Su primer proyecto fue específicamente en el área satelital. Y luego en un trabajo de INVAP en relación al oil & gas. “En los proyectos con INVAP he sido el líder técnico y el enlace entre los grupos de desarrollo, actualmente me estoy encargando de liderar este proyecto del sátelite”, resume acerca de su trayectoria el ingeniero y profesor universitario.
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Parte de las instalaciones del Polo TIC en Godoy Cruz son utilizadas por los equipos técnicos para el desarrollo del satélite.
Cristian Lozano
Al frente del MendoSat-I, Chediack lo califica como un “proyecto insignia” que posiciona a la provincia como referente de desarrollo tecnológico nacional y “fortalece su lema cultural como tierra del sol, del buen vino y del conocimiento”.
En esa línea surgió la idea de hacer este nanosatélite, que es un satélite a pequeña escala desarrollado para un fin específico. La UNCuyo, la UTN y la Universidad Mendoza, junto a la escuela técnica ETEC, se incorporaron a los equipos desarrolladores que vienen trabajando desde hace medio año.
De 10x10 centímetros y un peso de alrededor de un kilo, el satélite MendoSat-I permite lanzarlo en un compartimento de un satélite de magnitud y hasta es posible apilarlos hasta un total de 12 unidades. El reducido tamaño también baja el costo para este tipo de tecnología, ya que todos los componentes están en Mendoza e incluso se pueden utilizar partes de otros equipos, como los celulares. A su vez, se financia a través del proyecto Greenly-Ecocanje de los puntos verdes con la idea de que el lanzamiento del satélite sea con carbono neutral y no contamine el ambiente; para lo cual se estimula el reciclado en la comunidad recolectando botellas Pet y latas en grandes cantidades.
De triple impacto tecnológico, ambiental y educativo, este proyecto del satélite mendocino aporta también a la investigación científica.
En lo que refiere a la parte educativa, “se busca incentivar el desarrollo tecnológico espacial de la provincia, motivar y movilizar al sector académico para realizar proyectos de tecnología desafiantes y articular el trabajo conjunto de empresas que se dediquen al desarrollo tecnológico”, explican sus responsables.
Por otro lado, en Mendoza ya hay interesados en su utilización como el Departamento General de Irrigación (para el manejo de agua, el caudal de los cauces y mejorar el conocimiento de este recurso tan escaso), la Dirección de Contingencias Climáticas (para determinar puntos calientes de Mendoza y prevenir incendios forestales), y agricultores que buscan adentrarse e innovar en el área del agro 4.0.
“Aparte de las complejidades propias del proyecto, son proyectos de ingeniería; por eso debido a sus particularidades es que nos animamos a hacerlo a partir de tener apoyo técnico desde INVAP y CONAE (Comisión Nacional de Actividades Espaciales)”, admite Chediack.
No quieren que sea un “proyecto marketinero”
El ingeniero Ernesto Chediack sostiene que “el área satelital se viene caracterizando por una accesibilidad relativamente económica al espacio, y de ahí nace este proyecto como una ventana de oportunidad que se abrió y que busca tener impacto tecnológico para demostrar que se pueden hacer desarrollos de tecnología compleja en Mendoza”, provincia que según su óptica, “en los últimos años se ha visto bastante relegada en cuanto a la economía del conocimiento”.
Es por esto que Chediack advierte: “Este no es un proyecto marketinero, tiene sustento; el INVAP está involucrado, tiene un grupo asesor con ocho ingenieros trabajando”.
El proceso de desarrollo del MendoSat-I consta de tres etapas. La ingeniería conceptual donde se definen los conceptos operacionales para cumplir la misión, en este caso es la necesidad de un mayor acceso al dato.
“Mendoza necesita un montón de datos en relación a una variable que en el futuro le permita, por ejemplo, construir un índice de incendios de buena calidad, lo cual le ahorra mucha plata; también va a permitir hacer una evaluación acerca de los parámetros climáticos que influirían en el desplazamiento de las áreas productivas; o determinar cómo son los escurrimientos de los ríos”, detalla el ingeniero acerca de la utilidad que tendrá este satélite.
Y aporta: “Todo esto forma parte de lo que se denomina IORT (Internet de las Cosas Remotas). Hoy no hay nada de todos estos datos porque existe una imposibilidad de desplegar redes de comunicación hacia esos lugares; entonces la misión del MendoSat es brindar puntos de conectividad en todo el territorio mendocino, independientemente donde esté el satélite, una cuestión muy técnica que trae muchos beneficios”.
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Ernesto Chediack lleva casi 30 años de trayectoria en la Ingeniería en Electrónica y más de 20 desarrollando equipos electrónicos. Hoy lidera este proyecto satelital de Mendoza.
Cristian Lozano
Esta etapa de desarrollo de la ingeniería conceptual del nanosatélite ya está aprobada y llevó unos cuatro meses de trabajo.
Ahora los equipos –que han recibido aportes de especialistas y aficionados de otras provincias- se encuentran en la etapa de la ingeniería básica; o sea, diseñar la arquitectura del objeto, cómo serán sus componentes, cómo se relacionarán entre sí, entre otras cuestiones técnicas y tecnológicas. Esta etapa puede llevar unos dos meses, anticipa Chediack, “y es la parte en donde queremos hacer participar a las universidades, escuelas secundarias y otras organizaciones educativas”.
Porque, además del valor en sí mismo que tiene hacer un satélite, para sus desarrolladores “tiene un valor mucho mayor y lo pensamos estableciendo relaciones con el sistema educativo; por eso hemos decidido armar grupos de trabajo ya que el satélite tiene varias partecitas, entonces le damos a cada universidad la responsabilidad, a partir de los grupos que se formen, que cada una realice su parte”.
En esta metodología de trabajo habrá responsabilidades cruzadas entre la Universidad Mendoza con la UNCuyo, o a la UTN con la UNCuyo. ¿Para qué? “Porque Mendoza tiene un problema que es la falta de brazos comunicantes entre las distintas organizaciones educativas, y en el tema tecnológico eso se ve claramente. Como es un proyecto interdisciplinario además, empezar a cruzar trabajos de una y otra universidad, compartiendo laboratorio y experiencias, hará más enriquecedor este proceso”, asegura el ingeniero en Electrónica a cargo de la coordinación de todos estos equipos.
De hecho, basándose en su propia experiencia con este proyecto que llegó a tener unas 200 personas interesadas en formar parte, Chediack anuncia: “Hay un ideario de que Mendoza se destaca por el desarrollo productivo y no tecnológico, sin embargo te sorprendería ver el submundo que hay en el área de tecnología.
En este sentido, el MendoSat-I viene darlos a conocer con casi un centenar de personas, muchos estudiantes o ingenieros recién recibidos, trabajando ad honorem En este sentido, el MendoSat-I viene darlos a conocer con casi un centenar de personas, muchos estudiantes o ingenieros recién recibidos, trabajando ad honorem
Un lanzamiento al espacio sin contaminación
La tercera etapa de desarrollo del satélite es la de la ingeniería de detalle donde se termina de construir y se deja a punto para su lanzamiento al espacio. “Calculamos estar en esa etapa a principios del año que viene; tenemos algunas ventajas muy importantes, por ejemplo todos los equipos de testeo del satélite lo tenemos de forma gratuita”, pronostica Ernesto Chediack, el ingeniero coordinador de este proyecto tecnológico.
Y es a través de una empresa española que se concretará -ya en 2024- ese momento esperado. Chediack fue quien contactó a la firma y, para su sorpresa, se encontró con un mendocino del otro lado del teléfono. “El CEO de esa empresa es mendocino, así es como tenemos dispersos por el mundo tantos talentos, proyectos como este hace que se unan y potencien”, destaca.
Por otro lado, el académico y especialista cuenta que esta es una iniciativa tecnológica “open source”, es decir, “un proyecto de código abierto, por eso todos los pasos van siendo documentados; la idea es que quien quiera, en cualquier parte del mundo, conocer nuestra experiencia para ahorrarse pasos en su propio proyecto, pueda hacerlo”, explica Chediack.
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Este proyecto de tecnología satelital en Mendoza cuenta con el apoyo del INVAP, la CONAE, empresas y universidades.
Cristian Lozano
Uno de los mecanismos de fondeo para poner el satélite mendocino en órbita se logra a través de campañas de recolección de latas y botellas Pet. El municipio de Godoy Cruz pone a disposición del proyecto unos siete millones de pesos que van destinados al Polo TIC, pero para dar ese dinero es necesario juntar una determinada cantidad de botellas y latas. De este modo, el proyecto avanza también con acciones medioambientales que involucran a la sociedad en general, y a través de una acción positiva como es el reciclado.
Esta forma de financiación a partir de acciones de reciclaje mediante la iniciativa Ecocanje-Greenly (reciclado de botellas y latas a través de máquina recolectora) se suma a las estrategias de captación de recursos públicos y privados que aplican al desarrollo de este proyecto satelital.
“Además tenemos que juntar unas 60 mil botellas Pet y unas 5.000 latas para generar carbono neutral para el lanzamiento del satélite”, afirma el ingeniero Chediack, celebrando esta alternativa de buscar fondos con un impacto ambiental y social que favorece el desarrollo de este tipo de emprendimientos.
“Ojalá así se vengan muchos más desarrollos satelitales”, desea y confía: “Esperar los momentos oportunos te pueden llevar toda la vida. No hay otra posibilidad en países como el nuestro. Se dieron ciertas condiciones para que este desafío se haga realidad, y estoy seguro que lo vamos a lograr con éxito” “Ojalá así se vengan muchos más desarrollos satelitales”, desea y confía: “Esperar los momentos oportunos te pueden llevar toda la vida. No hay otra posibilidad en países como el nuestro. Se dieron ciertas condiciones para que este desafío se haga realidad, y estoy seguro que lo vamos a lograr con éxito”
Urge reactivar las carreras de ingeniería
El proyecto del MendoSat-I abarca sobre todo ingenieros, y entre ellos, muchos jóvenes que se recibieron hace poco tiempo. Tal es el caso de Federico Alderisi, quien se interesó en la iniciativa para innovar desde Mendoza en tecnología satelital.
“Como reciente graduado, he vivenciado cómo ha disminuido el interés en el área de las ingenierías y cómo los contenidos educativos desactualizados han desincentivado a que muchos se animen a estudiar carreras STEM (siglas en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), además de que aún el desarrollo tecnológico de Mendoza es incipiente”, considera Alderizi.
Y refuerza: “Este proyecto nace de la ambición de generar un cambio a nivel social y educativo, tratando de motivar a las instituciones y empresas a desarrollar nuevas tecnologías”.
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Distintas generaciones unidas por una misma pasión: el graduado Federico Alderizi junto al coordinador del proyecto, Ernesto Chediack.
Cristian Lozano
A principios de año se realizó una prueba por parte de la The Mars Society Argentina (TMSA) y el joven ingeniero cuenta que “lanzaron un globo sonda para hacer mediciones de parámetros satelitales y analizar pruebas, y como tenía una aplicación útil en la provincia y había contactos de algunas empresas del Polo TIC con el INVAT es como surgió este proyecto”.
Federico se acaba de graduar en Ingeniería Electrónica de la UTN. Considera que las universidades aquí, en materia de ingenierías, están muy retrasadas respecto a lo que hacen las universidades de otros países. “En Chile o Uruguay, sin ir más lejos, se hacen proyectos de laboratorio en las universidades, y acá eso está muy atrasado; esto es una manera de incentivar este punto flojo universitario, más teniendo en cuenta la poca cantidad de ingresantes a estas carreras que se ve hoy en Mendoza”, opina.
Al tratarse de un proyecto interdisciplinario, los equipos de trabajo abarcan alumnos de secundaria, universitarios, graduados, radioaficionados y entusiastas que se han acercado –de forma virtual- hasta de otras provincias como Tucumán, Santa Fe, Jujuy, San Luis, Buenos Aires.
“Gente que diseña en 3D o que trabaja en laboratorio se interesan también porque no es sólo un desarrollo en lo tecnológico, implica otras áreas; en el desarrollo del satélite en sí seremos unas 40 personas”, indica Alderisi.
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El MendoSat-I se encuentra en la etapa de ingeniería básica para diseñar su arquitectura y luego sí pasar a la ingeniería de detalle.
Cristian Lozano
El MendoSat-I, para él, “es pionero en la provincia y el país, aportando un paso importante en la diversificación de la matriz productiva de Mendoza; se incentiva a su vez a crear pymes a partir de los grupos de trabajo que van desarrollando este proyecto tecnológico”.
Federico tiene 25 años. Realizó un intercambio académico en Alemania y revela: “Me ofrecieron quedarme allí trabajando pero preferí volver para recibirme y además para darle una oportunidad al país, para desarrollarme acá, a diferencia de montones de compañeros y colegas que se van al exterior y no vuelven”.
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