Las investigaciones científicas están revelando los múltiples beneficios de compartir la cama con un gato. Desde la reducción del riesgo cardiovascular hasta el fortalecimiento del sistema inmune, la compañía nocturna de un gato podría ser más beneficiosa de lo que pensamos.

Una terapia natural

No es casualidad que el ronroneo de los gatos nos resulte tan relajante. Los científicos han descubierto que estas vibraciones, que oscilan entre 25 y 150 HZ, son similares a las frecuencias utilizadas en terapias de vibración para humanos. Este sonido natural tiene efectos terapéuticos comprobados, reduce los niveles de estrés, disminuye la ansiedad y ayuda a conciliar el sueño. Como una máquina de relajación viviente, el ronroneo de un gato puede convertirse en el mejor aliado para aquellos que buscan un descanso más profundo y reparador.

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Los beneficios de dormir con un gato pueden ser emocionales.

Los beneficios de dormir con un gato pueden ser emocionales.

La ciencia también ha encontrado vínculos sorprendentes entre la compañía de gatos y la salud cardiovascular. Un extenso estudio realizado por la Universidad de Minnesota con casi 4,500 adultos reveló que los dueños de gatos tienen un 40% menos de probabilidades de sufrir un ataque cardíaco fatal. Los investigadores atribuyen este beneficio a la capacidad de los gatos para reducir la presión arterial de sus dueños, especialmente durante los momentos de intimidad compartida como el sueño.

Beneficios para el cuerpo y la mente

La decisión de un gato de dormir con su humano no es casual. Conocidos por su naturaleza independiente y selectiva, los felinos eligen cuidadosamente en quién confiar. Cuando un gato decide compartir tu espacio más íntimo, está estableciendo un vínculo profundo que va más allá del simple compañerismo. Esta conexión especial tiene beneficios tangibles para la salud mental: ayuda a combatir la depresión, reduce los síntomas de ansiedad y mejora el estado de ánimo general.

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Algunos profesionales veterinarios y etólogos tienen opiniones divididas sobre esta práctica.

Algunos profesionales veterinarios y etólogos tienen opiniones divididas sobre esta práctica.

Los beneficios de esta convivencia al dormir se extienden también al sistema inmunológico. La exposición regular a un gato puede fortalecer las defensas naturales del cuerpo y, sorprendentemente, reducir la probabilidad de desarrollar alergias. Este fenómeno se ha observado especialmente en niños que crecen en hogares con mascotas.

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