, los partidos chicos o algunos de sus referentes pueden servir -a escala, claro- como catalizadores de cambio. Por ejemplo, no siempre las denuncias de corrupción provienen de las grandes organizaciones políticas, sino más bien de esos espacios más pequeños, o de algunos de sus referentes, que no tienen tantos compromisos.

Ese 21,44% de mendocinos que no votó ni a Milei ni al peronismo reunió a 212.828 personas. ¿Esta gente rifó su voto? ¿Lo suyo fue un voto perdido? Ni alocados, ni inconscientes. Actuaron como minoría. Y cumplieron con su deber ciudadano. No se quedaron en sus casas. Ni se justificaron con el argumento del "mal menor".

No votaron a Milei tapándose la nariz para frenar al kirchnerismo. Ni al revés. ¿Por qué no pensar que los desperdigados votaron sabiendo claramente que era una elección legislativa y que esa instancia permite un voto no tan riguroso como el de las elecciones para gobernador o presidente y, en particular, el de los balotajes, instancia donde el argumento de votar al "mal menor" puede ser un justificativo?

Hay gente que empieza su vida política en esos "partiditos" y después vuela. Otros, "descienden" a esas pequeñas organizaciones por haberse cansado del staff oficial de los grandes. Hay gente que los apoya, pero sin militar. También están los que, desde afuera, miran en menos a los de este mundillo. Y los que tienen sus razones para no votarlos. No faltan los que se adueñan de esas segundas o terceras marcas partidarias para desvirtuar el fin con el que fueron creados.

Argumentos y valoraciones sobre los desperdigados hay a placer. Lo concreto es que estos 212.828 votantes que en Mendoza descartaron a Milei y al peronismo están en el sistema democrático y, como minoría, cumplen un papel al que hay que ponerle el ojo.