El cometa interestelar 3I/ATLAS vuelve a ser visible desde la Tierra. Unas nuevas imágenes confirman su reaparición después de una veloz pasada por detrás del Sol. Los astrónomos ya tienen los ojos puestos en este viajero cósmico.
Un investigador del Observatorio Lowell en Arizona consiguió lo que se cree es la primera fotografía óptica del cometa después de su perihelio, el punto más cercano a nuestra estrella. La captura la hizo el pasado 31 de octubre con el potente Telescopio Discovery.
Un cometa visible para todos
Qicheng Zhang, el científico responsable, demostró más tarde que el cometa también se puede ver con equipos más modestos. De hecho, publicó en su blog personal una imagen que tomó con su propio telescopio pequeño. Según Zhang, los telescopios de aficionados ya deberían poder detectarlo.
El cometa 3I/Atlas, tras su paso por detrás del Sol.
"Todo lo que necesitas es un cielo despejado y un horizonte oriental muy bajo", explicó Zhang a Live Science. La gente no debe esperar una imagen espectacular, advierte, "es solo una mancha, pero será una mancha cada vez más visible en los próximos días". Esta es una gran noticia para los astrónomos aficionados.
Este visitante es apenas el tercer objeto interestelar que registramos en la historia. Viaja por nuestro sistema solar a velocidades que superan los 210.000 km/h. Su trayectoria, además, es llamativamente plana y recta en comparación con un asteroide común.
El cometa se nos perdió de vista por un tiempo mientras rodeaba al Sol. Su punto de máximo acercamiento, el perihelio, ocurrió el 29 de octubre. En ese momento, se ubicó a unos 210 millones de kilómetros de nuestra estrella.
Un período clave para la ciencia
El cometa es visible hasta con telescopios de baja potencia.
Los astrónomos entran en un momento muy importante para estudiar a 3I/ATLAS. Los cometas se calientan cuando se acercan a las estrellas, y esto provoca que el hielo de su superficie se convierta directamente en gas. Este proceso permite a los científicos aprender mucho sobre su composición.
El equipo de Zhang ya había publicado un estudio preliminar. En él sugerían que el cometa experimentó un rápido aumento de brillo antes de su máximo acercamiento al Sol. También notaron que era claramente más azul que nuestra estrella, un indicio de fuertes emisiones de gas.
Aunque algunos medios especularon con que podría ser una nave extraterrestre, la mayoría de los científicos están seguros de que este visitante interestelar es un cometa normal. Proviene de un sistema estelar desconocido dentro de la Vía Láctea. Incluso podría ser el más antiguo jamás observado.






