El aislamiento social producto de la pandemia de Covid-19 que azota al mundo, ha sacado a la luz, más descarnadamente que nunca, las desigualdades sociales.

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Es cierto, y huelga decirlo, las cuarentenas no han sido -ni son- todas iguales. Las de las mujeres que actualmente realizan teletrabajo, o que están incluidas en las actividades esenciales, y que además deben llevar adelante tareas domésticas, y ayudar a sus hijos e hijas con los que reciben educación a distancia, están sufriendo una de las mayores sobrecargas de trabajo de las que ha generado la pandemia.

Además y como sucede con la mayoría de las desigualdades de género, es uno de los efectos de la cuarentena de los que menos se ha hablado y registrado, de hecho, existen hasta el momento muy pocos datos al respecto.

Sin embargo, la Universidad Champagnat registró algunas cifras alarmantes con respecto a esta problemática. Lo hizo a través de la investigación denominada División sexual del trabajo y socialización
diferencial por género en tiempos de aislamiento social preventivo y obligatorio
. Los resultados ponen de manifiesto a todas luces, las desigualdades antes mencionadas.

Entre otros aspectos, detalla que las mujeres superan en más del 40% a los varones en cantidad de trabajo doméstico, mientras que en acompañamiento de tareas escolares, lo hacen en más del 70%, para nombrar sólo algunos aspectos de la investigación.

Datos alarmantes

El estudio se realizó entre marzo y junio del 2020, y se entrevistó a un total de 850 mujeres y varones, profesionales, docentes y estudiantes que cumplen aislamiento con sus familias.

Los aspectos consultados fueron cuidado de niñas, niños/adolescentes, cuidado de personas enfermas y discapacitadas, supervisión de tareas escolares, compras y trámites, reparación de artefactos, lavado y planchado, limpieza y orden de la casa, preparar y cocinar alimentos, y tareas de jardinería.

El estudio también determina a las citadas actividades por rango etario. Así, detalla que entre los 25 y los 34 años, las mujeres doblan a los varones en cuanto al cuidado de niños, niñas y adolescentes, por más de 3 horas al día. El 32,21% de las mujeres encuestadas contra el 16,36% de varones.

Entre los 35 y 44 años, esta misma tarea es realizada por mujeres en 66,06% de los casos y por varones en 52,86%. Es decir, las mujeres superan en más del 20% a los varones.

Mientras más avanza la edad de las mujeres, la sobrecarga es mayor. Entre los 45 y los 54 años, las mujeres vuelven a doblar a los varones: 43% contra 28%. y entre los 55 y los 64 años, el 52% de las mujeres pasan más de 3 horas en tareas de cuidado, mientras sólo el 10% de los varones lo hace.

Agregando todos los rangos etarios, las mujeres permanecen cuidando niños más de 3 horas al día en 40% más que los varones.

En cuanto al cuidado de enfermos y discapacitados, el número también habla de una desigualdad preocupante.

Hay que aclarar que en la encuesta, cerca del 70% de las personas dijeron no aplicar en este aspecto. Sin embargo, dentro del porcentaje de los que sí tienen personas enfermas o discapacitadas a cargo, las mujeres se ocupan del cuidado 45% más que los varones.

Sobre la supervisión de tareas escolares por más de 3 horas, entre los 25 y los 34 años, los superan en 60%, entre los 35 y los 44 años, en 70%, entre los 44 y los 55 años, en 30% y entre los 55 y los 64 años, en 60%.

En promedio, las mujeres entre los 25 y los 64 años pasan más de 3 horas por día supervisando tareas escolares en 75% más que los varones.

En lo que respecta a compras y trámites por más de 3 horas al día, las mujeres en todos los rangos etarios superan en 80% a los varones en estas tareas.

Entre los 25 y los 34, la diferencia es del 30% más, mientras que entre los 35 y los 44 años, las mujeres superan en 70% a los varones en esta actividad. Entre los 45 y los 54 años, lo hacen en más del 60%. Mientras que después de los 55 años, más varones que mujeres se dedican a esta actividad.

Sobre las tareas domésticas, las mujeres dedican 2 a 3 horas al día a limpiar y ordenar en 80% más que los varones.

Para los rangos etarios de 25 a 44, los varones usan menos horas para esta
actividad. Mientras que el 60% de las mujeres le dedican entre 2 y más de 3
horas. Las mujeres de 55 a 64 son las que más tiempo dedican a limpiar y ordenar la casa
. No obstante, los varones sólo se responsabilizan durante menos de una hora de estas tareas.

Con el planchado y el lavado de ropa, sucede algo similar. en todos los rangos etarios, las mujeres utilizan el 20% más de tiempo que los varones en hacerlo.

Mientras que en el rubro preparar y cocinar alimentos, las mujeres se ocupan un 40% más que los varones. Excepto en el rango etario de entre 55 y 64 años, que son los varones los que le dedican más tiempo a la cocina.

En cuanto a actividades de jardinería, las mujeres superan en 40% a los varones.

El único apartado en el que los varones superan a las mujeres es en el de la reparación de artefactos. El estudio indica que esto implica una muestra de la socialización diferenciada por género. La reparación de artefactos, desde una mirada estereotipada, es una tarea asignada a los varones.

La sobrecarga psicológica

Toda esta sobrecarga que en datos queda mucho más clara y pasa de la invisibilidad a la luz, repercute en un marcado agotamiento psicológico.

Laura Lemos, licenciada en psicología, explicó al respecto.

"Aún hoy, todo lo que es la planificación, organización y toma de decisiones en muchos hogares, incide más en las mujeres que en los varones. Por ende, las preocupaciones y la lista de tareas que ocupa la mente de muchas mujeres, suele ser interminable". "Aún hoy, todo lo que es la planificación, organización y toma de decisiones en muchos hogares, incide más en las mujeres que en los varones. Por ende, las preocupaciones y la lista de tareas que ocupa la mente de muchas mujeres, suele ser interminable".

Laura LemosLicenciada en psicología

Manifestó que las mujeres tienen el doble de probabilidades de padecer estrés y ansiedad que los varones. Destacó, también, que las tareas domésticas que realizan las mujeres no son o no suelen ser, muy consideradas.

Lemos se refirió puntualmente al trabajo de logística del hogar, que suele recaer mucho más en las mujeres que en los varones y que implica una sobrecarga mental que no tiene comparación.

"Las mujeres que se dedican exclusivamente al trabajo del hogar, como cocinar, lavar, hacer compras, cuidar niños, niñas y adolescentes, y hacerse cargo de las tareas escolares padecen una carga mental que tiene que ver con el hecho de realizar un trabajo invisible y poco valorado, además de no tener un horario. Claramente, nunca dejan de trabajar". "Las mujeres que se dedican exclusivamente al trabajo del hogar, como cocinar, lavar, hacer compras, cuidar niños, niñas y adolescentes, y hacerse cargo de las tareas escolares padecen una carga mental que tiene que ver con el hecho de realizar un trabajo invisible y poco valorado, además de no tener un horario. Claramente, nunca dejan de trabajar".

Según la profesional, aún en la actualidad y con todos los avances sociales que se han logrado respecto, las tareas domésticas siguen relacionándose más con una condición de género que con necesidades concretas que todas las personas deben realizar para sobrevivir. Esto tiene que ver con una asignación de roles, que conlleva una gran carga cultural.

"La consecuencia para las mujeres es el agotamiento, el agobio, tanto mental como físico y emocional y los síntomas, asociados con el estrés son trastornos del sueño, insomnio, somnolencia durante el día, cambios en el humor, irritabilidad, pérdida o aumento de peso, dolores de cabeza frecuentes contracturas y dolores musculares, entre otros" "La consecuencia para las mujeres es el agotamiento, el agobio, tanto mental como físico y emocional y los síntomas, asociados con el estrés son trastornos del sueño, insomnio, somnolencia durante el día, cambios en el humor, irritabilidad, pérdida o aumento de peso, dolores de cabeza frecuentes contracturas y dolores musculares, entre otros"

Para la psicóloga, las mujeres debemos detenernos a pensar en lo erróneo de asociar al género las tareas domésticas y salir de ese círculo de agotamiento y frustración.

Tal y como manifestó, no hay ningún fundamento real para asociar el género a las actividades de cuidado.

"Muchas mujeres tienen aún esta percepción equivocada del "tengo que hacerlo", "estoy encargada de" o que ni siquiera lo dicen, porque son tareas socialmente adjudicadas. Detenerse y pensar y empezar a delegar es un paso que se puede dar para achicar la brecha que genera la desigualdad". "Muchas mujeres tienen aún esta percepción equivocada del "tengo que hacerlo", "estoy encargada de" o que ni siquiera lo dicen, porque son tareas socialmente adjudicadas. Detenerse y pensar y empezar a delegar es un paso que se puede dar para achicar la brecha que genera la desigualdad".

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