Lo cierto es que hasta su familia había perdido las esperanzas ya que continuaba en coma y no habían visto una mejoría. La mujer, madre de dos niños pequeños, descubrió que era positivo a fines de octubre mientras trabajaba con pacientes con coronavirus en el hospital de Lincolnshire. La enfermera en un primer momento no se preocupó, pero luego descubrió que había perdido el sentido del gusto y el olfato.
Al cuarto día de su diagnóstico comenzó a toser sangre. Sus niveles de oxígeno bajaron abruptamente al día siguiente y fue al hospital para que la atendieran. Pero fue dada de alta con una receta médica y sin recibir un tratamiento.
Faltaban solo tres días para que la desconectaran cuando a los médicos se les ocurrió probar el inusual tratamiento para ayudarla ya que la “pastillita azul” dilata los vasos sanguíneos y abre las vías respiratorias.
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Su mejoría fue milagrosa y el 14 de diciembre salió del coma. Días después, regresó a su hogar para pasar la víspera de Navidad junto a su familia.
“Podría haberme ido con tan solo 37 años pero supongo que seguí peleando. En 48 horas mis pulmones comenzaron a responder. Definitivamente fue el Viagra lo que me salvó", contó la protagonista a The Sun.
"Tuve una pequeña broma con el consultor después de que vine porque lo conocía. Me dijo que era Viagra, me reí y pensé que estaba bromeando, pero dijo ’no, de verdad, has tomado una gran dosis de Viagra’. Fue mi pequeño milagro navideño", sentenció Mónica.