La construcción circular estaba oculta entre la vegetación de la zona, y en un primer momento se creyó que se trataba de milenarias tumbas conocidas como tzannatas, utilizadas para las personas más importantes de la época, aunque la realidad fue muy diferente.
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La zona en la que se realizó el descubrimiento es de muy difícil acceso.
El inédito descubrimiento ritual
Cuando los arqueólogos llegaron a la inhóspita región, su sorpresa fue mayúscula, ya que hallaron dos milenarias fuentes, rodeadas de rocas cuidadosamente colocadas, y con una profundidad de alrededor de cinco metros. A pesar de que están secas, se encontraron pruebas de que en el pasado estuvieron llenas.
Los anillos de roca fueron el primer indicio del posible uso de las estructuras, ya que junto a la ubicación permitieron pensar en la finalidad ritualística de las fuentes. Dentro de ellas se hallaron herramientas muy bien preservadas para la extracción de piedra caliza, y marcas que indican que se podía ingresar a las fuentes con una escalera.
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La fuente principal tenía una profundidad de 5 metros.
Frente a la fuente más grande se descubrió además un piso de arcilla y cerámica fragmentada, una técnica que se utilizaba en la Edad de Bronce, lo que marca que las estructuras se construyeron hace al menos 3000 años.
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El descubrimiento que más se destacó fue una capa de cerámicas rotas esparcidas por el lugar. Esto, realizado de manera intencionada, es algo nunca antes visto en Europa, y es una conducta que se circunscribe a Kefalonia. La teoría de los arqueólogos es que se trata de una ceremonia ritual no estudiada hasta el momento.