Milagros nació el miércoles a las 9.30 de la mañana y tendrá padrinos que se visten de azul. Su madre tiene 18 años. Milagros ya tiene un hermano. Como su madre, vivirá en una finca en Alto Chapanay, en el distrito de Tres Porteñas. Esos padrinos de azul, el inspector Emilio Moya y el auxiliar Fabio Ascurra, quieren hacerle la vida un poco más fácil. Atender algunas de sus carencias y ayudar a gestionar alguna asistencia que pueda mejorar su crianza. Los dos policías fueron parteros. Lo hicieron bien. Milagros y Micaela, su madre, están bien, sanas. Es un buen comienzo.
“Nos llamó el operador y nos desplazó a la finca Aguas Claras, en Alto Chapanay”, cuenta Emilio Moya, que lleva 15 años en la policía y que su experiencia de partero “es haber visto los nacimientos de mis cinco hijos”.
El operador del 911 tuvo la precaución de advertirles con que cuadro se encontrarían, “entonces agarramos unos guantes de látex, un cortaplumas e hilo”, dice Emilio.
El móvil 2799 llegó a la finca y allí fue recibido por la abuela de la beba. “Es una vivienda muy humilde. Son una familia de obreros rurales, nativos de la zona”, cuenta el policía.
Micaela ya había roto bolsa y estaba en pleno trabajo de parto, con contracciones muy seguidas.
“Lo primero que hicimos fue volver a activar el sistema de emergencias, pidiendo una ambulancia, y comenzamos a atender el parto”, dice.
Fue rápido. Apenas 15 minutos. Micaela pujó unas diez veces y Milagros nació sin problemas. “Cuando llegó la ambulancia ya habíamos cortado el cordón umbilical”.
Los cuatro, madre, hija y policías, no se han vuelto a ver aún. Para ese día los hombres de azul planean llevar algunas cosas para ellas. Pero también quieren aportar alguna gestión para intentar que la vida de ellas sea mejor. “Micaela tiene 18 años (nació el 20 de noviembre de 2000), ya tiene otro hijo y es madre soltera. Son familia de la zona, que siempre ha trabajado en la finca”, dice Emilio.
La historia de Milagros (su nombre es en honor a Emilio Moya y Fabio Ascurra), recién comienza. Ahora viene lo más complejo: vivir. Los hombres de azul dicen que estarán ahí, para despejarle el sendero.