La psicología del color revela que los colores tienen un impacto directo en las emociones y pueden llegar a reflejar características de la personalidad de una persona.
La psicología del color revela que los colores tienen un impacto directo en las emociones y pueden llegar a reflejar características de la personalidad de una persona.
En aquellos que experimentan tristeza o infelicidad, ciertos colores parecen destacar más, ya que representan su estado emocional. En este articulo te contamos cuáles son.
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De acuerdo con estudios, las personas que atraviesan momentos difíciles suelen gravitar hacia tres colores principales: tonalidades apagadas como el gris, el marrón terroso y el negro.
El primero de estos colores, el gris, está fuertemente relacionado con la falta de energía y vitalidad. En términos psicológicos, el gris evoca una sensación de monotonía y apatía. Aquellos que lo prefieren a menudo proyectan una actitud de resignación, lo que sugiere que han aceptado su situación emocional sin buscar cambios. El gris se percibe como un tono que refleja una vida estancada, donde la acción y el entusiasmo han quedado relegados, lo que contribuye a una sensación de tristeza.
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Por otro lado, el color marrón, aunque en algunos contextos pueda simbolizar estabilidad, también está vinculado a emociones más pesadas, como el agotamiento emocional. La psicología del color sugiere que las personas que frecuentemente eligen este color tienden a experimentar inseguridad o desesperanza. Este tono terroso, opaco y sin brillo, amplifica las emociones de tristeza, dado que carece de la viveza de otros colores más alegres.
El último de estos tonos, el negro, se asocia comúnmente con el duelo, la introspección y el deseo de evitar el foco de atención. Psicológicamente, las personas que lo usan con frecuencia tienden a querer ocultar sus sentimientos más profundos, protegiéndose de sus propias emociones y de las de los demás. El negro crea una especie de escudo emocional que impide el contacto con el exterior, reflejando una actitud de aislamiento.
Así, los tonos apagados como el gris, el marrón y el negro no solo son elecciones estéticas, sino también una ventana al mundo emocional de quienes los eligen, mostrando en muchos casos un estado de tristeza o infelicidad.