Noe Roldán nos abre las puertas de su atelier para introducirnos en su inquieto y maravilloso universo creativo, dejándose indagar acerca de su giro profesional y personal que la llevó a ser hoy reconocida en la región como “la sombrerera” mendocina.
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Noe Roldán descubrió el mundo de los sombreros en plena pandemia y dice que la apasiona este oficio.
Axel Lloret /Diario UNO
-¿Cómo nace en vos el amor por el mundo botánico? Específicamente, por la ampelografía. ¿Qué te dan las variedades de la vid, o qué te inspiran, a diferencia de otras plantas?
-Mi vínculo con el mundo botánico nace de forma muy orgánica y cotidiana; en una necesidad de ilustrar y conectar con el mundo plástico y el hacer cosas con las manos. Lo primero que me puse a pintar y dibujar fueron plantas de mi cotidianidad, que tenían algún sentido para mí y que estaban relacionadas a las mujeres de mi familia. Me llamaban mucho la atención las nervaduras de las plantas, me enfoqué en eso. Trabajé muchos años con diseño de experiencias en bodegas, he estado muy en contacto con las vides, entre viñedos, observando las hojas y sus diferentes formas en los varietales. Así fue como me puse a estudiar la ampelografía, que es la ciencia que estudia las distintas formas de los varietales para identificar los distintos tipos de vides. Y entré en un universo maravilloso que quiero plasmar en mis lienzos, muros y en los objetos que intervengo, en los sombreros que diseño.
-¿Cómo lo relacionás con el arte, cómo surge esa fusión así como su influencia en los diseños de sombreros?
-Siempre me pareció muy interesante el cómo de una disciplina se pueden transpolar conceptos a otra, y eso lo utilicé en mi desarrollo profesional, en el marketing y la comunicación. Por eso todo es parte de un mismo camino. Vuelco eso al arte y al mundo del vino, con mis obras y murales, y también con la producción de mis sombreros que tiene que ver con descubrir este oficio. Toda mi actividad y mis obras están atravesadas por mi formación como diseñadora.
-¿Cuándo y por qué creaste Las Botánicas?
-Las Botánicas nace gracias a esta nueva búsqueda de desarrollo personal y profesional, en un momento de mucho disfrute al intervenir distintos objetos. En esto de mezclar arte con los productos. Uno de esos fue un sombrero que gustó muchísimo y empecé a tener pedidos en distintos lugares del país. Así fue, de forma espontánea, que me metí en el mundo de los sombrereros. Y así arrancó mi “sombreromanía”, hace unos tres años, y no paró más. Las Botánicas surge en plena pandemia, cuando presenté la marca en sociedad, en un networking de mujeres, vendí en una hora los 35 sombreros que había creado. Ese día me di cuenta que Las Botánicas había llegado para quedarse y que necesitaba el 100% de mi tiempo.
-¿Cómo describirías tu propio lenguaje a través de las flores?
-Sería un lenguaje humanizado, lo que interpreto a través de las flores lo relaciono con las personas, puntualmente con las mujeres que son referentes para mi vida. A través de las ilustraciones de las plantas me interesa que se refleje cierta dinámica, el movimiento que transmiten energía; todas las misceláneas que incorporo es en la parte que quiero destacar de la obra como esa cuestión tan poderosa que transmite el mundo secreto de las plantas.
-¿Cuántos años llevás dedicada al diseño y el arte?
-En el diseño llevo casi 20 años de mi vida profesional. Y el arte, si bien es algo de los últimos años, creo que siempre ha estado vinculado a mi vida.
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Nacida en una ciudad cordobesa, Noelia es diseñadora gráfica y dedicó muchos años al marketing y la comunicación corporativa.
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-¿Te sentís identificada con el título de “sombrerera”?
-Me siento más identificada con el rol de diseñadora, pero me encanta el título de sombrerera, me parece maravilloso ese mundo y explorar ese oficio. Tengo un alma muy inquieta que está en permanente búsqueda donde ir explorando distintos mundos. Hoy son los sombreros, pero se pueden ir incorporando distintos elementos, no siento que sean los sombreros algo único y permanente en mi búsqueda.
-¿Qué atributos te da ese objeto que no te dé otro para volcar allí tu creatividad?
-Es un accesorio que reúne distintos atributos, además de su función principal que es protegernos. El sombrero es un elemento de expresión personal, con gran espacio para eso, excede lo decorativo. Me interesa que sea una pieza que te ayude a ganar seguridad, que te sientas maravillosamente bien.
-En el diseño de sombreros hay reminiscencias históricas, ¿cuánto ha evolucionado esa prenda en el mundo de la moda y qué lugar ocupa hoy?
-El sombrero hoy está en un momento de revival, de renacimiento, y estamos redescubriéndolo. Creo que va ocupando un lugar cada vez más protagonista, por un lado, por necesidad debido al cambio climático, y por otro lado por lo que pasa siempre en la moda, eso de que todo vuelve.
-Detrás de tus diseños hay un rescate de las manualidades para crear piezas únicas. ¿Relacionás este proceso de trabajo al de la vitivinicultura en su esencia, a la labor de un viñatero, podría decirse?
-Trabajo en diseños a medida, por pedidos personalizados; y también tengo cápsulas según la intervención artística y su temática. Por ejemplo, la cápsula Andina está relacionada a la Cordillera de los Andes, otra está relacionada al mundo de las flores, o la cápsula Blend que se relaciona con el vino y la ampelografía que te contaba. A su vez, dentro de cada cápsula hay distintos modelos según la base y su material, y dentro de esos modelos hay una línea hecha 100% a mano, son sombreros de lana natural de oveja. En esos sombreros tengo Huinca, creación totalmente mía en honor a donde nací, que es una variación de la copa y el ala con distintas medidas y formas en las que la copa es más oval y el ala tiene un ancho de 8 a 10 centímetros y puede ser recta o curva. Los modelos se llaman según los lugares donde han surgido, están los Texanos, los Panamá que tienen esa reminiscencia a su lugar de origen. Y mi proceso de creación lo relaciono a la vitivinicultura en eso de ser un proceso proyectual para crear una intención, con un respeto a la materia.
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En su atelier tiene lugar para diseñar los sombreros y también para pintar. Ha expuesto sus obras de arte y también realiza murales.
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-¿Cuánto puede valer un sombrero y cuáles son los ámbitos más requeridos para usarlos?
-El valor de un sombrero de Las Botánicas depende del material y del diseño, pueden salir desde $50.000 hasta $70.000 más o menos. Y respecto a los ámbitos más requeridos, puntualmente en Mendoza, el mundo de las bodegas es el lugar por excelencia debido a una necesidad climática y porque el sombrero está muy asociado al vino. Otro ámbito hoy en boga son los sunsets y la movida de la música electrónica. Más allá de esto, en Mendoza tendríamos que usar sombrero casi de forma permanente, tendría que ser una provincia sumamente sombrerera para protegernos en todas las estaciones del año. Y creo también que los sombreros se usan mucho cuando uno está en modo vacaciones, quizás los usamos más afuera que en nuestro lugar de origen porque nos cuesta un poco más ya que el sombrero te brinda mucho protagonismo y eso a veces es algo complejo de llevar; en cambio como turista lo usamos más porque nos animamos y además estamos todo el día expuestos al sol.
-¿En lugares desérticos como Mendoza, el uso del sombrero es más habitual o la gente no toma conciencia?
-Hay mayor conciencia, sí. El uso del sombrero va en crecimiento justamente por la necesidad tan grande debido a lo fuerte que está el sol, avanza muy lento pero ahí vamos hacia la necesidad de hacer uso del sombrero en forma cotidiana.
-¿Podrías anunciarnos las tendencias de este verano 2024 en materia de sombreros?
-Se eligen materiales más livianos, por el tema del calor y las temperaturas extremas. Hay mucha búsqueda de colores que sean muy pregnantes, el naranja, el melocotón; me encanta la tendencia de la “Dopamine Dressing” que tiene que ver con esto de generar alegría y despertar la dopamina. Es una tendencia muy post pandemia. Igualmente, yo trato de no seguir tendencias sino de crear un estilo propio. Me interesa que el sombrero sea un objeto de mayor duración, por eso prefiero no atarlo a la moda para que no quede pronto obsoleto.
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Con su marca, Las Botánicas, Noe Roldán hace sombreros a pedido y también tiene "cápsulas" con diferentes modelos.
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-En cuanto a tu lado artístico, ¿qué te da el muralismo que no te dé la pintura, por ejemplo?
-El muralismo tiene esa cuestión del tamaño y de integrarse al ámbito, a un espacio determinado con los elementos que tendrá que convivir. Lo relaciono más con el diseño de interiores y con el sentido que ese mural tendrá en ese espacio y no en otro. He creado murales en casas particulares donde he transmitido ese sentido de pertenencia de esa familia en particular y en relación a la botánica. El mural pasa a ser parte del paisaje de un lugar, de una forma más permanente y no mutable como una pintura que puede rotar.
-¿Por qué se relaciona tanto, o tu arte se impregna quizás, con el enoturismo, la gastronomía y el vino?
-Mis producciones artísticas tienen que ver con los productos identitarios de la gastronomía de Mendoza, pinto en flor distintos productos que son propios de acá, como el durazno, el damasco, el ajo. Me gusta mostrar esa planta en el estadio en el que no la conocemos, o no la reconocemos, y que es cuando está en flor ese cultivo andino. Y lo de la ampelografía que está estrechamente vinculado al mundo del vino, es ahí donde todo se hermana.
-En un momento del país tan difícil desde lo económico, ¿cómo considerás el emprendedurismo y las oportunidades, los desafíos y riesgos que se toman al emprender algo propio? ¿Cuál es tu consejo para quienes deseen iniciar un emprendimiento?
-Es un momento sumamente complejo en el que no debemos caer en ingenuidades pero tampoco en pánico. Estar atentos en la evolución de ciertas cosas para ser precavidos en las decisiones que tomamos, estar en contacto con profesionales que puedan guiar el camino. Es un momento para no frenar, al contrario, para activar la creatividad desde todo punto de vista, en la gestión también. Mi consejo es invertir en autoconocimiento, saber cuáles son tus habilidades, tus aptitudes, desde dónde podés generar y cuáles serán tus puntos fuertes, para luego crear desde ese lugar. Hay que capacitarse muchísimo y de forma permanente, perfeccionándose y buscando nuevos caminos a lo largo de toda la vida. A mí me ayudó mucho buscar personas que me inspiren, que sean buenos couches, que den buenos consejos. Emprender en Argentina es un desafío, entonces es clave tener estos “guías espirituales” del emprendimiento.
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