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3) En efecto, dentro de la coalición gobernante ha sonado una alarma llamada Luis Petri, contendiente interno de Cornejo para la candidatura a gobernador, quien ha hecho una muy buena elección (el 60% de los votantes de Cambia Mendoza avaló a Cornejo y el 40% a Petri) porcentajes que no habían sido adelantados por las encuestas. Esto le permitirá a Petri entrar a formar parte de la mesa chica de Cambia Mendoza y tener voz y voto a la hora de armar las listas definitivas para la elección general de septiembre.
4) Los 23 o 24 puntos de diferencia entre Cambia Mendoza y La Unión Mendocina indican que la artillería desplegada por demarchistas y kirchneristas tendiente a convencer de que Cambia Mendoza está en decadencia y de que Cornejo es personalista y soberbio, no erosionaron al oficialismo como se buscaba.
5) El segundo puesto logrado por La Unión Mendocina, el proyecto político de Omar De Marchi, que tuvo su bautismo de fuego en las urnas, y que logró el 20% de los votos, es meritorio pero ha estado lejos del "batacazo" que alguna encuesta llegó a vaticinar con De Marchi y Cornejo "cabeza a cabeza". En su estreno político La Unión mandó al tercer lugar al enredado y desconcertado peronismo mendocino, que sólo logró reunir el 16,6% de los sufragios El nuevo partido que comanda el lujanino tiene un punto de partida más que interesante para las generales de septiembre en la provincia.
6) Esta vez la tercera fuerza no ha sido un partido nuevo ni chico sino el peronismo mendocino que viene en picada desde hace más de 10 años, víctima no sólo de una conducción kirchnerista que lo ha ahogado y postrado ante el altar de Cristina Kirchner, sino también del gobierno de Alberto Fernández que le ha hecho un sinfín de perrerías a esta provincia, desde haber tirado al bombo el proyecto de la presa Portezuelo de Viento hasta dejar a Mendoza a la cola del reparto de Fondos del Tesoro nacional.
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El peronismo quedó como tercera fuerza en la provincia. La fórmula que se impuso en la interna del Frente Elegí fue la de Omar Parisi y Lucas Ilardo.
7) Una de las primeras lecturas de todo esto sugiere que la crisis sufrida este año en Cambia Mendoza con el éxodo de algunos socios, no ha dejado un daño estructural. Ese edificio partidario sigue en pie, aunque es indudable que habrá que revisarlo de manera más frecuente y profunda. La partida de Omar De Marchi, el portazo del intendente radical Daniel Orozco o, en menor medida, el éxodo de Jorge Difonso, pareciera haber impresionado de un modo más aparatoso al mundillo político partidario, pero de otro modo (diríase más natural, más práctico) a los ciudadanos de a pie.
8) Ardua tarea le queda a Omar De Marchi. Lo que de ahora en más el lujanino obtenga o deje de lograr será atribuible sólo a él. Ya no podrá hacerles cargos a Cambia Mendoza ni a Cornejo.
9) Sin duda la mayor autocrítica le cabe ahora al PJ provincial. Que el peronismo haya caído al tercer puesto en la consideración de los mendocinos es un hito político en la provincia. Hay que facturarlo no sólo al kirchnerismo y su improductiva gerencia partidaria en la provincia en la última década, sino a los peronistas republicanos que dejaron hacer y se apichonaron ante los dictados de Cristina, el Instituto Patria y La Cámpora.
10) Las PASO han ratificado en Mendoza que son una herramienta democrática. Y que por eso la mayoría de los políticos les tienen miedo. Es que de las PASO salen decisiones populares que el dedo de los iluminados no dejaría nunca emerger. Por ejemplo, si en Cambia Mendoza hubiera habido un candidato único, nunca nos hubiéramos enterado que un 40% de los que votan a Cambia Mendoza esperan una renovación generada por el propio espacio.
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