La promoción y operación en perjuicio de un cliente fueron ejecutadas desde la Penitenciaría.
Para ello se valió de una red social y de una billetera virtual que figuraba a su nombre.
La denuncia fue presentada por la víctima en Delitos Económicos donde, siguiendo el contacto en redes y celulares, detectaron que el epicentro de la maniobra era la unidad carcelaria.
Las pruebas condujeron a Arduino y la falsa venta de materiales de la construcción que él hacía aparecer como real pero que era un ardid para engañar a desprevenidos.
Tras cobrar el dinero vía billetera virtual, hacía desaparecer la publicación pseudocomercial del apartado de Facebook destinada a la compra y venta de bienes y servicios.