De la risa al llanto. Esa será la cadencia que los directores de la Vendimia 2022, Vilma Rúpolo y Federico Ortega Oliveras van a imprimirle a la fiesta de la vendimia del retorno a la presencialidad.
De la risa al llanto. Esa será la cadencia que los directores de la Vendimia 2022, Vilma Rúpolo y Federico Ortega Oliveras van a imprimirle a la fiesta de la vendimia del retorno a la presencialidad.
Diario UNO dialogó con ambos artistas mendocinos, que contaron los detalles que llevaron a su proyecto, Milagro del Vino Nuevo, a ser el elegido para retornar al escenario del teatro griego Frank Romero Day.
Vilma Rúpolo tiene seis vendimias, siete con la del 2022, en su trayectoria como directora. No solo sabe de los pasos previos que hay que transitar para llegar al coloquio en el que se muestra lo que se va a realizar, sino que habla el lenguaje de vendimia. Para ella "preparar una Vendimia es un acto de riesgo, pero también un acto de amor. Creemos que esta edición tiene un significado muy profundo, que es volver al teatro griego, encontrarnos presencialmente, tiene un valor agregado muy fuerte"
Ella y el director Federico Ortega Oliveras han trabajado juntos en otros espectáculos e incluso en la Vendimia, pero como director y actriz. Esta vez se buscaron. "Primero nos encontramos con Federico y también con Pili Páez, una coreógrafa que nos ayudó mucho en un principio; después quedamos Federico y yo como los responsables totales. Luego se unió Arístides Vargas, "el maestro" Arístides. Fuimos elaborando qué queríamos decir. De esta etapa participó, además, Liliana Bermúdez y nuestro productor, Mariano, que nos motorizaba para adelante. Tiene un valor agregado porque es mi hijo y ha llegado a la producción por sus propios medios.0
Vilma Rúpolo destacó el diálogo fluido que tiene con Federico, tanto a nivel personal como artístico. "Ya habíamos trabajado alguna vez, como por ejemplo en Hiroshima que fue un homenaje a Tito Francia. Para mi fue tan hermoso trabajar con él, respeto mucho su trabajo y su modo de ser, porque es un ser humano "divertido" y profundo y tiene una mirada distinta del arte. Se unen nuestras miradas y nos da felicidad el hecho creativo".
En cuanto al trabajo en equipo, el director destacó que "la vendimia también es un evento en el que necesitás de la grupalidad y muchas veces va tomando forma en cada proyecto, el equipo de Vilma ya lleva muchos años en los que se siguen eligiendo y también incorporando gente nueva y nuevas miradas, y también es interesante porque hay veces que uno también se ha encontrado participando en otros proyectos".
En este sentido, Ortega Oliveras recordó que en la Vendimia 2020, la última presencial antes de la pandemia, él fue director de actores y le tocó dirigir a Rúpolo en el cuadro de Las Memorias en el que también actuaron Alicia Casares, Mariú Carrera, Celeste Álvarez, Margarita Cubillos, Elena Schnell y Sandra Viggiani. "Hemos trabajado juntos desde diferentes lugares y esa ductilidad aporta mucho al trabajo en equipo", señaló.
El director se refirió también a cómo debe funcionar cada parte de ese equipo por separado para que después, el trabajo integral sea armonioso. "En este sentido, uno pone roles y en esos roles podés ir evaluando cómo funciona la propuesta. Fuimos recuperando a muchas personas de las siete vendimias dirigidas por Vilma y su equipo. Cuando te ponés a pensar en la envergadura de este evento, te da vértigo. Pero es algo que va saliendo natural, es por esa pasión que los que hacemos Vendimia ponemos más de nosotros de lo que pondríamos en otro tipo de trabajos. Vendimia tiene una historia, de cada persona que se ha dedicado a ella, desde los técnicos, que por ahí te cuentan la cantidad de años que hace que están poniendo cables. Hay algo más que poner estos cables, hay una emoción extra".
Por su parte, Rúpolo confirmó los dichos del director. "Cada vez es una nueva experiencia, en esta experiencia con Federico compartimos todas las decisiones, y esto es lo rico. mientras más miradas tenga se vuelve más diverso y más integral, estamos dispuestos a trabajar codo a codo con la misma intensidad, no es solo la experiencia y la juventud, es mancomunar y todos ir a la par".
Según la directora, todo esto aporta en lo que en conjunto se denomina "el hecho creativo", que tal y como lo describió " Se produce en conjunto con el equipo, nosotros somos un conjunto de áreas creativas tenemos la suerte que en cada área hay seres humanos no solo creativos sino sólidos, con una trayectoria, una mirada que se une en un pensamiento y enfoque común".
Esta conjunción fue la que hizo posible que un trabajo que se elabora durante un año, en este caso, haya podido concretarse en tres meses. "Trabajamos durísimo en tiempo récord, quedamos de cama. Fue muy rápido y exhaustivo, quisimos hacer algo fuerte, bien hecho. fue muy grande el esfuerzo pero lo conseguimos", remarcó la directora.
Rúpolo y Ortega Oliveras destacaron el gran lujo que fue trabajar con Arístides Vargas en la elaboración del guión. Contaron que lo fueron elaborando en conjunto, casi al mismo tiempo que el resto del proyecto. "En las reuniones estaba Arístides con nosotros, es un poeta teatrero, sus palabras incluyen una posibilidad escénica, hay mucho trabajo y muchas frases que no quedan, pero que a nosotros nos daban información para ir incorporando elementos para la puesta", contó el director y destacó que las idea se fue concretando en las palabras que quedaron.
"Fuimos armando, desarmando, uniendo la estructura con el relato. Arístides fue hilando el relato junto a la puesta. Esto fue verdaderamente un lujo, porque muchas veces en el teatro pasa que hay que trabajar sobre un texto ya cerrado. Ir armando el texto en conjunto con el resto de la puesta, es maravilloso y aporta muchísimo al hecho creativo. A su vez, Arístides nos sugería aspectos de la puesta también".
En cuanto a los resultados que esta trilogía de trabajo produjo, Rúpolo sabe describirlos con una palabra: amor. "Nos fuimos enamorando de lo que hacíamos, eso fue maravilloso, porque al principio son ideas casi sueltas y después, cuando empiezan a engarzarse, uno va a enamorándose de lo que está creando. A nosotros nos pasó en el coloquio que estábamos todos enamorados de nuestra propuesta y lo dimos todo. Mostramos fragmentos de danza, de música, de humor y esto se notó en lo que presentamos".
Entre las dos apuestas que este Milagro del Vino Nuevo tienen para llegar al corazón de los mendocinos y mendocinas están incorporados el humor y la emoción. Los directores explicaron de qué manera.
El aspecto humorístico se destacará en el cuadro del Patio Criollo, en el que actuarán tres grandes artistas mendocinos: Aníbal Villa, Rodrigo Galdeano y Adrián Sorrentino. Si bien fue armado para que constituya la parte divertida de la fiesta, también tiene un trasfondo histórico que aporta el personaje de Doña Melchora Lemos, que fue la primera empresaria vitivinícola mendocina, en épocas coloniales.
En cuanto a la incorporación de este personaje, Ortega Oliveras mencionó que "no va a realizarse un desarrollo didáctico ni histórico, pero sí una mirada nueva sobre el rol de la mujer empresaria, dentro del armado de un pueblo y una industria. Porque en la tradición de Vendimia uno dice 'bueno, llega el inmigrante con su valija, su cepa de vino chardonay' y de repente te das cuenta que no, que esto fue desde mucho antes, hubo en estas olas inmigratorias una fuerza y una mano obrera, pero la industria vitivinícola local fue previa a la inmigración, surgió en época colonial".
También destacó que hasta el momento, el rol de la mujer en la fiesta estaba representado en la Virgen de la Carrodilla, en la reina y en la madre tierra. "Poetizamos con 'Madre Tierra que darás mil hijos', y resulta que Melchora, la pionera de la industria del vino local, no tuvo hijos, tuvo una visión empresaria. Recibió una herencia, compró una viña, tenía un molino e instaló una bodega y una pulpería, luego empezó a exportar los vinos. Fue un ejemplo para toda la región, incluso para Chile. Esto lo vemos por litigios que ella tuvo y están documentados".
En cuanto al sentido humorístico de la escena, el director destacó "tiene que ver con la mirada sobre el vino y qué sabores extraños nos despierta -las clásicas descripciones de los sommeliers que dicen que el vino tiene gustos y aromas de lo más diversos-. Lo que queremos es incorporar esta perspectiva de que nos encanta también tomar vino en caja y compartirlo con amigos, en un patio criollo. Devolver el vino a la fiesta. que haya alegría y vino, con todo lo que eso nos representa"
En este ir y venir de emociones, la mención a las pérdidas que todos hemos vivido en la pandemia y el homenaje a los que ya no están no podía faltar, porque también es parte de este regreso al principal escenario de la Fiesta Nacional. Muchos llegan con esas pérdidas a cuestas, y hay que darles el lugar, convertirlas en un signo sensible.
"Vimos los cambios en las actitudes del jurado, nos sorprendió que en algunas partes se rieran a carcajadas, y en otros momentos, se les corrieran algunas lágrimas y a nosotros también nos pasó esto. Me parece que logramos hablar de lo que nos sucedió, pero desde la esperanza y la conciencia. no lo dejamos de lado, pero tampoco pusimos el eje en lo trágico", explicó Rúpolo.
Al concluir, Ortega Oliveras puso énfasis en esta diversa gama de emociones. "Estas dos miradas resumen el proyecto de Milagro del Vino Nuevo, la alegría de volver a encontrarnos, y el poder expresar todo lo emotivo que esto significa, incluso para celebrar el recuerdo de los que ya no están"