Una industria en crecimiento

El presidente de Bodegas de Argentina reconoció que el dólar alto favorece al enoturismo en Mendoza

Walter Bressia subrayó que la escalada meteórica de la divisa norteamericana puede tener su lado positivo, aunque "no es la solución" para la industria del vino

Walter Bressia, presidente de Bodegas de Argentina, reconoció que la escalada del dólar puede ser un factor positivo para el turismo del vino, aunque "dista de ser una solución para la industria en general". Fue durante una entrevista con Diario UNO, mientras se realizaba en Mendoza una Conferencia Internacional de Enoturismo.

Con el dólar casi a $890 al cierre de la semana financiera, muchos son los que lamentan los efectos que puede tener ese incremento preelectoral en las economías domésticas. Incluso muchos hablan de que podría llegar a los $1.000 antes de las elecciones presidenciales del 22 de octubre. Sin embargo, también hay consecuencias favorables.

"Lo más favorecido con un dólar así de alto es el turismo receptivo, dentro de una dinámica que venimos observando hace ya bastante. Tenemos afluencia de brasileños, algunos visitantes de Centroamérica y otro grupo considerable de peruanos y colombianos", reconoció el titular de la asociación empresaria.

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Bressia aclaró que el dólar alto favorece al enoturismo, pero "no es la solución definitiva".

Bressia aclaró que el dólar alto favorece al enoturismo, pero "no es la solución definitiva".

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En Mendoza hay 180 bodegas que reciben al turismo del vino

Se estima alrededor de un 11% de los trabajadores de la Argentina están relacionados de alguna manera con el turismo, y la proporción que corresponde a actividades del vino viene en alza, incluyendo a bodegas, restaurantes, hoteles, fabricación de etiquetas, etcétera.

"Solo en Mendoza, hay 180 bodegas afectadas al turismo; y a nivel nacional hay 380", especificó Bressia.

-Sin embargo, el dólar alto no es la única variable a tener en cuenta por el turismo receptivo ¿Qué otros factores pueden favorecer a Mendoza como destino enoturístico frente a otros lugares como Chile o los países europeos?

-En Chile y en Europa en este momento los precios son muy diferentes respecto a nosotros. Sin embargo, eso no es lo único. Los visitantes siempre nos recalcan la cordialidad y la sintonía que se genera entre los argentinos y quienes llegan. Si a eso le sumás la reputación que han adquirido nuestros vinos, especialmente los tintos, se explica por qué nos eligen. Por otra parte, el perfil de las bodegas en Chile es diferente, porque las que están preparadas allá para recibir a turistas son las más grandes. En Mendoza, en contraste, hay mayor variedad. Tenés firmas grandes pero también bodeguitas familiares que se han adaptado bien a la actividad.

-¿Cuál es el perfil dominante de los enoturistas que llegan a Mendoza?

-Tenemos una gran afluencia de gente joven, en especial parejas de entre 35 y 45 años. Luego, la franja por arriba de los 45 también se hace sentir, pero no tanto.

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Lo que falta mejorar en relación al enoturismo

Si bien Bressia pronosticó una mejora en las cifras del turismo receptivo a partir de la evolución del dólar, aclaró que no se puede confiar solo en eso. Incluso cuando la quita de retenciones ha significado, para muchos bodegueros, una mejora sustancial. "Desde una perspectiva amplia, es indispensable bajar la inflación cuanto antes -subrayó-. De lo contrario, siempre vas a vivir en la incertidumbre".

Fuera de ese foco, hay elementos básicos que le están faltando a Mendoza para terminar de constituirse como receptora. Bressia enumeró: "Tenemos que conseguir mejor conectividad de los vuelos. Otro tema es el de las rutas: tenemos bodegas muy lindas a las que se llega a través de rutas en mal estado".

El referente rescató como contraejemplo el trabajo que está haciendo la municipalidad de Luján de Cuyo. "La comuna asfaltó muchos caminos sobre los que tiene autoridad. Lo que pasa es que hay calles que pertenecen a Vialidad Provincial o Nacional, y esas vías suelen estar muy complicadas. Tenés que tener en cuenta, en ese sentido, que muchos turistas se movilizan en bicicleta. Si encuentran pozos y les falta señalética, es un problema".

En cuanto a los precios, las bodegas mendocinas ofrecen degustaciones y comidas con menús que van desde los $15.000 hasta los $600.000. "Hay mucha variedad. Existen experiencias con vinos antiguos que pueden tener un precio elevado u otras con productos más básicos. Hay ofertas para públicos muy diferentes", cerró el especialista.

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