La investigación realizada por la Justicia británica reveló que el ex médico Thomas Kwan, de 54 años, organizó un club de vinos falso y envió a Patrick O’Hara, de 73 años, entre 18 y 21 botellas durante un año y medio.
De acuerdo a las pericias realizadas por peritos forenses, algunas de las botellas de vino contenían talio, un metal altamente tóxico, con el objetivo de provocarle la muerte a O'Hara, quien mantenía una relación de pareja con su madre.
El resultado de las pericias enviadas a la fiscalía determinó que dos botellas de vino recuperadas tenían veneno y una tercera, que también fue consumida por O'Hara, enfermó al anciano con cierta gravedad.
Medios internacionales aseguraron que para lograr su siniestro objetivo falsificó documentos y se hizo pasar por otra persona.
En su cuidadosa tarea, Kwan, el falso médico, alternó algunas botellas de vino genuinas con otras ligeramente adulteradas con la idea de no levantar sospechas de su accionar, manipulando etiquetas y tapones para simular autenticidad en los envases. Incluso uno de los amigos de O’Hara, Torquil Gundlach, bebió del vino contaminado y sufrió algún efecto aunque no presentó síntomas graves.
Paralelamente, Kwan también desarrolló un plan de la falsa vacuna contra el Covid-19. Para llevar adelante sus macabras intenciones, se disfrazó de enfermero, se presentó en la casa de la pareja, situada en Newcastle y le aplicó una sustancia venenosa, haciéndose pasar por personal del Servicio Nacional de Salud (NHS, en Inglaterra).
El violento ataque le provocó a O’Hara secuelas físicas y psicológicas graves, entre otras pérdida de movilidad parcial y episodios de ansiedad recurrentes.
Según la investigación judicial, el móvil detrás de los intentos de asesinar al novio de la madre habría sido una disputa familiar por temas económicos. Concretamente, Kwan había descubierto que su madre, en su testamento, permitía que O’Hara pudiera seguir residiendo en su casa, y el incidente derivó en la separación de la pareja.
El ex médico fue arrestado en su domicilio y durante un allanamiento ordenado por la Justicia se encontró en su computadora un "manual del envenenador" y un libro de orientación para investigaciones de asesinato.
Una vez comprobados los delitos de Kwan, el médico fue condenado a 31 años de prisión por intento de homicidio y removido del registro médico de Gran Bretaña.
El fiscal Thomas Makepeace dijo a la Corte que Kwan era un médico familiar “respetado y experimentado” en Sunderland, a unos 24 kilómetros de Newcastle. Agregó que Kwan usó su “conocimiento enciclopédico” de venenos en su complot para matar a O’Hara, quien era “un impedimento potencial para que el señor Kwan recibiera la herencia de su madre después de su muerte”.
En la audiencia disciplinaria desarrollada en los Tribunales de la Corona de Newcastle, el ex médico pidió disculpas a todos los afectados por su conducta y aceptó la sanción impuesta por la Justicia.
La presidenta del Tribunal, luego de dictar la sentencia de 31 años de prisión, indicó que la única respuesta posible era la exclusión definitiva de la profesión para proteger a la sociedad y resguardar la confianza pública.






