casco sicilia
El descubrimiento es un ejemplo perfecto de la avanzada tecnología militar del Imperio Romano.
Los romanos adoptaron este diseño de los celtas y lo usaron desde el siglo IV antes de Cristo hasta el siglo I después de Cristo. Su descubrimiento en aguas sicilianas no es casualidad: al menos otros seis cascos similares aparecieron en la misma zona, todos relacionados con aquella batalla que cambió el curso de la historia mediterránea.
Tomografías computarizadas revelaron que los aproximadamente 30 objetos metálicos incluyen espadas, lanzas y jabalinas cubiertas de óxido. Estas armas probablemente terminaron en el mar después de que los cartagineses capturaron una nave romana durante el combate.
El Imperio Romano enfrentó a Cartago el 10 de marzo del año 241 antes de Cristo en las aguas que rodean estas islas de Italia. Según el historiador antiguo Polibio, aunque los cartagineses superaban en número a los romanos, estos últimos tenían mejor entrenamiento y lograron la victoria decisiva.
Pistas sobre soldados
casco
El casco está en perfecto estado de conservación.
Jeffrey Royal, arqueólogo independiente que ha encontrado cascos similares en la misma zona, explicó que este tipo de casco era "el más común en esa época". Lo que hace especial a este descubrimiento es que las placas laterales aparecieron junto al casco principal, algo poco frecuente en otros hallazgos donde las piezas se encontraron dispersas.
William Murray, otro arqueólogo especializado en el tema, sugiere dos teorías sobre cómo estos objetos terminaron en el fondo del mar. Los soldados cartagineses que capturaron la nave romana pudieron haber arrojado el equipo pesado al agua en un intento desesperado por escapar de la armada romana. Otra posibilidad apunta a que los cartagineses emplearon mercenarios de la Galia e Iberia, conocidos por usar cascos Montefortino.
El año pasado, los investigadores también limpiaron y estudiaron un "rostrum" romano, un ariete naval que se fijaba en la proa de los barcos de guerra. Este análisis reveló una nueva inscripción que conecta el ariete con Gaio Sulpicio Galo, un magistrado romano durante la Primera Guerra Púnica. Estos hallazgos en conjunto pintan un cuadro cada vez más completo de aquella batalla que determinó el control del Mediterráneo occidental y consolidó el poder del Imperio Romano en la región.