Mailén tiene 9 años. Tiene una hermana, Ambar (5). Ambas viven con sus padres, Gustavo Díaz y Noelia. Sin pretenderlo, o sí, Mailén se convirtió en la inesperada heroína de una historia con final feliz.
Mailén tiene 9 años. Tiene una hermana, Ambar (5). Ambas viven con sus padres, Gustavo Díaz y Noelia. Sin pretenderlo, o sí, Mailén se convirtió en la inesperada heroína de una historia con final feliz.
Gustavo, el padre de Mailén, y su mujer, Noelia, se quedaron sin trabajo en medio de la pandemia de coronavirus. Lo único que les quedaba era un ingreso de ella de $5.000 y con eso claramente no alcanzaba para mantener la familia. Mientras, Gustavo intentaba con algunas changas pero el covid impedía que obtuviera ingresos suficientes.
Una vez que se flexibilizaron las medidas, Gustavo intentó con la jardinería. Cada mañana salía por Laferrere, en Buenos Aires, pero no conseguía muchos trabajos. La desconfianza por la inseguridad reinante hacía que fuese todo cuesta arriba.
"Me pasó de estar todo el día buscando trabajo y no poder traer ni un peso para darle de comer a mis hijas”, contó el hombre a Infobae.
Para colmo, a veces conseguía muy poco pero si veía a alguien más necesitado que él, le daba todo lo que tenía, como cuando se cruzó a un anciano que no tenía nada para comer y él se deshizo de los únicos cien pesos que llevaba en el bolsillo.
En medio de todo, la cortadora de césped comenzó a andarle mal y eso le hacía perder trabajos.
Una tarde, Gustavo y Noelia hablaban de que tenían que juntar plata para comprarle una desmalezadora a nafta que vendía una vecino y Mailén los escuchó. Allí tuvo la idea de hacer un dibujo.
Fue a su habitación, buscó una hoja y lo dibujó a su papá con una máquina de cortar el césped. Por las dudas, le colocó que era cortaba el césped. El folleto estaba listo pero le agregó un detalle especial, su deseo: "Suerte papi".
A Gustavo lo emocionó al punto tal que lo compartió en Facebook y desde ese momento se comenzó a viralizar incluso en Linkedin y en Twitter donde otros lo replicaron.
“Me contactó hasta gente de Tucumán, Santa Fe y Santiago del Estero... fue una locura lo pasó”, explicó Gustavo.
Incluso hubo personas que lo contactaron para donarle plata, ropa e incluso una mujer lo contrató solamente para felicitarlo por la hija que tiene. Una locura.
De la noche a la mañana pasó de no conseguir trabajos a cortar hasta trabajar en cinco jardines al día y a encontrarse con mensaje y saludos de desconocidos en su teléfono. El deseo de Mailén se cumplió. Hubo suerte.