Guerra Rusia- Ucrania

María Cristiana, la misionera mendocina que ayuda a los refugiados a salir de Ucrania

Dos mujeres, un flagelo. María Cristiana, sanrafaelina, vive la guerra in situ, entregándose en cuerpo y alma a su deber: ayudar a los demás. Rosanna, su mamá, reza desde Mendoza para que vuelva la paz

María Cristiana Demianczuk tiene 44 años y vive hace 23 en Ucrania. Es mendocina, sanrafaelina, y misionera de las Servidoras del Señor y la Virgen de Matará. Su mamá Rosanna cuenta desde Mendoza y con muchísima resiliencia y orgullo, cómo su hija está en el foco de la tormenta ayudando a refugiados a alejarse de lo peor de la guerra.

María Cristiana llegó a Ucrania a los 21. Fue una de las monjitas que fundaron escuelas, hogares para niños, para madres solteras y discapacitados en Ivano-Frankivsk, un ciudad ubicada unos 600 kilómetros al oeste de Kiev (o Kyiv).

En la madrugada del 24 de febrero se despertaron con los bombardeos. Rusia invadía Ucrania y los primeros objetivos atacados eran los aeropuertos y bases militares. A menos de un kilómetro del convento en el que vive la mendocina misiles rusos alcanzaban el aeropuerto de Ivano-Frankivsk por lo que sintieron el peligro de cerca y tuvieron que salir con lo puesto.

Así, monjas y niñas que viven con ellas emprendieron viaje rumbo a la montaña en los autos que consiguieron. Se fueron a Zakarpattia, una aldea cerca de la frontera con Rumania, a donde desde el Este llegan miles de refugiados a los que ayudan a salir del país.

maria cristiana ucrania 1.jpg
María Cristiana junto a parte de su familia en una de las visitas que hizo a Mendoza

María Cristiana junto a parte de su familia en una de las visitas que hizo a Mendoza

La historia la cuenta Rosanna, su mamá, que desde Mendoza intenta comunicarse todos los días con su hija, consagrada en el Instituto del Verbo Encarnado.

"En la aldea reciben ayuda de los países fronterizos y voluntarios con ropa, comida y todo lo que se necesita para los refugiados: mujeres y niños que llegan con los hombres hasta la frontera", explica Rosanna. "Los hombres se quedan en Ucrania para cumplir con la Ley Marcial y las monjitas ayudan a salir del país a las mujeres y niños", dice.

"Se vive el día a día hoy porque no se sabe cuándo pueden terminar los ataques, qué puede pasar mañana o cuándo bombardean tu zona", es lo que le dice María Cristiana desde Ucrania.

"Estamos muy conmocionados. Vivimos tiempos difíciles y esta guerra es una muestra más de eso", reflexiona.

El día más aterrador, contado en primera persona

Días después de que sintió temblar su casa, María Cristiana habló con la AICA, de la Conferencia Episcopal Argentina.

"El día que empezó la guerra, estábamos despertando a las 8 niñas de nuestro pensionado y a dos niñas más que estaban de visita, para avisarles que los noticieros informaban que el conflicto había comenzado. Queríamos darles la noticia lo más suavemente posible, cuando el aeropuerto de Ivano-Frankivsk, a menos de un kilómetro de nuestra casa fue alcanzado por los misiles rusos", recuerda.

"Fue un momento bastante aterrador y además del ruido ensordecedor sentimos como si la casa se moviera, pero no sufrimos ningún daño material", contó la hermana que, junto a otras monjas y novicias decidieron dejar la ciudad.

"El apoyo del Papa Francisco se hace sentir", dijo la religiosa que además pidió a los fieles que acompañen con oraciones por la paz.

Temas relacionados: