Sucede que el descubrimiento en cuestión tiene como protagonista a SIK3-N783Y, una variante poco conocida del gen Sik3, que evidencia aspectos positivos sobre aquellas personas que están acostumbradas a dormir entre cuatro y seis horas cada noche.
Lejos de presentar fatiga o algún tipo de deterioro cognitivo, estas personas pueden realizar esas funciones a un ritmo más alto que los demás, como reza una de las conclusiones principales del descubrimiento.
Además de dormir menos, quienes poseen esta mutación suelen sentir malestar si sobrepasan su tiempo habitual de descanso. Es decir, dormir más de lo que su cuerpo requiere no les aporta beneficios, sino todo lo contrario.
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El descubrimiento en cuestión evidencia que no todas las personas tenemos el mismo reloj biológico. Al mismo tiempo, este gen puede en el futuro convertirse en un aliado contra el insomnio, la somnolencia y otros trastornos relacionados con el sueño.
La aplicación del gen en ratones
Para comprobar los efectos de este nuevo gen, los autores del descubrimiento decidieron aplicarlo en ratones, y los resultados fueron igual de concluyentes.
Los mismos confirmaron que los animales con esta variante dormían menos que el resto: alrededor de 31 minutos menos en condiciones normales y hasta 54 minutos menos tras someterse a privación de sueño mediante estimulación leve.
Los ratones, a pesar de que duermen cerca de 12 horas al día, experimentaron una reducción significativa del tiempo total de sueño. Aunque el descenso parece modesto en minutos, representa un ajuste considerable en su ciclo vital,