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Tim Atkin recorre países en clave enológica. Y en ese trayecto, a veces se topa con los mejores vinos del planeta.
-Pensar y escribir sobre vino es algo que no siempre se valora en los medios de comunicación. Pero es importante conocer qué bebemos. La historia detrás de las cosas que consumimos. En ese contexto, ¿qué clase de nuevas experiencias creés que pueden ofrecer los vinos mendocinos al resto del mundo?
-Mendoza y los vinos mendocinos son el foco -o si preferís, el corazón y los pulmones- de la industria del vino en Argentina, ofreciendo diversidad, historia, cultura, paisajes y, por supuesto, su gente. Hay una tendencia a enfocarse en Malbec, y con razón, pero Mendoza es mucho más heterogénea y va más allá. Hoy Mendoza y Argentina pueden producir prácticamente cualquier estilo de vino gracias al gran desarrollo de las áreas de clima más fresco en altura. Lo último que me gustaría enfatizar es que la mejor manera de apreciar lo que Mendoza tiene para ofrecer es visitándola, comer en un par de restaurantes, hablar con la gente, recorrer los viñedos y empaparse de toda esa atmósfera. Es realmente una de las grandes ciudades del vino del mundo.
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Atkin es muy activo en las redes y comparte allí detalles de sus aventuras. Foto: Facebook.
Este desarrollo en climas frescos que menciona el entrevistado es, a su entender, una de las formas en que las bodegas mendocinas podrían enfrentar el cambio climático: ante el aumento de temperaturas, los productores argentinos tienen la posibilidad de diversificar hacia el sur -tierras patagónicas- o hacia arriba -la montaña-.
Un explorador de vinos
Este decimosegundo viaje de Atkin por el país fue gestionado por Wines of Argentina (WofA), la organización responsable de la marca Vino Argentino, en el contexto de una serie de "misiones inversas" en las que en lugar de ir al exterior se invita a referentes para que se contacten con los proyectos locales.
Y la estrategia funciona, porque las recomendaciones del especialista gravitan sobre los amantes de la bebida: además de ser licenciado en Lenguas Modernas (Durham University) y tener una maestría en Estudios Europeos (London School of Economics), Atkin es jurado de importantes competiciones internacionales y su aval significa mucho para cualquier bodega.
Desde 2001, el entrevistado es Master of Wine, una de las calificaciones con mayor prestigio a nivel global. Cada tanto, eso sí, clava una remera de Rage Against the Machine, como para dejar algunas cosas claras.
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Atkin mezcla cierta sofisticación con un toque natural que lo vuelve cercano a sus lectores.
Los paisajes tienen sabor
Según el programa, en marzo Atkin degustó más de 1.500 etiquetas de cerca de 260 bodegas de todas las regiones vitivinícolas del país, incluyendo la tradicional zona cuyana pero también Salta, Jujuy, La Rioja y locaciones patagónicas que son una novedad.
Luego volcará la experiencia en su conocido reporte anual sobre los vinos argentinos.
En Mendoza, se lo vio por decenas de establecimientos, e incluso con algunos de sus amigos locales. Tal vez porque la tribu de los amantes del vino crece con integrantes que nacen en diferentes tiempos y en diversas latitudes, dando cepas como Omar Kayam, Armando Tejada Gómez o -por qué no- tipos como el propio Atkin.
-¿Qué relación encuentra entre el sabor de los vinos y el paisaje de Mendoza?
-Es un vínculo muy fuerte, no solo en términos de paisaje en sentido amplio -altitud, aspecto, edad de viñedos, entre otras cosas-, sino también en términos de tipos de suelo. Se produjo un gran cambio en los últimos 25 años aproximadamente, desde que el riego por goteo hizo posible cultivar uvas en pendientes. Hoy, productores y bodegas están mucho más enfocados en la manera en que se plantan las vides, seleccionando variedades específicas e injertos que se adapten a terroirs individuales. En general, los vinos de Mendoza son “fruit-driven” como decimos en inglés, con mucha textura y concentración, pero la provincia es grande y variada, por lo que es mucho más complejo que eso. En un rango de 50 km, se puede ir de un clima muy cálido (equivalente al de Jerez en España) a uno muy frío (pensemos en la Champagne, en Francia). Cada vez más, lo que Mendoza está produciendo refleja esas diferencias.
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Atkin junto a amigos de Mendoza; entre ellos el guitarrista Felipe Staiti (derecha).
-Dicen que el vino ayuda a tender lazos entre los seres humanos ¿Qué clase de vínculo has establecido con Mendoza? ¿Tenés amigos acá?
-Sí, tengo muchos amigos en Mendoza. De hecho, probablemente muchos más que en otra región del mundo. A los argentinos les gusta comer y tomar, reírse, cantar y personalmente disfruto mucho de todo esto. Este año, por primera vez organizamos una noche musical en mi despedida, donde cantamos con mi amiga Brunella Suriano (Fecovita) y otros amigos del mundo del vino; a Germán Di Cesare (Trivento) se unió con la guitarra a Felipe Staiti de los Enanitos Verdes, que también hace sus propios vinos, y muy buenos. Es una verdadera leyenda. Éramos muchos cantando hasta la 1 de la mañana en español e inglés. Fue la mejor manera de despedirme después de un mes en Argentina. Y ya estoy esperando ansioso mi próximo viaje.