Mientras el cambio climático empuja temperaturas récord y olas de calor más frecuentes, la ciencia empieza a revelar que el calor no solo afecta el cuerpo, sino también la mente. Más allá del sudor y la fatiga física, altas temperaturas pueden influir en el estado de ánimo, el estrés y la capacidad de concentración.
Más que incomodidad: la ciencia detrás del calor y la mente
Las olas de calor ya no son eventos esporádicos: su frecuencia y duración han aumentado debido al cambio climático. Esto no solo eleva riesgos físicos como golpes de calor o deshidratación, sino que también está vinculado a efectos negativos sobre la salud mental.
Estudios sistemáticos encuentran que mayores temperaturas se asocian con un incremento de síntomas de ansiedad, depresión y deterioro cognitivo.
Investigaciones han observado que con cada aumento de 1 °C en las temperaturas ambientales hay un aumento en problemas de salud mental, incluyendo ansiedad y hospitalizaciones relacionadas con trastornos psiquiátricos. Además, otros trabajos sugieren que durante periodos de calor extremo, las puntuaciones de salud mental tienden a disminuir, reflejando una fatiga emocional que va más allá de la simple molestia física.
Cómo el calor altera el comportamiento y el estado de ánimo
Experiencias recientes en ciudades con temperaturas persistentemente altas muestran que la falta de sueño y el cansancio generalizado son respuestas comunes al calor extremo. Esto contribuye a irritabilidad, menor tolerancia al estrés y una sensación de agotamiento emocional que puede empeorar relaciones personales y desempeño laboral.
La literatura también indica que el calor puede agravar trastornos existentes, como ansiedad, depresión y otras condiciones psiquiátricas, representando un desafío adicional para la atención sanitaria pública.
Tomar acción para cuidar la salud
- Hidratación constante y evitar exposición prolongada al calor.
- Ambientes frescos, ventilación y descanso adecuado.
- Atención a señales de estrés persistente o cambios emocionales.
Reconocer que el calor tiene un efecto directo sobre la salud mental ayuda no solo a manejar mejor las altas temperaturas, sino también a prepararse ante escenarios futuros de clima cada vez más extremo.
Fuentes: PubMed, Scientific American y Science Direct.




