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Beto Duarte estuvo a punto de recibirse de psicólogo en la facultad de Antropología de la Educación, pero los militares se lo prohibieron. Esto no lo amedrentó para continuar formándose toda la vida.
Foto: UNO / Martín Pravata
La dictadura se llevó su título de psicólogo
Después de salir de la escuela secundaria, Beto Duarte comenzó a estudiar Psicología en la Facultad de Antropología Escolar que dependía de la Provincia. Sin embargo, todo se complicó cuando los militares llegaron al poder. "Me echaron de la facultad, no pude seguir mis estudios cuando me faltaban cinco materias para recibirme" manifestó Duarte.
La dictadura le impidió tener su título de psicólogo y además, sintió que era un momento para cambiar de aire y de lugar de trabajo, hasta ese momento trabajaba en el diario La Nación.
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Fue entonces que decidió irse a dar clases en educación primaria –él se recibió de maestro cuando concluyó el secundario- a la escuela Don Bosco de Fray Luis Beltrán.
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Beto y su anillo que lo indentifica con su fe católica
Foto: UNO / Martín Pravata
Al mismo tiempo comenzó a estudiar para ordenarse como diácono. Esto fue hace ya 40 años y él lo recuerda como una de las experiencias más importantes de su vida.
También había conocido ya a quien es su esposa y con la que formó una familia. Sin embargo, la vida de Beto estaba ligada a la educación y a su propia formación como educador.
“Quise estudiar psicopedagogía, pero la Universidad Católica no me convenció demasiado. Entonces ya se había abierto la carrera de Ciencias de la Educación en la UNCuyo y esto si me interesó más”.
Volver a estudiar
Beto no dudó en anotarse como alumno en Ciencias de la Educación. Ya tenía toda la experiencia en el área escolar y le interesaba ese ámbito.
Allí ingresó en el año 1982, y no solo obtuvo el título de profesor, sino también continuó la licenciatura y hasta realizó, años más tarde, un doctorado en Educación.
El tema de ser diácono le llevaba su tiempo, porque así como los sacerdotes, los diáconos tienen un destino que deben seguir, y el suyo estuvo ligado a parroquias de Guaymallén, Tupungato, Lavalle y Maipú.
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Beto Duarte, un entusiasta de la Educación, continúa estudiando después de haberse jubilado como docente.
Foto: UNO / Martín Pravata
Una vida relacionada con la educación
Beto no solo estudió y se dedicó a la educación, sino que también tuvo su etapa ligada a la gestión pública en esta materia.
Así, fue parte de la Dirección General de Escuelas (DGE) durante las gestiones de los peronistas José Octavio Bordón, Arturo Lafalla y Rodolfo Gabrielli.
Yo nunca milité en política porque mi condición de diácono no le lo permite, yo lo quería era mejorar la educación Yo nunca milité en política porque mi condición de diácono no le lo permite, yo lo quería era mejorar la educación
Además de dedicarse a la educación, Beto formó grupos de scouts, fue director de una escuela y también asesoró una coordinadora de colegios evangélicos. Pero, no conforme con esto, una vez que se jubiló y dejó todos sus trabajos, quiso volver a estudiar.
Un entusiasta estudiante de abogacía a los 70 años
Fue durante la pandemia que Beto sintió la necesidad de volver a ser alumno. No le importó ni la edad, ni todo lo que esta decisión le costaría, ya que tuvo que dejar de lado muchas cosas.
“Comencé a estudiar abogacía dejando de lado a mi familia, a mis nietas, amigos, salidas, encuentros. Hoy estoy muy feliz de haberme recibido de abogado, no sé si trabajaré o no, Dios dirá”, manifestó Duarte.
En cuanto a ejercer la profesión, lo que a este gran emprendedor le gustaría es asesorar a la gente con la que tiene contacto en las diferentes comunidades parroquiales de las que forma parte. “Esa puede llegar a ser mi misión”, sostuvo.
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Nunca rendirse. Este es el lema de Beto Duarte, quien obtuvo su título de abogado a los 75 años.
Foto: UNO / Martín Pravata
Para finalizar, quiso dar un mensaje de todo lo que ha hecho en la vida, que siempre estuvo basado en su fe católica.
“Espero que Dios y la Virgen María me sigan protegiendo y cuidando, y me den tiempo para recuperar, en parte, lo que dejé de lado. Por eso le ofrezco este título a Dios y a su madre, y a todas las personas que me han acompañado en el camino”.
En este sentido, le agradeció a su familia, a sus hijos Rodrigo (37) y Sabrina (30) y a sus nietas Mili (10) y Emma (5).