Historias

Un merendero golpeado por los robos organizó una colecta para la Navidad

Está ubicado en el barrio Sol y Sierra y asiste tres veces por semana a 150 personas. Pero los atracos reiterados no lo dejan ponerse en pie

Se acerca la Navidad y el merendero Dios todo por ellos, un espacio que refleja la fe y solidaridad de sus fundadores, Manuel Vargas y Carolina Galbán, se prepara para que a nadie le falte su plato de comida ni un regalo en esa noche especial. Sin embargo, este año el desafío es aún mayor: en los últimos meses, el humilde comedor ubicado en un descampado de Godoy Cruz ha sido blanco de una seguidilla de robos.

Este merendero nació durante la pandemia, en el 2020, con la intención de asistir a las personas más vulnerables. En un comienzo, entregaban viandas a 35 personas, pero el esfuerzo y la necesidad hicieron que ese número creciera hasta superar las 150.

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Familias enteras concurren al lugar a retirar sus viandas tres veces por semana.

Familias enteras concurren al lugar a retirar sus viandas tres veces por semana.

“Entregamos viandas tres veces por semana a muchas personas en situación de pobreza extrema y a abuelos. No tenemos colores políticos ni recibimos subsidios o planes sociales. Funcionamos únicamente gracias a la buena voluntad de nuestros cocineros y de quienes colaboran con donaciones”, explica Manuel.

A pesar de las adversidades, el merendero sigue en pie, impulsado por la fe cristiana de sus fundadores y el amor por el prójimo. Para esta Navidad, están organizando una colecta que busca asegurar alimentos y regalos para las familias que asisten al lugar.

Todo bienvenido

“Todo lo que puedan donarnos es bienvenido. Necesitamos pan, chorizos, carne, pollo, aderezos y juguetes. Lo que sea, todo suma”, asegura Manuel.

Entre agosto y septiembre, delincuentes de la zona se llevaron cables eléctricos, una hormigonera, un tanque de 1.100 litros, un disco para cocinar, un colador grande, machimbre, bolsas de cemento, materiales de construcción y hasta mercadería.

“Fue angustiante. Nosotros no vivimos en el merendero, sino a 11 kilómetros de distancia, y trasladarnos también implica gastos”, lamenta Manuel.

El comedor está ubicado en el barrio Sol y Sierra de Godoy Cruz, detrás del dique Maure. En más de una ocasión ha estado al borde de cerrar sus puertas debido a la falta de alimentos e insumos básicos.

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Una visita del Ejército y de la comunidad cristiana al merendero, días atrás.

Una visita del Ejército y de la comunidad cristiana al merendero, días atrás.

“Antes la ayuda y las donaciones eran mayores. Hoy la gente está mal, no tiene dinero ni cómo colaborar”, explica.

La vida de Manuel está marcada por las necesidades que sufrió en su infancia, algo que nunca olvidó. Durante el período más estricto del confinamiento por la pandemia, su profunda fe cristiana lo llevó a abrir este espacio solidario en el terreno de sus padres, en medio de la nada y sin servicios básicos.

El lugar sigue siendo precario: apenas tiene un contrapiso y carece de techo. Todo se cocina a fuego y a la intemperie. Sin embargo, la labor no se detiene. Gracias a la colaboración de dos iglesias cristianas, niños y adultos en situación de vulnerabilidad reciben su porción de comida tres veces a la semana.

“Pedimos ayuda a quienes puedan. Necesitamos carne molida, menudos de pollo, alimentos no perecederos y leche”, solicita Manuel.

Cualquier aporte, por pequeño que sea, hará la diferencia para muchas familias que esperan una Navidad con un poco de alegría y esperanza.

Cómo colaborar

Carolina Galbán: 2615607145/ Manuel Vargas: 0261-2635749 / Alias: VARGASMANUELEDU.UALA / CVU: 0000007900204021810884

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